DxD: Delinquent Dragon

Capítulo 49: Finalmente, Terminado

La mayoría de los humanos no sabrían que una guerra sobrenatural masiva estalló en todo el país para detener el deseo de un monstruo loco de causar destrucción. La escala de todas las diferentes razas que participaron para detener esto fue grande, pero fue un evento milagroso que no se cobró tantas vidas como cabría esperar por la extensión y los eventos provocados en la guerra. La mayoría de las preocupaciones que surgieron fue reparar el daño en zonas donde tuvieron lugar intensas batallas, hipnotizar a las personas que podrían haber estado expuestas a la verdad y tener que inventar razones de lo que algunos de los humanos presenciaron; el ataque de "joder todo lo que no es el Gran Rojo".

Habiendo hablado antes con algunos de los dioses griegos, Lucoa fue a ellos para discutir sobre las muertes de Erebus y Tartarus; Nyx ciertamente se sintió aliviada de no haber salido para enfrentar a los dos Súper Diablos más fuertes y restantes. Los dioses persas eran demasiado menores, por lo que a nadie realmente le importaba ni tenía a quién acudir con respecto a la muerte de Angra Mainyu.

Dado que China fue sede de una de las batallas más intensas, Sun Wukong y Yu-Long intervinieron, explicaron y arreglaron la situación en cuestión. Gracias a Yasaka y a los muchos youkais de Kioto, pudieron encontrar muchos usuarios de Yojutsu para ayudar a recuperar algunas de las montañas.

Misla casi lloró al ver a su precioso bebé todo magullado y ensangrentado, pero no pudo evitar no controlar su sonrisa desgarradora después de escuchar, de boca de su sobrina, que Sairaorg fue quien derrotó al legendario dragón malvado Crom Cruach. El cadáver del dragón está siendo examinado y comprobado en busca de maldiciones. Cuando se les preguntó qué hacer con el cadáver, se lo dieron a Vali para que lo dividiera en la nada.

Serafall felicitó apropiadamente a su hermana por trabajar tan duro, ante lo cual Sona no pudo evitar sonreír, solo para arrepentirse y recordar que estaba lidiando con el burbujeante Leviatán Satán, lo que llevó a Sona a avergonzarse del primero, con sus ruegos y cantos por un momento divertido para celebrar juntos.

Afortunadamente, el resto de su Nobleza estaba allí para salvarla de la humillación mientras Ophis observaba la escena mientras lamía una bola triple de helado de cereza, chocolate, vainilla, menta y fresa (proporcionado por los tres ángeles caídos); un regalo increíblemente equilibrado posible gracias al poder del Dios Dragón Infinito.

Ingvild y Elma fueron abrazadas por Katerea, la descendiente de Leviatán impresionada con sus habilidades en el agua y probablemente susurrando algo privado entre ellas, algo que definitivamente hizo que las cejas de Invgild y Elma se enarcaran ante el pensamiento.

Gracias a su fisiología naturalmente superior, los dragones se recuperaron más rápido y algunos de ellos estaban ayudando con los heridos. Tohru inicialmente se negó, pero Azazel la sobornó con una recompensa que ella amaba demasiado, encantando instantáneamente a la doncella dragón para que se convirtiera en una ayuda para todos.

Mientras descansaba, Asia pronto vino a ayudar en la curación. Para lesiones graves, como las que enfrentaron los cuadros y arcángeles de Crom Cruach, los del clan Phenex estaban usando sus Lágrimas de Fénix para ayudar en una necesidad tan urgente de ayuda.

En definitiva, a pesar de que la guerra había terminado, aún quedaba mucho por hacer antes de que todos pudieran descansar para siempre.

Habían pasado muchos días y llegó el momento de la participación y las recompensas de los llamados héroes de la guerra. Si bien se reconocieron las acciones de todos, era innegable que hubo actores clave involucrados que realmente hicieron avanzar aún más la causa de la victoria; por lo tanto, era natural que fueran premiados, aclamados y reconocidos por sus esfuerzos.

Azazel empezó a decirles a los jóvenes en qué se habían metido por sus esfuerzos. Sorprendentemente, todos estaban escuchando al ángel caído de doce alas. Keiji estaba exhausto como el infierno, sus ojos entrecerrados débilmente y su forma encorvada. Vali apoyada en el costado de la pared. Sairaorg pellizcó su mano derecha para comprobar cómo estaba.