DEBIL

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Para un martes a las ocho de la mañana Agni ya estaba en el museo, sus hermanos se habían molestado porque ella había decidido salir antes del hospital, pero poco le importaba, quería seguir haciendo su rutina y más que todo; estudiar a ese Dios que había traicionado sus emociones.

¡Ella no era débil!

Claro que no, pero desde aquel encuentro se sentía así, débil y frágil, incluso para su familia que la perseguía cuidándola, cuando ella era una mujer fuerte, que manejaba la espada mejor que todos los hombres de su familia, que podía vencerlos y retener al Dios. Entonces, ¿Qué pasó allá abajo?

Tomó el café y fue directo a su oficina, aun las visitas guiadas empezaban en una hora, tenía el tiempo de disfrutar de un café cargado y revisar unas notas extras, mejor dicho, todo lo que había estudiado desde que era joven; sobre el Dios.

Entró a la oficina, dejó el café en la mesa y abrió las ventanas dejando que se ventilara y agradeció el bonito día que era hoy. Caminó hacia la enorme biblioteca con buenos títulos, pero fue al sector de Dioses, y la línea general de Erein. Tomó el libro más grande, más viajo y el que había traducido. Fue hacia su escritorio y lo abrió, releyó, una y otra vez.

"El Dios que daba esperanza, que quería que su mundo fuera conocido, Erein que nunca eligió un bando"

¿Entonces por qué peleó contra el Dios Elan? Se decía que se querían, pero la unión más profunda la tenían tres hermanos, Erein, Solda y Liev. El infierno era cálido según lo que se decía, pero también peligroso, fue su reino que se abrió y causo que la tierra ardiera, ¿Cómo alguien tan pacifico como Liev causó tantas muertas?

— ¿Qué haces aquí? —La voz de Enzo la hizo sobresaltar, la joven cerró el libro y miró a su hermano que la veía con seriedad—. Deberías estar descansando.

—No voy a quedarme en una habitación de hospital, no lo haré. Sabes que nosotros necesitamos mantenernos activos —la joven dio un último sorbo al café y luego tiró el envase a la basura—. Tengo las visitas guiadas, ¿almorzamos juntos?

La muchacha guardó el libro pero eso no hizo que su hermano no lograra ver el título, lo cual lo puso más tenso. Ella se acercó dejando un beso en su mejilla y regalándole una sonrisa que lo compraba, Enzo suspiró besando su frente, con un miedo instalado en el pecho, tenía miedo, vaya que sí. Era su hermana, su otra mitad, y siempre había querido protegerla, su madre se lo pidió.

—Te veré en el restaurante de siempre.

—Cuídate. —la joven puso su celular en silencio y lo guardó en sus pantalones, arregló la camisa blanca y avanzó, tomó el ascensor, en segundos ya estaba en el segundo piso y se sorprendió por la cantidad de gente que había ahí. Más de lo normal. Todos llevaban su gorro, cámara y folletos donde decía que el martes sería para mostrar y contar sobre el Dios Erein. Sí, los siguientes días serían de diferentes dioses y el último de todos, así más turistas llegarían animados por conocer las historias que se ocultaban en esa isla traicionera.

—Buenos días, soy Agni Brais, y hoy me encargaré de darles una visita guiada sobre el Dios del mar, Erin. —esbozó una sonrisa al ver a los demás sonreír emocionados, rápidamente empezaron a levantar sus teléfonos y cámaras cuando ella fue hacia una de las principales estatuas—. Erein es uno de los cinco años, según nuestros estudios, su hermana melliza vendría a ser la Diosa del bosque; Solda.

Erein, de pie entre la multitud esbozó una sonrisa. ¿Cuántos días llevaba en tierra? Desde que había despertado y solo en ocasiones iba hacía su reino, pero Makato estaba haciendo un excelente trabajo, así que por ahora no necesitaba preocuparse.

EL MAR TE ESCUCHA (I)Where stories live. Discover now