28. Vergüenza

24K 2.2K 991
                                    

✏ Dedicación especial a @Patlameck: Espero que te guste este capítulo, mil gracias por leer esta historia. :') ♥

Había pasado el resto de la tarde pensando en la conversación que había tenido con Peter, en el encuentro con Henry, en mi vida de Storybrooke y en lo poco que las cosas encajaban.
Había enormes agujeros, enormes y grandes parches intentando esconder cosas.
Sentía que nadie estaba siendo completamente sincero conmigo, había demasiadas piezas faltantes.
Muchas piezas no encajaban en mi rompecabezas, tenía demasiadas dudas y pocas respuestas.

Un rubio frente a mí me hizo regresar a la realidad, Félix sostenía un plato improvisado con un pequeño pescado.

—Toma, Clarisse —dijo ofreciéndome la comida.

—Gracias pero no tengo apetito —negué con lentitud.

—¿Te sientes mal? No te has movido desde que llegaste.

—Estoy bien, es sólo que no tengo hambre.

—Debes comer, toma.

—No, Félix. Gracias —insistí.

—Peter está mirando, por favor, no me metas en problemas —masculló apretando los dientes.

—¿Por qué le molestaría que yo no comiera?

—Le molesta cuando te pones así, y mucho, si me aprecias un poco entonces comerás —dijo acercándome la comida una vez más.

Disimuladamente miré a Peter, quién miraba en nuestro dirección pareciendo serio.

—Comeré otra cosa —hice una mueca hacia el pescado que me ofrecía.

—¿Qué quieres comer?

Le dediqué una mirada escéptica.

—Ya deberías saberlo.

—¿Pollo? —dijo confundido—. Oh, lo siento, los chicos sólo trajeron pescado.

—Comeré una manzana, Félix. Siempre estoy comiendo manzanas.

—¿Las que casualmente están cerca de Peter? —dijo con una pequeña sonrisa.

—Exactamente, rubio listo —asentí levantándome de un salto.

Me acerqué al pequeño cesto que estaba cerca del castaño y fingí inspeccionar una manzana, tomé otra e hice lo mismo. Repetí el proceso por varios minutos.

—¿Sabes qué todas son iguales, cierto?

—Lo sé —admití avergonzada—. Es sólo que quería verte de cerca unos segundos más.

Me miró con interés y alzó una ceja, haciendo que mi estómago diera un vuelco.

—¿Estás intentando coquetear conmigo?

—¿Intentando? Creí que lo estaba haciendo bien —sonreí.

—En realidad no, no eres muy buena.

—Déjame intentar —me aclaré la garganta—. Tus ojos son tan bellos y cristalinos como el mar.

—Mis ojos son verdes.

—¿Tan bellos como un pantano?

—Eres un asco en esto —dijo riéndose por lo bajo.

Me quedé embelesada mirándolo reír, la risa de Peter Pan era de las cosas más hermosas que había presenciado. Era una lástima que muy pocas veces él reía.
Peter pareció notar que no dejaba de mirarlo y carraspeó pareciendo incómodo.
Sonreí, me acerqué a él y me tomé el enorme atrevimiento de sentarme a su lado.

No te pertenezco Peter PanWhere stories live. Discover now