LXXII

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Regulus, _________ y Cole habían ido a la tienda de varitas de Gregorovitch; Regulus se mantenía en todo momento alerta a como el rubio miraba a la chica, pues Stanley le había contado lo que hace unos días le había hecho Cole y con toda su colera en su cuerpo, no hizo nada, porque Bellatrix parecía vigilarlo más que nuca.

La castaña fue la primera en entrar a la tienda, haciendo sonar la campanita que había arriba de la puerta, seguida de ella entró Regulus y Cole.

—¿En que puedo ayudarlos? —habló un viejo mago con el cabello y la poblada barbaba de color blanca.

Su respuesta fue que Cole alzará su manga izquierda y le enseñará la marca tenebrosa; Gregorovitch los miró con terror un segundos, tomando su varita para atacarlos, pero Regulus hizo un movimiento rápido con su varita y lo desarmo, para después hacer que este estuviera frente a ellos, hincado y como si tuviera una cuerda invisible que atacaba sus manos atrás de su espalda.

—Hemos venido por algo —empezó a decir la chica de forma seria—. Algo que el Señor Oscuro necesita.

—¿Que... podría tener? —dijo asustado el anciano.

—No te has idiota —habló Cole—. La varita y no esta —tomo la varita de Gregorovitch del suelo—. ¿Dónde está? —preguntó mientras rompía la varita frente a sus ojos.

—No sé... no sé de que hablas.

Cole le apuntó con su varita, lanzándole la maldición cruciatus un par de veces; en el local solo se oían los gritos, mientras los magos y brujas que caminaban por la callen se alejaban lo más pronto posible.

—Ya déjalo o no tendremos alguna información —lo detuvo Regulus.

De mala gana, Cole lo dejo, mientras el hombre lloraba en el suelo.

Legeremens —dijo Regulus apuntando con su varita a Gregorovitch.

«Un muchacho corría por un oscuro pasillo detrás del robusto y bajito Gregorovitch, que sostenía en alto un farol. El hombre irrumpió en una habitación al final del pasillo e iluminó lo que parecía un taller. Había virutas de madera y oro que brillaron en el oscilante charco de luz, mientras que un joven rubio estaba encaramado en el alféizar de la ventana. En el brevísimo instante en que el farol lo iluminó, vio su rostro; entonces el joven lanzó un hechizo aturdidor con su varita y saltó ágilmente hacia atrás, fuera de la ventana, al mismo tiempo que soltaba una carcajada.»

—¿Quién era el ladrón, Gregorovitch? —preguntó Regulus de forma calmada.

—¡No lo sé, nunca lo supe, era un muchacho...

—En realidad preguntaba por educación —respondió con una pequeña sonrisa.

—¿Sabes quién es? —le preguntó la chica.

Regulus asintió con la cabeza, pero no le diría estando Cole ahí, pues sabía que el fingiría quien fue quien obtuvo la información y eso no lo iba a permitir.

—Creo que ya no nos sirve —habló el rubio apuntando con su varita al anciano mago.

—No... por favor... POR FAVOR!

Pero a Cole no le importo y le lanzo la maldición asesina. El silencio invadió el local por unos segundos, hasta que Cole miró a Regulus.

—¿Y quién tiene la varita? —le preguntó de mala gana.

—Esa información, solo es para el Señor Tenebroso —respondió con satisfacción al ver la frustración del chico.

Cole lo miró mal, siendo el primero en salir de la tienda.

Tomorrow - Regulus BlackWhere stories live. Discover now