~Capitulo 30.

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Si hace tres meses me hubieran contado que Erin llegaría a pensar que Justin es un mierda, habría respondido «de ninguna manera». Pero aquí está, sentada en el porche delantero de mi casa, quejándose de lo mierda que es Justin.

—¿Quién rompe con su novia mientras está de campamento? — despotrica Erin —. ¿Quién hace una cosa así? ¿Por carta?

Lleva en casa dos días. Todavía no se lo he dicho. Justin es quien se lo va a decir. Se siente responsable. Ha tenido que marcharse por un asunto familiar, así que no va a ver a Erin hasta que no empiece el instituto.

—¿Quieres más limonada? —pregunto.

—Sí — dice Erin—. Esta humedad es insoportable.

Le lleno el vaso de limonada y añado un trocito de lima. Me encanta lo del trocito de lima. Me hace sentir muy adulta.

Tenía todas mis esperanzas puestas en que Erin seguiría enganchada a su rollito de verano con Lee. Pero no es así. Nunca la había visto tan enfadada. Lleva despotricando de Justin desde que llegó. Además, cuando la vi ayer también estuvo despotricando todo el rato. Y no parece que vaya a terminar pronto.

Hacerle frente a la realidad es un bajonazo.

—Habría sido distinto si lo hubiera visto venir —sigue maldiciendo—. Si nos hubiéramos peleado, o algo. Pero todo estaba bien cuando me fui. ¿Qué pudo haber cambiado tan rápido? ¡Si ni siquiera estaba aquí!

Asiento como si la comprendiera. Ocultarle la verdad me está matando. De hecho, su rabia extrema está haciendo que me dé miedo contárselo. Me alivia que sea Justin quien vaya a hacerlo en mi lugar.

—¿Qué crees que pasó? — me pregunta.

—Oh... mmm...

—¿Cómo se atreve a dejarme con una maldita carta? ¿Pero quién se piensa que es?

El vaso de Erin se derrama y la limonada chapotea por el suelo del porche.

—Lo siento — me dice.

—No pasa nada. Quizá este sea un buen momento para desviar la conversación hacia el tema de Lee, así que digo- ¿De dónde me has dicho que era Lee?

—De una ciudad cerca de la bahía.

—¿Y va a venir a verte?

—Quizá.

—Eso es guay.

Una paloma torcaz ulula. Erin no dice nada más de Lee.

—No me puedo creer que mañana vaya a tener que enfrentarme a todo el mundo en el instituto — dice.

—No te preocupes. Nadie lo sabe.

—Oh, pero lo sabrán. Los rumores corren como la pólvora. ¿Qué se supone que debo decir cuando me pregunten por qué ya no estamos juntos? Todo el mundo se enterará de que Justin me dejó — A Erin se le ponen los ojos húmedos —. Nunca en mi vida me he sentido tan humillada.

—No te preocupes. Nadie tiene por qué enterarse. Justin no ha ido por ahí contándoselo a todo el mundo.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque él no es así.

—Esa es buena —se burla Erin—. Yo tampoco pensaba que fuera a romper conmigo con una maldita carta. Pero ahí lo tienes. ¿Quién sabe de qué será capaz este gilipollas?

En cuanto se va, llamo a Justin. Le digo que no puedo volver a verlo hasta que Erin sepa lo nuestro. Estar con él este verano mientras éramos nosotros dos solos, era una cosa. Ahora que Erin está de vuelta, no puedo mirarla a la cara si sigo saliendo a escondidas con Justin. Me siento la persona más miserable del mundo. Ya es suficientemente difícil verla y actuar como si no pasara nada. ¿Cómo se supone que iba a funcionar esto?

El novio de mi mejor amiga.Where stories live. Discover now