Capitulo 36

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Julian no se atrevió a mirar a Kei pero notó todas las miradas fijas en él y escuchó con un sudor frío recorriendo todo su cuerpo la irónica risa de Nathan.

—Tiene valor el gatito después de todo —se burló hasta que la cavidad se quedó completamente en silencio y Julian levantó un poco la cabeza y lo vio desviar el rostro de él hasta Kei, clavando en su primo una mirada llena de emociones—. Vete. Nunca ha habido la necesidad de que muramos los dos.

—No —aceptó Kei asintiendo suavemente con la cabeza—. Nunca hubo ninguna necesidad pero tú siempre insistes en morir en mi lugar, ¿no?

Nathan sonrió con esfuerzo e hizo un movimiento como si quisiera encogerse de hombros pero sólo llegó a levantarlos un poco antes de volver a dejarlos caer y hacer una mueca de dolor.

—Supongo que es lo que tiene el amor.

Julian vio como el rostro de Kei se desencajaba de rabia y dio un paso al frente, pero Rykou y Kevin parecieron leer las intenciones de Kei y se adelantaron a él, agarrando a Nathan cada uno por un lado y le obligaron a ponerse de pie, haciendo que Kei se detuviera de golpe.

—Hora de irse —sentenció Rykou, haciendo una señal a Kevin con la cabeza para mover a la misma vez a Nathan y lo llevaron hasta la entrada.

Julian no se movió y sólo giró el cuello para mirar a Kei cuando percibió que se movía.

Kei miraba hacia la entrada, la espalda de Nathan hasta que desapareció hacia la izquierda y Julian siguió todos sus movimientos hasta que lo vio bajar el arma y guardarla. Sólo entonces, giró la cabeza para mirarlo de nuevo.

—¿Qué es lo que pretendes hacer?

Julian volvió a bajar la cabeza de golpe, sin responder y esperó a ver como los pies de Kei se movían para correr detrás de él, manteniendo una pequeña distancia con su espalda.

Ya habían abierto una abertura por un lateral. El camino era excesivamente estrecho, aún menos iluminado y más frío que el anterior. Ninguno habló durante la marcha. Las pisadas y la respiración agitada de Nathan era lo único que se escuchaba más cerca. Los disparos y algunas explosiones aisladas retumbaban de manera aislada pero no dejaban de producirle ansiedad.

Julian clavó la mirada en la nuca de Kei, con aprensión. Las cosas habían ido de una manera que posiblemente él no había planeado. ¿Seguramente había esperado que todos le obedecieran y se marcharan cuando él decidiera quedarse a morir con Nathan? Sólo una idea pasó por su cabeza y apretó con fuerza los dedos de las manos en el pantalón, encogiendo un poco la espalda al caminar para tratar de aliviar el dolor que le atravesó el pecho. ¿Kei hubiera intentado lo mismo si él jamás lo hubiera traicionado aquel día? Kei lo había querido en una ocasión... Julian contuvo un sollozo y apartó la mitrada de Kei, clavándola en sus propios pies. No había marcha atrás, no había marcha atrás... Respiró hondo y estuvo a punto de chocar con la espalda del chico rubio cuando se detuvieron bruscamente.

—Tenemos que subir —escuchó a Rykou desde algún punto desde más adelante.

—Genial —dijo Nathan—. ¿Queréis que mueva los brazos a ver si puedo volar?

—Soporta el dolor —Kevin no mostraba ninguna emoción pero por el silencio que hubo, Julian imaginó que había un intercambio de miradas entre los dos chicos.

—Guau, guau.

—Suficiente —intervino Kei, haciéndose paso para llegar al principio.

Julian consiguió ver la pared y el agujero que había arriba, a varios metros. Por los salientes que había y que Kei estuvo tocando, supuso que los demás habían salido por allí, trepando la pared, pero... Giró la cabeza hacia Nathan que se había apoyado en la pared y no sólo parecía agotado, sino que estaba dejando un hilo de sangre por donde pasaba. Apartó la cabeza.

Cuando habla el Corazón 2 (chico x chico)Where stories live. Discover now