LIII

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Las semanas siguientes habían sido una tortura para los seis chicos; después de clases o hacer sus deberes, iban a la sala de menesteres, a intentar arreglar el dichoso armario que solo funcionaba cuando quería y a veces con ciertas personas.

Aquel lugar se había vuelto suyo, incluso lo habían arreglado para tenerlo un poco cómodo; algunos sillones, libros, mesas donde hacían sus deberes, porque los fines de semanas no salían de ahí.

Verlos de nuevo juntos, fue algo que hizo hablar por todo Hogwarts, más por la pelea de ____________, Draco y Regulus.

—¿Te amenazo para que volvieran hacer amigos? —le preguntó Harry a su amiga; había ido a dejar algunos libros.

—Solo hablamos y arreglamos las cosas —respondió como si nada y puso el último libro en su lugar—. Pero no creo que me vinieras a preguntar exactamente por mi relación de amistad con Draco —lo miró.

—Thea, sabes lo que pienso —empezó hablar rápido—. No es de fiar. ¿Qué tal si te hace algo?

—No lo hará —le aseguro—. Confío plenamente en Draco. Con mi vida.

—Eso no parecía cuando te grito en aquel pasillo que eras desechable —exclamó molesto. Lo cual fue un error, porque en la mirada de su amiga, se veía enojo y decepción—. Thea, yo...

—No te vuelvas a meter con mi amigos, Potter —hablo seria, haciendo que Harry se quedara helado por la forma de hablarle—. Deja de obsesionarte con las cosas y vive tu vida. No te metas en la de mis amigos o en la mía.

La castaña iba a dar media vuelta e irse, pero Harry la tomó del brazo y la acorraló entre él y el estante de libros.

—Tienes que escucharme, Thea...

—Y tú debes de soltarla antes de que use mi varita, Potter.

Regulus había llegado con ellos; había acompañado a su novia a dejar los libros, se preocupó cuando ____________ no regresaba, pues iban a ir por comida y regresar a la Sala de Menesteres.

—No te metas, Black —dijo Harry mientras la soltaba—. Tú debes de ser igual de peligroso como tu primo —lo miró mal—. Yo no me fiaría de ninguno de usted dos.

—No te lo estamos pidiendo —le sonrió de forma sarcástica—. Pero si te voy a advertir algo —dio un paso para quedar más cerca de él—. Vuelves a querer hacerle algo a ____________, y no tendré compasión con el que dicen ser el elegido.

—Regulus... —murmuró la chica nerviosa.

—Yo no le haría nada a Thea —lo miró ofendido—. Me preocupa con que clase de personas se mete —y la miró—. Debes de escoger bien a tus amistades o... a tu novio.

Se alejó de ahí molesto, mientras Regulus resoplaba pero miraba a su novia, en busca de alguna herida.

—Estoy bien —le aseguro—. No tenias que hacerlo.

—Yo sé que eres capas de defenderte y que no necesitas a nadie, incluso podrías derrotarme a mí —aquello la hizo sonreír un poco—. Pero si yo puedo ayudarte, lo haré.

Cuando llego marzo, aquel armario evanescente empezaba a tener mejorías; los seis ya podían enviar cosas, aunque regresaban un poco defectuosas, era algo por arreglar.

La mañana del 1 de marzo, ____________ había decidido que los vería en la tarde en la sala de menesteres, pues iría a dejarle su regalo de cumpleaños a Ron. Regulus la esperaba, no quería que se volviera a entrar a solas con Harry y volviera a intentar que le ayudara en su espionaje para saber que tramaba Draco.

—¿Seguro que sigue ahí adentro? —preguntó la chica a su novio mientras caminaba a la Sala Común de Gryffindor.

—Estaba abriendo sus regalos cuando venía por ti —respondió Regulus—. ¿Por qué solo no se lo mandaste por lechuza? —preguntó curioso.

Tomorrow - Regulus BlackWhere stories live. Discover now