Capitulo 30

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—¿Qué es lo que ocurre, Kei?

Julian se dejó guiar por los corredores de la fortaleza en la que Kei se había recluido en Rusia, siguiendo casi con esfuerzo el ritmo que el chico rubio había marcado y trató de esquivar a todo el ejercito de hombres y mujeres que había dentro y que se movían a una velocidad que hacía que Julian se sintiera pequeño e inútil.

—¡Kei!

Kei se detuvo finalmente y se giró, dando un paso hacia él. Julian retrocedió instintivamente, tal vez dudando de que la expresión de rabia y peligro no estuviera dirigida en parte a él y se encogió involuntariamente cuando Kei alzó una mano, pero no fue un golpe lo que sintió, sino los dedos del chico agarrando su brazo y tirando de él.

—Fuera. Ve a buscar a Sakuya a los dormitorios. Ella te llevará al refugio.

Julian abrió mucho los ojos, incapaz de saber lo que debía sentir ene se momento. ¿Feliz porque pese a todo aún pensaba en él lo suficiente como para que fuera a protegerse? ¿O triste porque prefería enviarlo lejos del peligro y de su vista porque lo consideraba un estorbo en su camino? Julian cerró los labios, notando como los dedos de Kei aún agarraban su brazo, seguramente sin darse cuenta aún que lo hacía mientras daba órdenes, indicaciones y no sólo en un idioma.

—No me iré, Kei —susurró Julian, aún sin saber si realmente quería que Kei lo escuchara pero sí sintió, incluso manteniendo la cabeza inclinada y la vista pegada a los zapatos, como los ojos del chico rubio se clavaban en su nuca. Ni siquiera necesitó mirarlo para saber que sus ojos brillaban furiosos—.Puedo quedarme. Lucharé y...

—Oh, no —la fría voz de Kei hizo que Julian se encogiera aún más—. No me gustaría tenerte cerca en un momento de crisis. ¡Largo!

Kei sólo soltó su brazo pero Julian lo sintió como un acto desgarrador y se quedó mirando su espalda mientras se perdía entre los demás y vio como Rykou e Isi se les unía, éste último bastante alterado y finalmente se quedó completamente sólo.

El sonido de alarma se detuvo tan bruscamente como había comenzado y Julian levantó la mano para mirar el arma que aún mantenía fuertemente agarrada y trató de ubicarse, algo imposible ya que no había tenido muchas opciones de moverse libremente por aquel lugar y tras un momento de pausa corrió hacia los ascensores y subió hasta el piso donde se encontraban las habitaciones pero al llegar, todo estaba completamente vacío ya y Julian dejó su habitación para el final, comprobando que Kevin tampoco se encontraba dentro.

Confuso y con cierto temor, dudó antes de volver corriendo al ascensor, abriendo las puertas una a una, asegurándose una vez más de que las habitaciones se encontraran vacías y pulsó el número cuatro, escuchando un ruido seco mientras se cerraban las puertas y el eco de unos disparos, haciendo que por un momento creyera que se le pararía el corazón y se acercó completamente a la puerta, dando inconscientes golpecitos con las zapatillas al suelo, escuchando los fuertes latidos de su corazón en las sienes y cuando el ascensor sufrió la típica sacudida al detenerse e indicar el número cuatro, Julian levantó la pistola bien alto, apuntando a las puertas mientras se abrían y estuvo a punto de disparar cuando se encontró prácticamente en su cara con dos armas.

—¡Es Julian! ¡Es amigo!

La voz de Sakuya se escuchó detrás de los dos chicos que le apuntaban y vacilaron antes de echarse hacia atrás, sin bajar el arma y mirándolo desconfiados.

—Baja la pistola, Julian —ordenó Sakuya, irritada y nerviosa, mirando continuamente hacia la derecha, hacia algún punto, hacia alguna de las habitaciones que se encontraban en el hospital.

Cuando habla el Corazón 2 (chico x chico)Where stories live. Discover now