24. Cobarde

24K 2.3K 1.5K
                                    

✏ Dedicación especial a @HyoYoonChoi: Ya sé que es tarde pero espero que te guste este capítulo, mil gracias por leer. :) ♥


Mi rutina se había convertido en estar únicamente con Félix, mis mañanas las dedicaba a él.
Le ayudaba con las tareas que tenía, las cuales eran muchas, y el resto del día lo pasaba sola en la laguna de las sirenas.
Pasaba horas sentada en la orilla, observando el agua o cualquier otro punto. Incluso podía pasar horas mirando una roca.
No dejaba de pensar en lo mucho que extrañaba mi hogar, quería irme de Neverland cuanto antes.
Había llegado a amar la isla, no sólo por el cariño que les había tomado a los niños, no eran los magníficos paisajes o por la magia que se respiraba en el ambiente. Era él.
Ya no tenía razón para querer seguir en la isla, mi único pretexto no quería saber nada de mí.

Peter Pan había decidido que yo sería invisible para él.
La última mirada que me había regalado había sido el día que escuché por primera vez la melodía de la flauta. No volvió a posar sus preciosos ojos verdes en mí.

—Mira, Clare, mira lo que traigo —escuché a Harry acercarse.

—Hoy no, Harry. No estoy de humor —susurré sin despegar la mirada del agua.

—Sólo debes echar un vistazo.

Rodé los ojos esperando a que se fuera si no le prestaba atención.
Sentí como un pequeño dedo me picaba el hombro, haciéndome explotar.

—¡Aléjate! ¡Te dije que no estoy de humor!

Me di la vuelta, hiperventilando pero el corazón se me encogió al ver al pequeño castaño con los ojos llenos de lágrimas.

—Sólo quería mostrarte mi nueva ardilla —susurró con la mirada en el suelo.

—Lo siento, yo...

—¡Ya eres como Peter!

El rizado se dio la vuelta dispuesto a correr pero lo detuve atrapándolo entre mis brazos. Lo cargué a pesar de que se removió intentando soltarse.

—Lo siento, cariño. Es sólo que me siento mal —susurré besando su cabello.

El castaño terminó por relajarse, dejándome sostenerlo en un abrazo.

—¿Qué te duele? —dijo mirándome con curiosidad.

—El corazón —admití apenas audible.

—Yo sé cómo te puedes sentir mejor —sonrió limpiando el rastro de sus lágrimas con el dorso de su mano.

—¿Cómo?

—Con esto —dijo dándome un beso en la mejilla.

Sonreí dejando que las lágrimas que había guardado por días salieran. Necesitaba eso, una pequeña muestra de afecto para no sentirme tan sola.

—Eso ayuda —murmuré.

Harry me miró con preocupación, hizo una mueca y juntó sus cejas.

—Tal vez Peter podría curar tu corazón —dijo inocentemente.

Cerré los ojos y apreté más el abrazo, Harry no tenía idea de que pasaba realmente pero al parecer era el único que sabía la respuesta a mi problema.

—¿Cómo la vas a llamar? —dije prestando atención al pequeño animal que tenía en su mano.

—Se llama Clarina —sonrió con orgullo.

—¿Clarina? —sonreí dejándolo en el suelo con cuidado.

—Sí, la llamé así por ti.

Reí secando cualquier rastro que delatara que había llorado y tomé la mano del hermoso niño rizado.

No te pertenezco Peter PanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora