Capítulo 02: Un día en la vida.

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John, Ringo George y Paul yacían acostados en un suave colchón de plumas, cada uno en su respectiva habitación.

Fue Ringo el primero en levantarse tallando ligeramente sus ojos antes de abrirlos, aventó las cobijas y se puso de pie. A ciegas camino en dirección al baño, abrió la puerta, el grifo del fregadero y se lavó la cara.

"Qué malas vibras me dejaron esas locas fans de ayer con sus notas, es mejor que tome un baño" se dijo mientras bajaba sus pantalones y se quitaba los calcetines. Sí, él adoraba dormir con un par de calcetas en los pies, mismas que aventó al suelo y después fue con la camisa pijama. Notó que había algo diferente en todo: el ambiente, en él mismo... No sabía cómo explicarlo. Era algo nuevo, que él no tenía antes. Se volvió a tallar los ojos en acto de incredulidad y levantó la mirada para fijarla en el espejo del baño. Un extraño escalofrío le recorrió toda la piel al ver a una chica de ojos azules asomándose en el espejo y haciendo sus mismos movimientos. Entonces se alejó rápidamente. No podía ser posible, ¡¿qué le había pasado?!, Regresó nuevamente, pensando en que sus ojos le jugaban una vil broma, pero no fue así al volver a mirarse... ¡Era una chica!

—¡Aaaaaay! —gritó Ringo con todas sus fuerzas y al tiempo se cubrió la boca espantado.

Sus manos eran tan suaves, aunque sus dedos algo chuecos. Se dio cuenta que llevaba las uñas pintadas de rojo. Se tocó el cabello, que era del mismo color que antes, aunque un poco más largo y con flequillo. Le llegaba hasta los hombros.

—¿Qué es esto? —se dijo —. ¿Qué me pasó? Oh, debe ser una pesadilla —comenzó a jalarse algunos mechones de cabello —. ¡Debe serlo! —cayó por unos segundos al notar una diferencia en el tono de su habla —. ¡No!, ¡Perdí mi voz masculina! Hablo agudo... ¡Mi acento grave!

Respiró profundamente varias veces y llevó sus manos a su garganta, luego a su cintura, sus glúteos y al final... a la parte en donde debería estar su miembro viril. No estaba, ¡Simplemente no estaba!, ¿Qué rayos le habían hecho? Se sentó en el frío piso y abrazó sus rodillas. ¡Los chicos se burlarían hasta que él muriera!

—No soy un hombre... —murmuraba Ringo, con mucha angustia —. No soy un hombre... ¿Qué voy a hacer? Soy un... una..., una chica...

Cerró la puerta del baño para que nadie pudiera oír su nueva y afinada voz y se metió al cancel para darse una ducha.

[...]

John Lennon aún dormía plácidamente en su lecho y lo hubiese permanecido de esa forma si un mosquito no hubiera comenzado a zumbar cerca de su rostro. John tomó su almohada y comenzó a golpear por todos lados para hacer que el mosquito escapara. No volvió a oír el zumbido, parecía que se había ido y se dispuso a descansar nuevamente cuando, de repente, sintió que algo pequeño y molesto se posaba en su nariz...

Abrió los ojos... lentamente, y tomó lo primero que sintió en su buro y entonces... ¡Pum! El despertador cayó de manera fugaz, estrellándose en la nariz de John. "¡Mierda, mierda, mierda!", gritaba para sí. Se sobó la frente con sumo cuidado antes de quitar las cobijas de su cuerpo. Un líquido rojo recorrió la comisura de sus labios.

Con desgano, John se levantó al baño y abrió la puerta de golpe. Abrió la llave del agua fría del lavabo de manos y asomó su cara. Quitó los rastros de sangre. Hizo gárgaras para al último mirarse al espejo y gritar agudamente.

—¿John? —preguntó Ringo desde el cuarto de la regadera —. ¿Eres tú?

Una mujer salió de la regadera, tratando de cubrir todo su cuerpo mientras miraba a otra que yacía de pie muy cerca del espejo, con el temple asustado y lleno de extrañeza.

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