33.

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A la mañana siguiente amanecí sin mi apuesto guerrero de ojos celestes, pero aún sentía su ki en la casa, me quedé unos minutos observando el techo y perdiéndome en mis pensamientos de la noche anterior. De repente vi el collar con mi nombre en el mueble de a lado de la cama, lo tomé pero también sentí la necesidad de abrir aquel cajón. Lo hice y había hojas de papel dobladas por la mitad, las leí, era la letra de Trunks con mensajes. Leí una de ellas haciendo que mis ojos brillaran y mi corazón latiera más rápido. Por estar pensando en eso no noté que el ki de Trunks se acercaba.

-Al fin despertarse, he preparado un desayuno en el jardín ¿quieres venir?

-Claro que si -le sonreí -solo espera que me arregle un poco.

-Estás hermosa así. Por cierto mis padres también están desayunando en el jardín, tuve que salir antes de que despertaran para que ellos no supieran que...

-Lo entiendo -le interrumpí -tampoco quiero que sepan lo que hacemos por las noches -me reí un poco.

-Te esperaré allá -me sonrió pero lo detuve -¿qué pasa (_)?

-Gracias por las cartas...

Se sonrojó -no es nada...-me sonrió ligeramente mientras bajaba la miraba para que no notara el color de sus mejillas.

Me alisté, me puse un vestido bastante casual color beige con unos destellos dorados apenas notables pero que daban un toque brillante. Até mi cabello y me coloque unos zapatos cafés, también me maquillé un poco, ricé mis pestañas y coloque sombras de color castaño sobre mis párpados y un labial poco notable. Bajé hacía el jardín y estaba toda la familia reunida, Vegeta como siempre serio y los demás se veían muy felices.

-Que bueno que ya has bajado, te ves preciosa. -me dijo Bulma

Trunks me dio un enorme plato lleno de muchas frutas de muchos colores.

-Espero que estés lista para mostrarme todo tu poder -me dijo Vegeta.

-Y yo espero poder impresionarlo con mi progreso.

-¿Y ya puedes convertirte en súper saiyajin?

-No aún no lo he logrado, lo intenté varias veces en el otro mundo pero aún no puedo, Goku y Gohan me dijeron que a ellos les costó mucho trabajo, tuvieron que enfadarse demasiado para lograrlo.

-Que vergüenza que aún no puedas lograrlo a estas alturas

-Pronto lo lograrás -me dijo Trunks entrelazando su mano con la mía sin importarle que nos vieran.

Pasamos toda la mañana ahí, les conté sobre el otro mundo y otras cosas que me habían pasado en mi planeta. Estábamos muy felices hasta que llegó la hora del entrenamiento, me cambié la ropa que llevaba y me puse una ropa muy cómoda. Entramos a la cámara de gravedad, ahora me parecía más fácil estar ahí y ya no me quedaba casi inconsciente.

Los robots de Bulma eran sumamente rápidos, pero gracias a Raion quien me había enseñado a ser rápida podía esquivarlos.

Vegeta y Trunks se sorprendieron mucho con mi progreso. Después de que terminamos de entrenar me di una larga dicha y me dirigí al laboratorio de Bulma para ver si necesitaba mi ayuda. Le ayudé con un nuevo teléfono celular el cual podía recargarse con la luz solar pero tenía un problema, era demasiado grande y no era muy cómodo.

Salía del laboratorio por la noche cuando Trunks me sorprendió saliendo de su habitación.

-Trunks ¿qué hace aquí y a esta hora?Mañana tienes que ir a la universidad-le dije preocupada.

-Sólo te esperaba salir, no quería irme a dormir sin antes verte.

Lo abracé sin soltarlo durante varios minutos. -Buena suerte mañana.

Me dio un tierno y largo beso haciendo que el tiempo se parara para mí. Después de eso ambos nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones.

Antes de dormir miraba las cartas que él había escrito mientras no estaba aquí. Dormí pensando en aquellas frases que él había escrito hace tiempo ya.

Los días pasaban en CC, Trunks y yo seguíamos nuestra relación como ninguna otra, él me daba los mejores momentos, me alegraba el día con sólo verlo aunque sea unos minutos cuando los dos estábamos demasiado ocupados. A veces él me visitaba por las noches donde cumplíamos un hermoso acto de amor acompañado de un cielo estrellado por brillantes astros.

Un día de estos nos encontrábamos dando un paseo por un museo de su ciudad como me lo había prometido ya hace tiempo, aún era otoño así que por las calles de la ciudad se podían ver aún hojas cayendo de los árboles.

-(_), ¿a dónde te gustaría ir a comer hoy? Está comenzando a darme hambre -me regaló una mirada inocente.

-¿Qué le parece si compramos una pizza y comemos en el parque?

-Buena idea, siempre me sorprendes.

Comimos en el parque mientras el viento hacía volar ligeramente su cabello, ahora lo había cortado de nuevo como cuando nos conocimos.

Habíamos hecho un montón de cosas en los últimos días y ninguno me había aburrido, hasta había superado mi miedo a las aguas en una de nuestras citas.

Todo era perfecto, él es tan único, puedo hacer tonterías y él me sigue el juego, puedo tratarlo mal pero con amor a la vez y no se enoja, al contrario, él se divierte conmigo. Sabía que algo como lo nuestro no era pasajero, era amor bueno y verdadero.

Lo miraba mientras comía y parecía no concentrarse en nada más sólo en terminar su comida, me hacía gracia y en un instante él lo notó.

-Me gusta mirarle cuando está concentrado en otra cosa porque es cuando creo que mejor se ves

-¿Ah si? ¿Y eso por qué?

-No intenta nada, sólo estás siendo como es y eso para mí es mejor que cualquier cosa.

Pasamos prácticamente toda la tarde ahí, riendo, hablando y nos tomamos muchas fotos que después agregaría al álbum que tenía en el mismo cajón donde él dejó aquellos mensajes.

Un viaje inesperado (Trunks y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora