~Capitulo 23.

708 40 0
                                    

-¿Estás seguro de que por aquí no pasan trenes?

Justin sigue insistiendo en que esta zona de las vías ya no está en uso y yo sigo preguntándole si está seguro. Cada pocos minutos suena como si fuera a venir un tren aunque, de momento, no ha aparecido ninguno.

-No te preocupes - vuelve a asegurarme -. Este tramo lleva inutilizado desde los años setenta.

Me tropiezo con un trozo de madera astillada. Justin me agarra del brazo.

-¿De verdad crees que te traería a un lugar que no fuera seguro?

-No.

-Confía en mí.

Donde Justin me ha tocado el brazo, emana electricidad en todas direcciones. Él también debe de notarlo. O quizá no.

-Hay un puente guay allí -me dice.

Hemos recorrido como tres kilómetros y ya entiendo por qué a Justin le gusta tanto pasear por las vías: están llenas de zonas secretas en el bosque y de señales antiguas y raíles escondidos que no serías capaz de ver nunca a no ser que estés en este lado del lago.

-Yo solía jugar en ese parque -me dice Justin.

-¿En qué parque?

-¿No lo ves? ¿Justo ahí?

Justin se coloca detrás de mí y señala hacia donde está mirando.

Yo solo veo un sinfín de hojas verdes.

-Mmm.

Estoy pegada a él. Hasta puedo oler el aroma del suavizante de su ropa. Nos estamos achicharrando al estar tan juntos con este calor. Ya no me acuerdo de qué le he preguntado.

-Justo ahí -me toma la mano y señala con ella.

Y, acto seguido, visualizo lo que queda del parque: un trozo de una caja de arena, un reguerillo de agua que surge de una fuente, un balancín con forma de excavadora amarilla.

-¡Ah! -Por fin lo reconozco. Estoy tan a acostumbrada a ver el parque desde la carretera que me ha costado identificarlo ahora que lo miro desde aquí-. ¡Yo también solía jugar ahí!

-¡Guau!

Justin se aparta de mí. Parece como si le hubieran dado un susto.

-¿Qué pasa?

-¿Solías jugar en la caja de arena?

-Me encantaba la caja de arena.

-¿Tenías un cubo rojo y una pala con... una especie de cenefa?

-Sí, de caritas sonrientes.

-¡Sí! ¡Exacto!

-¿Cómo sabes eso?

-Jugábamos juntos. Solías prestarme tu cubo.

-Espera un momento -Ahora sí que me acuerdo de Justin. Solía pedirme el cubo prestado para mover la arena de un extremo a otro de la caja. Después lo llenaba con agua de la fuente y construía gigantescos castillos de arena. Bueno, a mí entonces me parecían gigantescos -. ¿No te pregunté una vez por qué no te traías tu propio cubo?

-Me parece que sí.

-¿Y tú qué dijiste?

-No me acuerdo.

-Yo tampoco.

-Pero sí que te acuerdas de mí.

-Sí, la verdad es que sí.

Esto es demasiado. Es como si ni siquiera fuera elección nuestra estar juntos. Como si el destino hubiera decidido por nosotros hace mucho, mucho tiempo.

El novio de mi mejor amiga.Where stories live. Discover now