~Capitulo 42.

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Erin y yo hablamos mucho ayer. Nos quedamos en el lago hasta que se hizo de noche. Aunque le costó muchísimo, dijo que haría un esfuerzo para que volvamos a ser amigas.

Ayer dejé de esconder mis sentimientos. Así que hoy soy libre. Monto en mi bicicleta y voy a casa de Justin. No sé si estará allí. Lo único que sé es que tengo que estar con él.

Las flores de plástico que hay en la cesta de mi bicicleta aletean con la brisa. Bajo la colina veloz como una flecha y las flores aletean aún más.

Cuando llamo a la puerta de la casa de Justin, nadie contesta. Phil ladra desde el interior y lo escucho arañar la madera.

— No te preocupes, Phil —le digo a través de la puerta — . Soy yo.

Phil deja de arañar.

Me siento en los escalones de la entrada mientras espero que Justin vuelva a casa. Una paloma torcaz ulula e intento averiguar en qué árbol está.

El sol empieza a ponerse. De repente, se me ocurre dónde puede estar Justin.

Monto en la bicicleta y conduzco hasta el lugar donde me llevó la noche antes de que empezara el instituto. Justin me dijo que es el mejor lugar para caminar por las vías del tren, el único sitio donde puede evadirse completamente del mundo.

Aparco mi bici junto a su coche y busco el rastro de los raíles entre los árboles. Veo un destello de una camiseta roja y lo sigo. Me tropiezo con una rama y me estampo contra la hierba.

—Una entrada triunfal —me dice Justin.

—¿En serio? Es que la he estado ensayando.

Justin me observa mientras trepo a las vías.

No sé qué me estaba esperando. Supongo que había dado por hecho que todo estaría bien entre nosotros, pero supongo que aún hay un montón de cosas en el aire. El beso en el pasillo, Justin diciéndome que me quiere, yo alejándome. A pesar de todo, esperaba que Justin se mostrara aliviado de que volviera a él.

Pero no parece aliviado, sino enfadado.

—Siento mucho lo que pasó —le digo — . No debería haberme ido así.

—¿Y por qué lo hiciste?

—Tenía miedo. No quería romper la promesa que le había hecho a Erin. Hablé ayer con ella y... bueno no es que lo hayamos arreglado, pero por lo menos se ha dado cuenta de que tú y yo deberíamos estar juntos.

—¿Dijo eso?

—Sí, más o menos.

—Y, ¿ahora qué?

—Ahora podemos estar juntos.

Justin mira a lo lejos, donde las vías desaparecen entre los árboles.

—¿Alguna vez te has parado a pensar en cómo me sentí yo cuando decidiste que ya no podíamos vernos? — me dice —. ¿Tienes idea de lo duro que ha sido para mí? Porque me dolió mucho, Lani. Lo acepté porque odio verte triste, pero nunca me preguntaste qué quería hacer yo.

—Lo sé. Lo siento, pero es que no se me ocurría cómo podíamos estar juntos.

—Deberíamos haber pensado algo, los dos. Pero me dejaste de lado. Es como si nada fuera suficiente para ti. Te dije que te quería y te marchaste. ¿Cómo pudiste hacer eso?

Una sensación de pánico revolotea en mi estómago. Justin lleva un montón de tiempo intentado convencerme de que deberíamos estar juntos a pesar de lo que dijera Erin, pero ahora soy yo la que tiene que convencerlo de que esta relación puede funcionar.

—Nunca antes he tenido novio — le digo —. No sé cómo hacer ciertas cosas. Créeme, yo no quería tomar decisiones unilateralmente. No debería haberlo decidido todo yo sola. Pero estar contigo es lo único que quiero. Necesito que sepas eso.

Justin me tiende una mano.

—Ven —me dice.

Caminamos por las vías hacia donde desaparecen entre los árboles. Nuestro destino no está claro, pero sé que quiero que lleguemos allí juntos. Lo Desconocido asusta. Siempre me ha dado miedo pensar en qué vendrá después. Pero lo Desconocido también puede ser emocionante. Tu vida puede cambiar en una fracción de segundo, pero quizá ese cambio sea lo mejor que te haya pasado nunca.

Puede que no haga falta conocer cuál será tu destino para saber que todo saldrá bien. Sea cual sea el mío, sé que estoy exactamente en el lugar en el que debo estar.

Querido Justin:

Las palabras no me bastan para decirte lo mucho que te echo de menos. Así que tendré que esperar y demostrártelo cuando llegue a casa.

Hoy, en el mar, he visto un millón de peces tropicales. ¡El agua es increíblemente transparente! Gracias por no tirar la toalla conmigo. Siempre supiste que podías enseñarme a nadar. Tienes poderes mágicos.

Nos vemos muy pronto.

Te quiere, desde Hawái,

Lani.


El novio de mi mejor amiga.Where stories live. Discover now