DxD: Delinquent Dragon

Capítulo 40: Reparar y relajarse

Fuera de Agares y de regreso en Japón, el grupo organizó un gran banquete en el que se repartieron los aspectos más destacados del juego y se sirvió toda la comida. Completamente curados, los principales participantes ciertamente no mostraron vergüenza al atiborrarse.

"Tengo que decir que realmente hiciste un espectáculo, especialmente esa subespecie Balance Breaker, Asia. Negar daños como ese debería estar reservado para un Longinus", habló Azazel.

Asia se sonrojó. "G-gracias. Mi Afecto Santo del Crepúsculo todavía no es perfecto, y no soy muy bueno cuando se trata de atacar.

"Por cierto, Asia, ¿por qué la armadura de tu subespecie Balance Breaker se parece a Fafnir?" Preguntó Irina, Xenovia asintió porque tenía la misma pregunta en mente, pero tiras de tocino colgaban de su boca y ambas manos sostenían muslos de pollo.

Azazel se llevó una mano a la barbilla. "Supongo que el contrato con su Rey Dragón le ha permitido a su Sacred Gear evolucionar e incorporar el poder del dragón", dijo, sólo para quedarse congelado ante sus propias palabras. "Espera, es porque lo convertí en un Sacred Gear artificial antes, ¿verdad? ¡Esto podría afectar la creación de otros en el futuro! Y si puede afectar el seguimiento de Sacred Gears..."

Atrapados en su propio paisaje inventivo, los demás le permitieron encarcelarse en sus divagaciones mientras todos estaban atrapados en su propio disfrute.

Keiji descansó en el sofá mientras Rias, Akeno, Gasper, Rossweisse y Yuuto estaban cerca. "Probablemente soy un disco rayado en este momento, pero bien hecho, Keiji. ¡Esa pelea final y tu nueva armadura fueron impresionantes!" Rias habló con orgullo.

"Es lo mismo con mi Illegal Move Triaina. Un poder increíble pero es agotador, así que todavía tengo trabajo por hacer", comentó Keiji, sellando sus dedos fuertemente ante el potencial.

Una cola se asomó contra su costado, haciéndolo mirar al dúo sonriente de madre e hija. "¿Qué tal si intentamos agregar algo de Senjutsu a eso?" Sugirió Fujimai.

"Necesitaríamos tener algún entrenamiento privado", habló sensualmente Kuroka, lamiendo su mejilla.

Shuri lo atrajo hacia atrás con una sonrisa que recordaba a la de su hija. "Por muy lindo que sea, creo que el niño debería descansar. Es un muy trabajador y ha luchado con uñas y dientes por su grupo. Por supuesto, estoy disponible".

"Podría intentar usar mi Sacred Gear para ayudarlo", señaló Ingvild. "¡Tengo que ser lo mejor que pueda como mujer Leviatán!" comentó, haciendo que Keiji se riera ante la influencia de Katerea.

Sobre la cara de Keiji había un pollo yakitori, con dos manos, ambas pertenecientes a Ravel y Yubelluna. "Come para recuperar tu energía", le dijo Ravel. "Te dará energía".

Yubelluna sonrió. "Qué travieso, Ravel. ¿Quieres intentarlo ya?"

"No, quiero decir, sí. Bueno, debería mejorar, pero no me importaría darle un turno cuando esté listo", admitió Ravel.

Keiji sonrió. "Gracias", dijo, abriendo la boca y las chicas le dieron de comer.

Rossweisse suspiró felizmente mientras le daba un mordisco a su budín de pan con crema y cerezas, y luego miró a Keiji. "¡Bien hecho por tu victoria! ¡Fue una batalla increíble! ¡Estoy seguro de que los de Valhalla habrían temblado ante eso!" Rossweisse gritó con entusiasmo, sólo para parpadear confundido. "¿Qué? ¿Me emocioné demasiado?"

Gasper señaló su mejilla. "Creo que tienes un poco de crema en un lado de la cara, Rossweisse", señaló, haciéndola sonrojar de vergüenza y apresurándose a limpiarla antes de taparse la cara con la esperanza de que simplemente ignoraran ese momento.