Capitulo 17

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Sólo llevaba dos días fuera de casa, pasando de un aeropuerto a otro, siguiendo a Kevin sin nada realmente que hacer que pudiera serle de utilidad y en varias ocasiones, Julian comenzó a plantearse si no sería una carga. Sí, era algo que se le había pasado por la cabeza pero aún así estaba decidido a llegar al final de su decisión.

Morir por Kei no le parecía una muerte tan mala. Él le había hecho daño, había provocado la muerte de personas valiosas para el chico rubio, le había ocultado esa verdad cuando lo había vuelto a ver y lo había mantenido en secreto egoístamente para retener a Kei a su lado. Morir por él lo convertiría en su expiación, incluso aunque Kei no lo llegara a saber nunca.

—Julian, he encontrado a alguien que nos llevará a la frontera. Ya sabes lo que tienes que hacer con el arma.

—Sí.

Julian se movió torpemente. Aún no se había adaptado a llevar una pistola con él y mucho menos se veía capaz de hacer por su cuenta todos los procedimientos que Kevin le indicaba sin que en algún momento terminara cometiendo un error y les atraparan en alguna frontera, en algún aeropuerto, en algún control... Ni siquiera sabía fingir que todo iba bien, que era un chico normal de viaje turístico; se le notaban los nervios, se le quedaba la boca seca, sudaba demasiado y no era capaz de mantenerle a nadie la mirada. Simplemente parecía sospechoso y las primeras veces Kevin se había hecho él cargo de todo.

—Julian.

—Vo... voy —musitó.

También no podía evitar pensar en lo que había hecho en casa, a su familia. Escoger no le había costado trabajo, pero comprendía el sufrimiento que parecía causar a todas las personas que de una u otra manera eran importantes para él, pero hacía tiempo que su suerte estaba echada y ya no tenía ganas de mirar hacia atrás. No podía seguir lamentándose y sólo le quedaba seguir aprendiendo todo lo que pudiera de la experiencia y de los consejos de Kevin.

Se montó en la furgoneta junto a Kevin y otros dos hombres que no entendía su idioma y que incluso les doblaba a los dos de tamaño y corpulencia. Kevin se desenvolvía bien, como si estuviera acostumbrado a ese tipo de situaciones y no parecía ponerse nervioso ante el hecho de que entendía mal el idioma y por le general se comunicaba con señas o indicaciones.

—¿Son de fiar? —susurró Julian, inclinándose hacia Kevin.

—¿De fiar? —Kevin hizo una mueca incrédula—. Asesinos, ladrones, contrabandistas... decide por ti mismo si son de fiar.

Julian lo miró fijamente, sin atreverse a desviar la cabeza haca cualquiera de ellos.

—No... —aceptó, como si se sintiera obligado a responder.

—Pero los necesitamos en estos momentos y se les paga lo suficiente para que nos dejen al otro lado sin preguntas.

El camión se detuvo bruscamente, haciendo que Julian y uno de los hombretones de cayera hacia delante y Kevin lo sostuvo sin prestarle atención, apartándolo mientras intentaba averiguar qué les había hecho detenerse de esa manera.

—¿Qué ocurre?

Julian también intentó ver algo, pero sólo escuchó el ruido de alguna puerta al cerrarse de golpe que hizo que el camión se moviera débilmente por el impacto. Los hombres del interior de la camioneta parecían nerviosos y no dejaban de parlotear mientras sacaban diversas armas del interior de sus ropas y las preparaban.

—¿Kevin?

Julian miró a Kevin con ansiedad pero su amigo sacudió la cabeza, levantando una mano para que mantuviera la calma.

—Espera un poco.

Durante lo que a Julian le parecieron unos minutos interminables, la puerta de la furgoneta se abrió desde fuera y los hombres apuntaron con sus armas a su compañero que empezó a gritarles algo antes de que bajaran las pistolas sin dejar de mostrarse recelosos. El conductor miró a Kevin a lo que Julian se le antojó una expresión molesta y comenzó a decirle algo también en su idioma.

Cuando habla el Corazón 2 (chico x chico)Where stories live. Discover now