13. Rubia amigable

27.4K 2.7K 461
                                    

Clarisse:

Me removí al sentir un paño mojado en la frente, en mi ensoñación olvidé que había saltado de la jaula pero rápidamente el recuerdo me golpeó. Tardé algunos segundos en enfocar las distorsionada figura frente a mí, una chica me miraba inclinando su cabeza con curiosidad.

—¿Quién eres? —pregunté con la voz ronca por el sueño.

La rubia me miró con recelo e hizo una mueca, bajé la mirada y noté que estaba en una cama. No reconocía el lugar, no me parecía remotamente familiar.

—Yo soy Clarisse —la animé para que me dijera su nombre.

Se cruzó de brazos, dedicándome una mirada inquisidora.

—Ya que estás despierta, Clarisse, ¿me podrías explicar porqué estabas tirada en medio de la isla?

Recordaba haber entrado en pánico cuando escuché que alguien se acercaba, temí que me descubrieran durante mi escape y después de eso sólo había oscuridad en mis recuerdos.

—¿Me desmayé? —pregunté con asombro.

La chica de nombre desconocido asintió, sin embargo, no parecía querer seguir hablando.

—¿Eres una niña perdida? —la miré tratando de calcular su edad.

—Soy un hada —negó bajando la mirada—, al menos lo era.

No pude evitar notar que su actitud defensiva se había tambaleado, decidí no hacer preguntas sobre el porqué no parecía un hada. Me quedé en un incómodo silencio, ella me volvió a dedicar una mirada recelosa.

—¿Qué haces aquí? Peter Pan no trae niñas perdidas desde...

Su voz se apagó, podía distinguir incomodidad en su rostro y me dirigió una mirada inquieta.

—Soy un especie de intercambio entre Peter y mi padre —le expliqué—, secuestro básicamente.

Intenté decirlo con desdén para que dejará de verse tan incómoda con mi presencia, era evidente que mis palabras sólo lograron empeorar la situación.

—¿Quién es tu padre? —preguntó.

Entrecerre mis ojos, tratando de medir su reacción.

—Rumplestiltskin —mascullé.

Se llevó una mano a la cara, suspiró pareciendo hastiada.

—Lo siento, tienes que irte —negó con la cabeza.

Suspiré con pesar a sabiendas de que cualquiera querría evitarse los problemas que yo podría causar, estaba acostumbrada a que las personas me evitarán después de saber quién era mi padre.

—¿Al menos podría quedarme hasta que mi pierna duela menos? —dije intentando mover mi pie derecho.

La actitud indiferente de la chica cedió por un segundo, mostrando un ligero brillo de preocupación en sus ojos.

—¿Qué te pasó?

—Salté de una jaula, creo que me rompí la pierna —hice un gesto de dolor.

—No creo que tu pierna se haya roto, aunque es un poco torpe saltar de una jaula —alzó una ceja.

Rodé los ojos con fastidio, ¿qué se suponía que debía hacer en esa situación tan específica?

—Debía escapar —resoplé—, no soy experta en escapes.

—Que tontita, todos saben que no se puede escapar de Peter —negó con una sonrisa triste—. Peter Pan nunca falla.

No te pertenezco Peter PanМесто, где живут истории. Откройте их для себя