Capítulo 36: Hay asuntos que cierran y otros no.

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—Joanne... —repitió Jagger sin dar crédito a sus ojos —. ¿Qué estás haciendo... ? —por un instante su mirada se encendió por el recuerdo de una chica inolvidable, especialmente al notar los ojos lagrimosos de ella, mas bastó con mirar al hombre rubio que estaba cerca de su ex para apaciguar aquella llama —. Aquí.

John reviró los ojos al mismo tiempo que se secaba las lágrimas, creyendo que peor momento en su vida no podía existir. Prácticamente estaba acorralada entre dos hombres: su insoportable ex novio que no aceptaba a sus hijos, y el inesperado supuesto padre de los niños. Hizo una mueca, deseando desvanecerse.

—Ah. Ya veo —sopesó Mick Jagger con amargura —. Por lo visto no has perdido el tiempo, ¿verdad?

—¿De qué diablos habla este tipo? —murmuró Roger con extrañeza.

Mick lanzó una pesada risa llena de sarcasmo mientras se abría más paso en el estudio. Lennon cruzo los brazos, no quería ser partícipe de una tonta escena de celos.

—Mick —Keith Richards hizo acto de presencia, inesperadamente claro —... te equivocaste de sala, amigo, nos toca grabar arriba así que... Ohhhh...

Se detuvo al ver aquella brusca escena de Joanne Lennon cruzada de brazos y en medio de Mick Jagger y un hombre rubio, ambos mirándose larga y seriamente. «Aquí arderá Troya», pensó.

—Antes que nada no soy un tipo cualquiera, rubiecito, sino Mick Jagger, vocalista de los Rolling Stones y ex pareja de ella —señaló a John —. Lo cual es curioso, porque Joanne jamás me permitió que la acompañase a sus ensayos... —entonces la miró —. ¿Por qué?

—¡Ay, por los cojones de Mahoma, Jagger! —befó Lennon —. Es parte de un juramento solemne sobre no traer chicas a las grabaciones, digo, chicos... —«diablos».

—Vengaaa, con chicas —rió Keith recargado en un marco de la puerta y con los brazos cruzados —, así que algunas de ustedes cojean del otro lado también. Apuesto que es...

—¡Keith, vete ya! —exclamó Mick para hacerlo callar, luego se volvió hacia Joanne y Roger —. Eso no importa ya, el punto es que ahora Joanne encontró fácilmente con quien divertirse...

—¿Qué? —John lo miró mal.

Al tiempo Roger soltó una carcajada hostil negándose a las conclusiones precipitadas de Mick.

—Espera, espera tú. Yo no salgo con esta mujer. Créeme que no me quedan ganas de hacerlo nunca —mantenía el ceño fruncido al mirar a John, quien de solo sentir aquellos ojos furiosos bajó la guardia —. No es más que una mentirosa, mala y...

Al ver aquel tímido y frágil comportamiento en Joanne, Mick no pudo resistirse y se colocó detrás de ella conteniendo las ganas de abrazarla como antaño. Miró con malos ojos a Roger, evidenciando que, a pesar de todo y los remordimientos, aún sentía cariño por la Beatla, así como ansías de protegerla.

—¡Escucha, no te permito que hables de Joanne así! —recriminó Mick sin contener las ganas de abrazar a la chica —. No seas cobarde, por algo la encontré con los ojos llorosos, ¿qué le hiciste?

—Oh, vamos, deja de decir sandeces —vociferó Roger —. Lo que pasaba entre ella y yo es asunto nuestro, así que no te metas.

—Me meto porque me importa —articuló Mick —. Al menos yo nunca la hice llorar..., no de esa manera. Y será mejor que le bajes a tu tono rufián.

—El que le tiene que bajar a sus humos eres tú —siseó Roger —, sino quieres que te haga la boca más grande. Aunque creo que alguien se me adelanto...

• MORE THAN A WOMAN •Where stories live. Discover now