DxD: Delinquent Dragon

Capítulo 30 : Viejos rencores

El grupo Gremory estaba rodeado por una gran horda de miembros de la facción del Viejo Satán, aquellos insatisfechos con el estado actual de los demonios; es decir, eran idiotas que apostaban en la guerra y no podían dejar atrás el pasado.

"¡Voy a destrozar esa serpiente!" Keiji maldijo.

"¡Gungnir!" gritó una voz.

Una divina ola azul explotó cuando una gran parte del grupo fue aniquilada. "Parece que este viejo finalmente podrá hacer algo de ejercicio. Estoy seguro de que ustedes, demonios, no podrán resistirse a intentar eliminarme. Eso los hará famosos", dijo Odín, con Sirzechs y Azazel allí al lado. su lado.

"Bueno, bueno, bueno. Parece que hice bien en ser cauteloso con él en su Rating Game. Bueno, este Rating Game parece ser la oportunidad perfecta, y él mordió el anzuelo", habló Azazel.

Rossweisse luego se volvió hacia Odin. "¡Espera! Entonces, Lord Odin, ¿eso significa que fingiste dejarme atrás para organizar esto?" preguntó esperanzada.

La deidad nórdica suspiró. "A decir verdad, olvidé contarte sobre el plan secreto", dijo, haciendo que Rossweisse pusiera mala cara.

"¡Ah! ¡Eres tan malo a veces, Lord Odin! ¡Ahora estoy muy contento de haber elegido reencarnar!" Rossweisse habló, sonriendo a los otros "miembros de la familia".

Odín se rió. "¡Bueno, ciertamente has crecido! ¡Bien hecho, Rossweisse!"

Llamas negras y agua brotaron de un extremo, mientras que llamas anaranjadas carbonizaron a los demonios que se acercaban a ellos. Ingrese la nobleza de Sitri y Keiji.

"Por muy fuerte que seas, todos estos enemigos te harán perder el tiempo", habló Sona, agitando sus gafas.

Yubelluna levantó su bastón, haciendo explotar un grupo de una sola vez. "Además, hay otras personas que tal vez no estén preparadas para la batalla. ¡Proteger también es un deber!"

Keiji se volvió hacia el ángel caído gobernador, gruñendo por lo indiferente que era el hombre. "¡La próxima vez que tengas un plan maestro, dínoslo! ¡Tu plan hizo que secuestraran a Asia!"

Azazel suspiró. "Bueno, supongo que debería disculparme por eso. No es mucho, chico, pero déjanos los gruñidos a nosotros. Aunque matar a un heredero diablo ciertamente hará las cosas interesantes", dijo Azazel, mirando a los dos Súper Diablos.

Sirzechs negó con la cabeza. "Es un traidor, así que la muerte es justa. Tenemos pruebas de su alianza con la Brigada del Caos. ¿Ajuka?"

El demonio Belcebú miró a su amigo. "Estoy de acuerdo. Puede que sea mi hermano, pero es un traidor. ¡No haré excepciones por la paz que está siendo amenazada, no importa el diablo!"

Con la Nobleza Gremory todos unidos y más fuertes, aceleraron hacia el templo oscuro. Keiji está impulsando al grupo para ayudarlos aparentemente a desaparecer y aparecer en el templo. La nobleza de Diodora estaba allí para defenderlo, pero fueron hechos a un lado como los gruñidos que eran. Keiji ni siquiera se molestó en contenerse, definitivamente se rompió algunos huesos o incluso algo peor. A pesar de su ira, el dragón no pudo evitar notar el vacío que plagaba sus ojos, como orbes hundidos en las profundidades de la desesperación.

Al llegar al lugar principal, Keiji gimió al ver a Diodora luciendo tan alta y poderosa en su trono dorado, con un interior de rubí. Encima de él estaba Asia, que estaba atrapada en algún extraño anticonceptivo. Sus brazos y piernas atados por ramas de cristal. Una mirada angustiada en su rostro.

"¡Amo a las monjas! Me produce una gran alegría cuando sus ojos se hunden en las profundidades de la desesperación, ¡y luego me deleito con eso!" Explicó Diodora, provocando aún más su ira, aunque su arrogancia lo dejó ciego de lo jodido que estaba.