Capitulo 33

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Julian se incorporó despacio y se secó las lágrimas con la manga del jersey y se giró, conteniendo ruidosamente la respiración, alarmado cuando vio a alguien en la puerta y dejó escapar todo el aire de sus pulmones al reconocer a Kevin, mirándolo de manera extraña.

—Nos vamos a la fortaleza principal de Alexander. Sólo quería preguntarte si aún querías venir con nosotros.

Julian miró a Kevin confuso, tardando en comprender las palabras de su amigo y sacudió con fuerza la cabeza. Nada había cambiado.

—Iré.

Julian pasó por su lado para salir al pasillo pero Kevin se lo impidió, agarrándolo del brazo.

—¿Estás seguro? Kei parece dispuesto a escucharte, a hablar contigo. Tal vez no necesitas hacer esto.

Julian sonrió tristemente y miró a Kevin agradecido. Después de todo no hubiera conseguido nada sin su ayuda. Incluso agradecía esas palabras.

—Kei nunca olvidará la muerte de Daiya, de su tío, de todos por los que se siente culpable y yo nunca podré borrar el hecho de que fui yo la causa de esas muertes. Fuera por lo que fuera por lo que lo hiciera, por mucho que lo comprendan. Cada vez que Kei me mire verá a todas esas personas muertas, verá la causa de que un pedazo de su corazón sea más negro... ¿De verdad crees que Kei podrá alguna vez mirarme y no ver todo eso? —Julian sacudió despacio la cabeza, comprendiendo el dolor de sus propias palabras y respiró hondo, sin aliviarlo—.Porque yo no podré mirarlo y no sentirme culpable —su voz perdió intensidad a medida que hablaba, ahogando la voz en su garganta y se llevó un puño al pecho, apretándolo con fuerza como si con eso pudiera aliviar algo del dolor que sentía, la sensación de agonía, de ansiedad —. Vámonos —susurró, caminando hacia la puerta y cogió sin detenerse la pistola que Kevin le tendió al pasar por su lado y la apretó en la mano, agradeciendo sentir el frío metal en la piel.

Kevin lo siguió hasta el ascensor, sin tratar de ponerse a su altura, como si le concediera un poco de espacio para tranquilizarse, para secarse lamentablemente la cara húmeda del llanto y solo se puso a su lado cuando entraron en el ascensor.

—Sabes que igual ni siquiera puedas acércate a Kei, ¿verdad?

Julian ni siquiera se molestó en mirarlo. Sabía lo que trataba de decirle, pero tampoco se lo dijo, dejó que Kevin siguiera hablando.

—Lo sé —murmuró.

—Las probabilidades de que puedas interponerte en una bala que vaya dirigida a Kei o cualquier otra cosa que suceda hoy, es muy baja. Lo sabes, ¿verdad?

—Lo sé —volvió a murmurar esperando a que las puertas se abrieran y los dos se adentraran en el largo corredor del sótano en completo movimiento. Julian no entendía la mayoría de los gritos o conversaciones, mucho menos las órdenes que alcanzaba a entender las palabras en otros idiomas, pero tampoco hizo mucho esfuerzo por comprender algo. A él nadie le daría una orden, nadie esperaría nada de él y él tampoco quería que nadie lo tuviera en cuenta porque sabía que fallaría —. Puede que no sea hoy —asintió despacio con la cabeza, como si tratara de convencerse a sí mismo —, puede que tampoco mañana, pero permaneceré a su lado hasta que llegue el momento en el que pueda hacer lo único con lo que pueda expresar lo que realmente siento, lo único con lo que puedo pedir perdón y demostrar que realmente lo quiero. Mis palabras ya no tienen ningún valor —posiblemente nunca lo habían tenido —, pero si doy mi vida por él... eso será mi manera de decírselo —Kevin no dijo nada y Julian se lo agradeció —. Si no es hoy, ni mañana, tal vez sea dentro de un mes o un año... pero mientras me haré más fuerte, aprenderé y tal vez... —se le trabó la voz y apretó con más fuerza el arma para sentir su seguridad —, tal vez algún día podré serle de utilidad.

Cuando habla el Corazón 2 (chico x chico)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt