1. Problemas en el paraíso

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ADVERTENCIA: NO APTO PARA NIÑOS O PERSONAS DE MENTE DÉBIL, esto no es un modelo a seguir, SÓLO ES FICCIÓN. Lenguaje altisonante, referencias sexuales, humor negro y pésimos chistes.

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Storybrooke, hogar, dulce hogar.

Oh, peculiar y jodido Storybrooke.

Un pueblo mágico, en todo el sentido de la palabra, la magia se respiraba todos los días. Entre los habitantes podrías encontrarte a cualquier personaje de cuentos de hadas; desde Pepito Grillo, la heroica Blanca Nieves, la abuelita de Caperucita, hasta la despiadada Reina Malvada, todos ellos fascinantes.

Haciendo excepciones por supuesto, no hay nada excepcional en mí además de mis padres. Un  gran día para rememorar, mi primer día de escuela, tan sólo era una niña deseosa de poder jugar con alguien por primera vez pero nadie quiso jugar con el monstruo de luz.

Un cruel apodo que me pusieron en preescolar, ¿qué podría resultar de la combinación de un villano y una princesa, El oscuro Espectro y la valiente Belle?

Durante mi vida había sido tratada de manera diferente a causa de mi padre, no cumplía con las cualidades de mi madre y terminé por sentirme fuera de lugar al darme cuenta que nada me distinguía del resto. Tampoco logré encajar, en mi afán de pertenecer a algo acepté la historia de amor que habían creado para mí.

El gran día había llegado, ajusté mi vestido y me di un último vistazo al espejo. Era tan cliché, pero me entusiasmaba ir a mi primer baile.

Bajé de manera apresurada, rápidamente mi padre me advirtió que rodaría por las escaleras. Mi madre fue quien me acaparó una vez que estuve en la sala, a la espera de que llegara el momento de irme.

—Mamá, deja mi cabello, por favor —susurré apenada.

Ella no dejaba de intentar peinar mi cabello castaño por enésima vez.

—Vamos, sólo quitaré este pequeño problema de aquí —dijo pasando un mechón detrás de mi oreja.

—Papá —lo miré en busca de ayuda.

—Belle, querida, déjala. Ella desea salir en su foto de graduación con ese nido en su cabeza —dijo mi padre entre risas mientras nos tomaba algunas fotos.

—Qué gracioso —reí con sarcasmo.

—Rumplestiltskin —regañó mi madre a papá.

Él dibujó una sonrisa en sus labios, se encogió ligeramente de hombros a manera de disculpa.

—Sólo es una broma, queridas.

Escuché golpes en la puerta y aproveché la oportunidad para escapar.

—Seguro es Henry, yo abriré —dije alzando mi vestido turquesa para no tropezar.

Corrí a la puerta y la abrí, Henry estaba del otro lado con un ramo de rosas.

—Te ves muy guapa —dijo tímidamente.

A pesar de que nos conociéramos de toda la vida, él seguía sonrojándose cuando estábamos juntos. Era un gesto que siempre me había provocado ternura.

—Gracias —sonreí.

—Déjenme tomar una foto —dijo papá capturando el momento.

Rodé los ojos al escuchar el flash de la cámara.

—¡Papá, basta!

—Señor Gold, Belle, buenas noches —saludó Henry amablemente.

—Te ves muy apuesto en smoking —halagó mi madre con una sonrisa.

No te pertenezco Peter PanOnde histórias criam vida. Descubra agora