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Cualquier persona que me viese ahora pensaría que me he pasado toda la vida entrenando para ser una gran peleadora, pero la realidad es que me la pasé hasta casi entrada a mi juventud, por así decirlo, «dentro de un un armario» aunque no del todo, a decir verdad ni siquiera pertenecía al planeta en el que ahora estoy viviendo, pertenezco a una raza extinta llamada Saiyajin, quienes también eran igual que yo fueron asesinados a manos de un tal Freezer, quien tenía el poder de la mayor parte de los planetas al rededor «el gran emperador Freezer» o algo así le llamaban.
¿Cómo logré salvarme?...Mis abuelos y algunos otros guerreros le hicieron caso a un guerrero que advirtió acerca de la traición del emperador hacía los saiyajin y lograron salir a bordo de una nave, se refugiaron en un pequeño planeta deshabitado, pero los recursos comenzaban a agotarse rápidamente. Mis padres también nacieron en esa pequeña colonia de saiyajins, y yo nací en la nave en la cual se dirigían hacia otro planeta. Cuando tenía 5 años el ejército de Freezer hizo algo que ni el mismo Kamisama habría esperado, explotar la nave cerca de otro planeta, afortunadamente fui salvada por algunos habitantes de ahí, y también me cuidaron, me han enseñado todo lo que sé hasta ahora y han formado parte de mí la mayor parte del tiempo.

Gracias a ellos sé robar energía de otros cuerpos y también darla, a veces puedo predecir cosas que pasarán en un corto tiempo en el futuro, me han enseñado a volar, sé cuando alguien esta enfermo o tiene algo que no funciona bien dentro de ellos, entre otras cosas, se podría decir que son una raza la cual su mayor virtud es poseer habilidades mentales, pero carecen de habilidades físicas. Ahora mismo estoy aprendiendo una técnica que se llama teletransportación.
Y bien, imagínate que te cuento que el día que conocí a fulano fue el mejor o quizás el peor de todos los días que había vivido hasta ese entonces. Yo vivía tranquilamente, el planeta era un lugar que se contemplaba con los ojos maravillados, se trataba de un mundo que ocultaba secretos antiguos, donde cada quien vivía con lo necesario, y todos respetaban lo ajeno. En mis ratos libres me gustaba participar en actividades del pueblo, obras teatrales, haciendo adornos para los carnavales anuales, haciendo trabajos comunitarios, etc.

-Querida (_) ¿Te gustaría comer algo antes de ir a entrenar? .-me dijo mi madre adoptiva.

-Si claro, muchas gracias madre. -agradecí mientras apartaba una silla dispuesta a comer.

Me dio un plato lleno de mi comida favorita, comí todo sin dejar una sola migaja y me fui lo más rápido posible con destino las montañas cerca de mi cabaña, llegué con el anciano que me entrenaba mentalmente todos los días y también a otros, nos contaba historias, leímos y algunos se dedicaban a estudiar una cosa en específico la cual sirviese a la sociedad, a pesar de eso yo solo crecí con una única meta que me había propuesto desde el día en que vi a mis padres morir: vengar la muerte de mi raza.

-Buenos días querido maestro, estoy lista para mi entrenamiento de hoy. -Hice una reverencia y me percaté que sólo me encontraba yo.

-(_) tengo algo muy importante que decirte. -respondió sin ni siquiera mirarme. Me extrañó ese gesto.

-¿De qué se trata? -dije con asombro ya que él casi nunca me contaba cosas ajenas a nuestro entrenamiento.

-Es acerca de tu raza, no todos están muertos y no eres la última sobreviviente de ellos.

"¿Qué...qué...???? " Me quedé paralizada, me imagino que mi cara debió haber sido la misma que un pequeño ciervo al darse cuenta que un depredador lo está acechando. Aclaré mi mente y traté de calmarme. -Por favor cuénteme que sabe. - temiendo que mi voz no flaqueara.

-Primero debes tranquilizarte; he escuchado que hay dos guerreros que viven en un planeta lejano llamado tierra, ambos son saiyajins de sangre pura. Algunos cuentan que el nombre de uno de ellos es Son Goku, no estoy seguro de quien se trate pero...

-En el...planeta tierra... -interrumpí en voz baja, pero lo suficiente para no dejarlo terminar. Me imaginé aquel planeta como una masa de montañas sin nada al rededor. -¿Cree usted que pueda ir en una nave?

Me miró por primera vez desde que puse un pie en aquel lugar. -No lo creo a menos que seas paciente, llegarías en años ya que se encuentra en la galaxia norte.

Mi corazón pareció bajar el ritmo, y logré a soltar un pequeño suspiro, el cual sentí como muchos, de desesperanza, tristeza, que sé yo, muchas cosas. -Ya veo -respondí claramente desanimada. -Me había entusiasmado demasiado la idea de poder encontrar a alguien de mi raza.

-Quizás haya otra opción.

-¿De qué se trata? -levanté la mirada.

-Puedes usar la técnica de la teletransportación, pero cuando la domines al 100% .

«La teletransportación» repetí en mi mente y una idea chocó en mis pensamientos como una bala sobre un trozo de pastel -¿De verdad cree que funcione? -De la pequeña emoción que tenía sentí que ya hasta una lágrima se me había derramado en el borde de mi ojo izquierdo.

-Sí pero debes ponerte a practicar todos los días.

Desde ese momento, me propuse a entrenar mejor que ningún otro día, sentí un gran alivio, no era la única, no era la última saiyajin, no era el único rastro en el universo de aquella legendaria raza de guerreros únicos. Esperenza, quizás eso sea lo que me invadió a partir de ese momento, ya no tenía sólo un objetivo el cual antes he mencionado...ahora podría conocer a alguien igual que yo en sangre, ¿Qué poderes tendrán? ¿Cómo han sobrevivido?, preguntas que invadían mi mente, me entusiasmaba la idea de poder juntar fuerzas para derrotar al asesino más grande del universo.

Pasaron aproximadamente 2 meses después de recibir la noticia de aquellos guerreros desconocidos, todos los días pensaba en eso y no podía sacarlo de mi mente, "si de verdad sobrevivieron deben ser muy poderosos" pensé.

La técnica de la teletransportación ya estaba a la perfección, ya era hora de que fuera en busca de mi futuro. -Madre, padre, ya es hora de que vaya a buscar a Son Goku. -dije mientras rezaba en mi habitación, no era rezar realmente, pero era algo que hacía siempre, hablar con mamá y papá, que quizás me miraban desde el otro mundo. -Ojalá estén orgullosos de mí.

-Mi querida (_), cuídate mucho, eres muy fuerte y podrás lograr lo que quieras, pero vuelve pronto por favor. -dijo mi madre adoptiva poco antes de salir de la casa.

Le dí un abrazo fuerte, dejando mis sentimientos más puros en él, "¿Qué habría sido de mí sin ella?. Coloqué los dedos en mi frente, me concentré lo más que pude para poder localizar la tierra en la galaxia del norte, mi maestro me dijo que localizará el ki más parecido al mío en algún punto de esta y desaparecí...Sentí como si viajara por todo el universo, una eternidad pero en realidad, habían sido unos cuantos segundos. Aparecí en medio de muchas casas enormes y extrañas, no sé cómo les llamen los terrícolas, pero todo parecía tan grande y había personas moviéndose dentro de algo. Me pareció sentir la presencia de alguien muy poderoso ¿será ese Goku?

Un viaje inesperado (Trunks y tú)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz