54. Evocación

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Clarisse:

No podía ver nada más que la profunda oscuridad que me rodeaba acompañada de murmullos a mi alrededor que no lograba entender, apenas eran susurros incomprensibles. Era incapaz de moverme, de hablar, lo único en lo que podía pensar era en que no sabía si estaba realmente atrapada en algún lugar.

Los murmullos cesaron, sólo escuchaba mi nombre proviniendo de alguien que parecía lejano. Una voz débil y familiar resonaba en mi cabeza, sin embargo no podía distinguir quien era la persona que me llamaba.

—¡Está despertando!

La oscuridad se desvaneció repentinamente, haciendo que la luz me cegara por un par de segundos. Un rostro distorsionado apareció en mi campo de visión, enfoqué mi mirada para encontrarme con Henry.

—¿Te encuentras bien? —susurró.

Parpadeé sin entender qué era lo que pasaba, asentí inconsciente del porqué Henry me preguntaba aquello. Miré a mi alrededor confundida, no sabía porqué él estaba en mi cabaña y acompañado únicamente de Regina.

Lo último que recordaba era mi discusión con Peter, ambos yéndonos a nuestras respectivas cabañas. Sin embargo el transcurso del camino de regreso a mi habitación subterránea parecía extraviado, no recordaba haber llegado hasta mi cama y mucho menos qué había sucedido.

Traté de sentarme pero Henry rápidamente me detuvo, me tomó de los brazos de manera protectora.

—Tranquila, no hagas movimientos bruscos. Podrías desmayarte otra vez.  

Antes de poder preguntar el porqué estaría débil me congelé al ver mis manos manchadas, al instante supe que eso era sangre. Mi ropa era la evidencia de que había estado en una batalla, desgarrada por cortes y manchada en tonalidades rojas.

Busqué rastros de heridas en mi cuerpo pero no encontré ninguno, mi piel parecía inmaculada. Regina se acercó, pareciendo leer mi mente y dando respuesta a las dudas que se aglomeraban en mi cabeza.

—Fuiste atacada, Pan intentó matarte.

Negué con incredulidad, no quería creer lo que escuchaba. Henry me miró e instantáneamente su advertencia resonó en mis oídos, él me había advertido sobre Peter.

—Es imposible —susurré—, él no sería capaz.

Henry negó pareciendo hastiado, Regina se cruzó de brazos mirándome con indiferencia.

  —Mi madre te encontró herida, te curó pero cuando llegué hasta aquí estabas tan débil que preferimos esperar a que despertaras.

Dudé que Regina hiciera algo amable por mí pero las pruebas estaban allí, sin embargo quería seguir negándome a la realidad. No quería aceptar que Peter me hubiese traicionado.

—Debemos irnos. Pan no estará distraído por mucho tiempo, hay que actuar rápido —dijo Regina impaciente.

 —No puedo irme —murmuré.

 —¿Quieres más pruebas, Clarisse? Te advertí sobre él, casi te mata si no fuera por mi madre y sigues con esa necedad de quedarte aquí —dijo Henry exasperado.

Mi atención se centró en Regina quien estaba atenta a lo que decíamos, me pareció incomodo que ella presenciara nuestra pequeña discusión. Bajé la mirada, cada fibra de mi cuerpo gritaba que me negara a irme con ellos pero aún así me levanté de la cama.

 —Tienes razón, debí creerte.

La media sonrisa de Regina fue algo que no pasó desapercibida, sin embargo no dije nada al respecto puesto que pareció que mi mente había entrado en un estado de aletargamiento.

No te pertenezco Peter PanWhere stories live. Discover now