Capítulo 12. La invitada especial y su mañoso plan.

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  —¡No me digas que te sorprende, Pauline! —masculló Mike desde su teléfono.

Paul estaba congelado frente al teléfono..., con una ceja retorcida y pestañeando a más no poder; tenía que ser una broma, pensó. Una de mal gusto, mala broma:

  —¿Pauline?, ¿sigues ahí? ¿Paulinita? —habló Mike —. ¿Eh?

  —Oh, sí, sí... —dijo Paul despacio, se rascó la cabeza y luego posó su mano en su frente, como si pensara que estaba enfermo y había escuchado mal —. Buena broma, Mike.

  —¿Broma?, ¡pero no estoy bromeando, hermatonta!

Por poco Paul cae al suelo tras dar un mal paso hacia atrás. Se llevó una mano a la cintura, intentado controlar sus ganas de gritar toda la verdad a Mike con respecto a lo suyo con Jane.

  —Michael... ¿A qué te refieres con pedir su mano?, ¿se la cortarás?

  —No seas menza —carcajeó Mike —, sabes que no me refiero a eso... Jane y yo lo hemos hablado, creemos que es el momento.

¡No era el momento, nunca lo sería!, pensó Paul.

  —Oh no, no, no..., yo creo que no lo es. Eres muy joven Mike, un niñote, no puedes casarte con Jane.

  —Vamos, ya no soy un niño como crees. Deja de ser una mujer exagerada, hermana.

  —Pero lo eres para mí —fingió Paul con desdén —. Además ya te dije: no puedes casarte con Jane Asher.

  —¿Por qué no?

  —Porque..., porque Jane... ¡No sabe cocinar!

  —¡Ay, Pauline! Conoces a Jane mejor que yo y ambos sabemos que es la mejor cocinera que conocemos. La mejor repostera de todo Londres y Liverpool —sonrió Mike como niño enamorado por primera vez.

  —Pero... Pero Jane quiere continúar con su carrera de actriz y lo que tú quieres es alguien que se quede en casa al cuidado de su hogar —murmuró Paul en otro intento de cambiar la idea de su hermano.

  —No, Pauline, yo estoy de acuerdo con que siga con su carrera. Quiero que sea feliz, quiero que seamos felices juntos. Jane es demasiado libre como para atarla, Jane necesita hacer lo que ama y alguien que de verdad la quiera no la obligará a dejar su carrera.

Eso fue como un golpe muy duro en los bajos para Paul. Apretó los labios y recordó sus palabras, sabiendo que él deseaba a Jane para sí, pero no la quería trabajando ni fuera de casa sino en la suya, como una mujer doméstica.

  —Mike...

  —Sabes lo mucho que la amo, Pauline, sabes también que tuve suerte de que me mirara y es gracias a ti y por eso espero que estés con nosotros.

  —Pero Mike...

  —Pauline, es muy importante para ella y para mí y tu presencia no debe faltarnos. Queremos que estés ahí. Los dos.

Ante la voz insistente de su hermano menor, Paul no tuvo otra alternativa. Rodeó los ojos y soltó un suspiro.

  —Está bien... Iré.

  —Gracias, Pauline. Eres la mejor hermana del mundo, te adoro. Nos vemos mañana por la tarde en la casa de Liverpool. Papá quiso que fuese ahí, donde yacen los recuerdos de mamá. Será a las siete, no llegues tarde por favor.

Al finalizar su llamada con Mike, Paul lanzó un grito desesperado. Tal era su conmoción que no pensó ni dos veces al momento de rasgarse parte del blusón aterciopelado y de color verde agua. No podía creer que su hermano, su propia sangre le traicionase de una manera tan baja, ¡casándose con la mujer que él amaba!

• MORE THAN A WOMAN •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora