Capitulo 18

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Desde que había hablado con Kevin, Julian se había intentado preparar mentalmente para aquel momento, incluso los días que había estado con Sakuya los había considerado un preludio a lo que sucedería cuando llegaran al refugio donde Kei se estaba alojando en Moscú, pero ahora que faltaban poco mas de unos pasos para llegar a la entrada, Julian iba notando como le cedían las rodillas y la respiración se le aceleraba.

"Kei puede matarte"

Sí, Julian no dudaba de las palabras de Kevin, pero no temía ese momento por eso; incluso no le parecía tan malo morir de las manos de Kei... pero no creía ser capaz de ver su rabia, el desprecio...

Julian respiró hondo y siguió caminando hasta detenerse en el portón al que habían llegado tras recorrer unos corredores en penumbras por una zona subterránea. Nadie les había explicado donde estaban ni a donde iban y Sakuya les había ordenado que les tapasen los ojos. Kevin no se había quejado y por la expresión que tenía y la manera que colaboró parecía que lo esperaba. No confiaban en ellos y Julian con cada señal que demostraba en lo que se había convertido sentía que una parte de él iba muriendo.

—Esperad aquí.

Un hombre se adelantó a la puerta e hizo algo que Julian no vio y durante unos minutos no sucedió nada hasta que las puertas finalmente se abrieron y tres hombres salieron a recibirles. Julian no reconoció a los dos primeros, pero cuando reconoció a Isi sintió que se desmoralizaba completamente.

Los ojos del japonés se movieron hasta encontrar a Sakuya y caminó hacia ellos, deteniéndose en cuanto los vio a Kevin y a él, y su tranquila expresión se transformó en una airada.

—No eres bienvenido —dijo fríamente, dirigiéndose a Kevin y sin mirarlo a él deliberadamente—. Y él menos aún.

Julian contuvo la respiración y no sintió ningún alivio cuando Sakuya se adelantó para detener a Isi si era necesario.

—Vienen conmigo —dijo ella calmada pero imponiéndose.

—No sabes lo que ha sucedido —le aseguró Isi aún controlando mal la rabia.

—Lo sé —insistió Sakuya—. Él me lo dijo.

El intercambio de miradas de los dos japoneses podía haber seguido durante mucho más tiempo, pero Isi fue el primero en sacudir la cabeza, sin desviar de nuevo la mirada hacia él.

—Kei no lo aceptará. No hay nada más de que hablar. Ellos no entran.

Isi dio por finalizada la discusión e hizo señas a los otros dos hombres rusos para volver dentro y varios del grupo que habían viajado con ellos también se movieron hacia el interior pero Sakuya se mantuvo inmóvil.

—Kevin tiene una información que Kei necesita. Sí lo recibirá.

La seguridad de Sakuya hizo que Isi se detuviera y se girara a mirar al que una vez llamaron asesino antes de volver a mirar a la mujer.

—Si es una trampa...

Sakuya se adelantó hacia su amigo.

—Yo hablaré con Kei.

Julian vio como todos entraban y sólo se quedaban en la puerta los dos guardias que habían salido con Isi y casi notó la impaciencia mientras esperaban en el frío hasta que dos hombres más volvieron a salir y se acercaron a ellos, haciéndoles indicaciones con la cabeza.

—Entrad —ordenó uno de ellos.

—Vamos —Kevin se movió antes de que Julian le siguiera, notando como los nervios crecían a cada momento y agradeció sentir el dolor de la presión de las uñas en la palma de las manos, comenzando a ahogarse cuando cruzó la puerta y otro hombre lo detuvo, permaneciendo al lado de Isi que volvía a mostrarse sereno, pero parecía mucho más peligroso. Julian apartó la mirada, sintiendo una punzada de dolor.

—Dejad todas las armas en esa mesa —ordenó, mirando únicamente a Kevin y se sorprendió cuando él también dejó el arma sobre ella pero no dijo nada—. Registradlos —volvió a ordenar, dándose la vuelta para marcharse.

—¿No crees que estás llevando esto un poco lejos? —se interesó Kevin, pese a que ya se estaba quitando la cazadora y se la entregaba al hombre que se le había acercado. Julian intentó imitarle, intimidado.

Isi ni siquiera se detuvo para volver a mirarlos.

—Una vez fuimos traicionados, no volveremos a cometer ese error.

—No.... No pretendía hacer... eso... —Julian notó como el hombre empujaba de sus brazos y los levantó rápidamente para permitirle que pasara una maquina por sus costados—. Yo nunca quise...

—No me interesa.

Isi no se detuvo a escucharlo, siguió el camino hasta perderse en el interior de un ascensor del fondo y apretó con más fuerza las uñas en la piel, sin atreverse a mirar a Kevin y recogió su ropa, vistiéndose torpemente antes de que les guiaran también hacia el mismo ascensor en el que había subido Isi y les llevaron hasta una estancia mucho más acogedora, un pasillo que le recordaba la casa donde habían estado con Viktor. Sintió un nudo en el estomago pero no prestó demasiada atención a ello. Una puerta se abrió al otro lado del pasillo y Julian reconoció a Sakuya junto a varios japoneses. Todos salieron y caminaron hacia ellos, pero Sakuya se quedó en la puerta, esperando a alguien.

—Ven con nosotros —Julian levantó la mirada al hombre que le había hablado y le indicó que le siguiera con la cabeza antes de dirigirse a Kevin—. Espera un poco aquí.

—De acuerdo.

Julian lo miró con aprensión, pero Kevin asintió con la cabeza y Julian aceptó seguirlos, caminando hacia la misma dirección donde se encontraba Sakuya y contuvo la respiración con fuerza cuando distinguió la imponente presencia del chico rubio al otro lado de la puerta, reuniéndose con la mujer en aquel momento y se detuvo de golpe sin ser capaz de seguir adelante cuando Kei salio de la habitación y por un momento desvió la mirada hacia él; fría, impasible, con una sombra aún mayor en la oscuridad de su mirada, sin mostrar ninguna señal de importarle qué le había pasado en la cara. Apretó aún con más fuerza las uñas en la piel, desesperado, necesitando que el dolor del pecho se aliviase, pero no se movió, ni siquiera para encogerse.

—K...

Cerró la boca de golpe, recordándose que no iba a volver a pedir perdón.

Kei caminó junto a Sakuya, acercándose hacia él y Julian notó como un sudor helado le recorría el cuerpo.

Tampoco tenía derecho a decir te quiero.

Esperó con una angustia desgarradora como los pasos de Kei los dejaban en la misma altura, esperando que sucediera algo, pero cuando el chico rubio pasó por su lado, sin ni siquiera rozarle ni volver a desviar la mirada hacia él, como si no lo conociera, como si no existiera, Julian se tambaleó débilmente hacia delante, notando como toda la entereza que había reunido se desplomaba y el dolor del pecho lo desgarraba hasta abrasarle. Apoyó una mano en la pared para sostenerse, impidiendo que las lagrimas se deslizaran de sus ojos y se enderezó. Realmente no había esperado algo diferente y no debía olvidar nunca para qué estaba allí. Se pasó torpemente una mano sobre los ojos. No estaba allí para llorar.

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Pero que sueño.... tendriais que verme ahora, en serio, dando cabezadas sobre el teclado sin controlar que se me cierren los ojos. Ni siquiera coordino xDD

Gracias por leer, votos y comentarios ^^

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Cuando habla el Corazón 2 (chico x chico)Where stories live. Discover now