Capitulo 32

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Kei bufó, apartándose y Julian siguió tumbado en la cama, en la misma postura, sintiéndose tan miserable y perdido que simplemente no encontraba las fuerzas para levantarse y marcharse. Realmente no quería irse de allí, no quería alejarse de él. Quería que las cosas volvieran a antes del primer viaje a Rusia, quería que Daiya y Viktor y muchos otros volvieran a la vida. Quería que Nathan siguiera pululando alrededor de Kei, siempre demostrando que su amor por él era más fuerte, más sincero y verdadero, quería que Oshi volviera a darle uno de sus abrazos que siempre conseguía estrangularlo, quería... no... necesitaba que Kei volviera a burlarse de él, que sus manos recorrieran su cuerpo y le hiciera el amor una vez más.

—Olvídalo —soltó Kei—. No estoy de humor.

Julian cerró los ojos y se llevó un brazo a la cara, tapándoselos con él. No quería llorar pero era muy difícil seguir allí y no hacerlo. Con esfuerzo apartó el brazo y abrió los ojos, sentándose en la cama y buscó a Kei con la mirada.

El chico rubio se había sentado en un sillón a un lado del armario y había apoyado la cabeza en la pared pero sus ojos seguían mirándolo. Julian se encogió y desvió la mirada pero no se movió.

—¿Qué va a pasar con Oshi?

Julian percibió como Kei se encogía de hombros.

—Mañana vendrán a buscarlo. Regresará a Japón.

—Y... allí... —Julian dudó antes de preguntar por miedo a que le dieran una respuesta, una que prefería no oír—, ¿qué pasará con él?

Durante unos instantes, Kei no respondió. Se limitó a mirarlo en silencio, con la misma postura.

—Irá permanentemente a un hospital.

Julian comenzó a frotarse las manos que habían comenzado a sudar.

—¿Hasta cuando? —musitó en voz muy baja, tal vez deseando que Kei no lo escuchara y no le respondiera a ello.

—Le dejé esa decisión a Rykou —respondió Kei en cambio, con la voz muy cansada y Julian se obligó a levantar la cabeza y volver a mirarlo directamente.

—Pero...

Kei levantó una mano para callarlo, dando por finalizada la conversación.

—Suficiente. No voy a seguir hablando de esto.

Julian vio como Kei cerraba cansado los ojos y ladeaba la cabeza, dejando que su cabello cayera sobre su rostro y durante lo que a Julian le pareció una eternidad, no se movió y dudó si realmente se había quedado dormido.

Giró un momento la cabeza hacia la puerta cerrada pero ni siquiera se planteó la alternativa de levantarse y marcharse. Era la primera vez desde que había llegado a Rusia que podía encontrarse de esa manera con él, a solas, sin aquella hostilidad que le hacía que todo su cuerpo temblara de dolor y aunque Kei se hubiera quedado dormido su sola compañía era suficiente para él.

Se levantó despacio, sin hacer ruido y caminó de puntillas hasta detenerse frente a Kei. Podía notar su respiración en el movimiento tranquilo de su pecho y alzó una mano, rozando uno de los mechones rubios que caían sobre sus ojos y lo mantuvo tímidamente en la mano, sin apartar la mirada de la piel de Kei pero sin atreverse a tocarla.

—Sakuya dijo que no me culpabas —susurró para sí mismo, contemplando el rostro dormido de Kei con aprensión, pasando los dedos encima de la mejilla del chico rubio, incapaz de llegar a rozarlo.

—Por lo visto Sakuya tiene la lengua muy larga.

Julian contuvo la respiración, impresionado y se enderezó, apartando rápidamente la mano que tenía sobre el rostro de Kei, pero el chico rubio fue mucho más rápido y le agarró la muñeca, con fuerza y le obligó a encorvarse para mantener la postura y el equilibrio. Julian levantó la cabeza y clavó la mirada en los ojos abiertos de Kei. Su mirada tenía un brillo intenso, una mezcla de peligro y furia contenida y Julian apartó la mirada, mordiéndose el labio con fuerza.

Cuando habla el Corazón 2 (chico x chico)Where stories live. Discover now