~Capitulo 27.

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Me cuesta creer, que el instituto empiece en dos semanas. No tengo ni idea de a dónde ha ido a parar mi verano. Supongo que es lo que pasa cuando estás enamorada: el tiempo te juega malas pasadas. Acordé con Justin que le contaríamos a Erin lo nuestro cuando volviera a casa. Se ha quedado un poco más en el campamento para hacer unas jornadas de entrenamiento y poder ser monitora el verano que viene. Desde que Greg me dijo que nos había visto juntos, no hemos aparecido demasiado en público. Justin prefiere esquivar a todo el mundo a arriesgarse a que Erin se entere antes de que se lo contemos. Solo hemos ido al cine una vez y hemos estado todo el verano evitando ir a The Fountain. Las pocas veces que nos hemos encontrado con gente del instituto, hemos actuado con naturalidad. 

Hoy Justin está trabajando de socorrista en Green Pond. Yo estoy tumbada en el césped (cerca de su puesto de observación, pero no demasiado cerca) y la situación es completamente inofensiva, porque probablemente ni siquiera hablemos. Pero, en cuanto estamos solos, no podemos quitarnos las manos de encima. Lo único en lo que puedo pensar es en besar a Justin. La piel me arde cuando lo toco. Es como si tuviera fiebre. Estoy todo el rato despistada, incluso cuando estoy haciendo cosas sencillas, como ayudar a mi madre en el jardín. Un día, hasta arranqué una planta tomatera mientras quitaba las malas hierbas.

Me estoy volviendo loca. Por la noche es cuando podemos estar juntos de verdad. Estas noches de verano con Justin han sido las más intensas de mi vida. Me es imposible imaginar algo remotamente parecido a ellas. Sé que recordaré estos meses para siempre, sin importar lo que pase. Me he escapado de casa por la noche un par de veces para verlo. Por ahora, no me han pillado.

Me muero de ganas de que llegue esta noche para que por fin podamos estar juntos y besarnos durante horas. La espera es una tortura. Tengo que ponerme más protector solar. Tengo la piel completamente reseca. Estoy segura de que me sentiría mucho mejor si me metiera en el agua, pero eso no va a pasar.

Casi todo el mundo está en el agua. Hoy hace un día abrasador. Me echo un poco de crema con el spray, sobre todo en la parte de arriba del bikini. Normalmente no me echo suficiente protector en esa parte y se me queman los bordes de la piel alrededor de los tirantes.

Justin está subido a su silla de socorrista, contemplando el agua. Hoy está particularmente guapo. Quiero decir, está guapo todos los días, pero hoy está especialmente mono. De lo único que tengo ganas es de subir la escalera de su puesto de observación y sentarme con él. Sería genial si pudiéramos actuar como novios, como todo el mundo. ¿Cómo pueden tener dos personas una relación de verdad si nadie sabe que la tienen?

Justin me pilla mirándolo. Sonríe. Los dos llevamos las gafas de sol puestas, pero soy capaz de ver el color exacto de sus ojos, grabado a fuego en mi memoria.

—Hola, Lani —me dice Connor—. ¿Está ocupado este sitio?

—Es todo tuyo.

He visto a Connor aquí unas cuantas veces. Siempre se acerca a saludarme, pero es la primera vez que se sienta a mi lado. Ojalá Blake estuviera aquí, pero tiene que ir a soplar vidrio casi todos los días, mientras que yo solo trabajo unos pocos días a la semana.

Connor extiende su toalla junto a la mía. Tiene un estampado de un alce y dos tipos.

—¿Qué es ese alce? — le pregunto.

—¡Ah! — se ríe Connor —. Lo tengo de toda la vida.

—¿Quiénes son esos los dos tipos que están con él?

—Bob y Doug.

Por la manera en que lo dice, parece que tuviera que saber quiénes son Bob y Doug.

—¿Quiénes son?

—¿No conoces a Bob y Doug McKenzie?

—La verdad es que no mucho.

El novio de mi mejor amiga.Kde žijí příběhy. Začni objevovat