CRISTAL

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— ¿Qué sucede? Has estado bastante ausente estos días.

Erein parpadeó varias veces hasta que pudo concentrarse en la silueta que estaba en la puerta de su habitación, Makato avanzó con cautela, queriendo saber que le pasaba al rey del mar.

—Estuve en el infierno, Makato —le comentó en voz baja, un susurró. Se reacomodó en el sillón, se había sentido tan solo en el barco que había venido directo al reino, ahí donde habían risas, donde todo parecía estar tranquilo—. Todo ahí es diferente.

—Diferente —saboreó la palabra y Erein lo miró—. ¿Cómo?

—Liev ha tenido hijos, cientos de ellos —Makato soltó una exclamación y se acercó aún más. Era moreno y de cabello dorado, un tridente de acero era sostenido con fuerza, como si estuviera a la defensiva de cualquier ataque—. Cuando los minotauros pelearon con nosotros, me causó curiosidad los ojos rasgados, pero me dijo que fueron criaturas que nacieron de un error. Le creí.

— ¿Cuál fue su procedencia?

—Macabra —contestó—. ¿Conoces la historia de Helena y el guerrero?

Makato asintió repetidas veces y Erein le señaló el sillón para que su querido amigo tomara asiento.

>>Helena estaba profundamente enamorada de aquel guerrero, vivieron una historia digna de ser contada y hasta estos momentos se cuenta. Ella lo amó tanto como la luna al sol y él dio su vida por ella cada instante, cada respiro. Estaban comprometidos para casarse en primavera, ella amaba esa temporada e incluso las ninfas de Solda se acercaban lo suficiente para admirarla y verla cuidar de la fauna que había alrededor, ¿no crees que era un cuento de hadas?

—Así es.

—Estaba todo listo, pero en esa temporada el guerrero volvió a revelarse con los dioses, llamándonos criaturas extrañas y crueles, en parte tenía mucha razón —siseó bajó, con amargura—. Luchó con los Brais e incluso con Elan y conmigo, ante eso llevamos ambos marcas en los hombros por su culpa. Se ganó nuestro respeto y con el tiempo fuimos nosotros quienes lo protegimos en secreto para que nada le sucediera.

— ¿Por eso cuando iba en barco, el mar era calmado? Siempre fuiste celoso, pero cuando ese guerrero pasaba, era como si la calma existiera en ese punto —dijo vacilante.

—Sí, porque lo quería vivo y de lejos verlo siendo feliz con la mujer que había elegido —explicó mirándolo fijamente—. Siempre quise comprender como el mortal puede amar y él me dijo una vez cuando estaba en su barco, llevaba su armadura obsequiada por uno de los dioses menores, orgulloso y dijo: El amor es complicado, mi dios, a veces te da paz y otra vez te da guerra. Puedes recorrer el cielo y otras veces el infierno.

— ¿Qué significaba eso?

—Significa que estar enamorado te hacía sentir como si estuvieras en el paraíso, en la calma y otras veces en el infierno, sufriendo y llorando. En ese momento no lo entendí.

— ¿Y por qué ahora sí, Erein? —Makato volvió a preguntar y Erein se quedó en silencio.

—No lo sé. —finalizó con desdén, después de largos segundos continuó—. Todo iba perfecto, ¿sabes? Hasta que un día ella enfermó, gravedad y nada podía curarla, incluso Solda fue a verla, trató de que sus plantas la ayudaran, pero padecía algo inexplicable. Su corazón estaba enfermo y nadie entendía la razón.

>>Luego, tiempo después ella murió y fue directo al infierno, Liev aseguró que ella estaría en el paraíso y todos creímos eso. Fuimos ingenuos, ¿No lo crees?

EL MAR TE ESCUCHA (I)Where stories live. Discover now