TRAICIONERO

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Cuidado con el mar, cuidado con quien lo domina, cuidado con sus ojos.

Miente el mar, miente él.

Cuidado guerrera, que no dudará en usar tu propia espada para derramar tu sangre.

— ¡Agni! —gritó Enzo cuando ella cayó en los ojos esmeraldas del Dios, él esbozó una sonrisa de gato tras su presa y la joven se sintió culpable. ¿Por qué se dejó vencer tan rápido? Había estudiado por años las causas, sabía cómo el Dios podía engañarla ¡Como es que cayó!

Erein tomó con cuidado el corazón que palpitaba con más fuerza en sus manos, jadeó por el poder que lo envolvía, apretó los labios y con cuidado lo elevó convirtiéndolo en una esfera que iluminó aquel lugar, todos admiraron la esfera, la vieron moverse y segundos después, como el Dios la jalaba y se introducía la esfera en su pecho, empujándolo hacia atrás, pero no cayó, y mucho menos soltó a Agni.

Cerró los ojos y los recuerdos de golpe lo envolvieron, las emociones, y también la culpa. El precio por despertar era demasiado alto, no estaba seguro si estaba preparado para pagarlo.

— ¡Erein! —la voz de su hermana hizo eco en su cabeza, cerró los ojos y confundido. La rubia con ojos chispeantes subió al barco donde él pasaba la mayoría del tiempo, desde ahí podía mantener la calma.

Calma, ¿Qué calma?

—Solda, ¿Qué haces lejos del bosque? —Erein tiró de ella dejando un beso en su frente, la abrazó con fuerza, ¿hace cuánto no lo hacía? Tal vez desde que había comenzado una guerra entre hermanos y donde Solda, coherente había elegido la paz con Elan ¡La paz! Esa palabra había sido destruida, pisoteada por ellos. Ya no existía la paz que ellos mismo les entregaron a los mortales.

—Debes hablar con Elan, él te escuchará y te perdonará. Vamos hermano, vamos.

Él se estuvo con firmeza mientras su hermana trataba de tirar de él en vano, porque no se movió ni un solo segundo. Solda con desesperación caminó hacia él con lágrimas en los ojos, la Diosa del bosque soltó en llanto y cuando Erein quiso consolarla, no se lo permitió.

La Diosa del bosque pasó sus manos por los ojos esmeraldas del Dios del mar y luego por su cabello negro que caía en su frente. De los hermanos varones, siempre había tenido claro que la belleza de él era la que más resaltaba, mucho más.

Elan tenía unos rasgos marcados, feroces que también lo hacía atractivo, al igual que Liev con ojos rasgados, piel blanca y compleción delgada. Todos eran diferentes, pero hijos de los mismos padres, todos fueron criados con el mismo amor, entonces ¿por qué algunos parecían tener odio en su corazón?

—Lo lamento preciosa, pero en esto no puedo seguirte.

— ¿Por qué?

—Porque Maua tiene razón.

— ¡Maua! ¿Te escuchas, Erein? Todos hemos sido Dioses justos, nunca hemos seguido a un líder, todos hemos tenido voz y voto.

— ¡Solda! ¿Y que era Elan? ¿No era quien decía que hacer, quien nos mantenía a límite?

—Elan es el mayor y padre le pidió que nos cuidara.

— ¡Por el mar que domino! —exclamó fuera de sí, viendo lo ciega que estaba su hermana, ¿o era el ciego el Dios del mar?

EL MAR TE ESCUCHA (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora