Capítulo 34 - Pesadilla

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ALLIE

Matt y yo cerramos con llave todo, tal cual indicó Luke, y pasamos a comprar a la panadería del pueblo antes de dirigirnos a casa de Lena.

Siento un cosquilleo en mi vientre mientras vamos por allí tomados de las manos. Mi cabello está muy húmedo luego de pasar un buen rato bajo la regadera, donde algo tan mundano como ducharse adquirió un concepto muy diferente. Uno bueno, uno que me hará pensar en él cada vez que tome una ducha de ahora en adelante.

Dios bendito, no sé qué me pasa. El calor se arremolina en mi cara mientras me doy cuenta de lo atrevida que he sido, y no sólo hoy. En mi defensa diré que Matt me provoca serlo. Las cosas que me hace sentir, las formas en las que me acaricia y besa... no puedo evitarlo. Él despierta en mí demasiadas cosas como para simplemente ignorarlas.

Al llegar a nuestro destino, Matt se queda en la sala de estar con Tas y con Ryan, mientras que yo me dirijo a la habitación donde Lena está descansando en pijamas.

—Hola —digo, dejándome caer a su lado—. ¿Sigues mal? Traje ese pan relleno de chocolate que tanto te gusta...

—¿Pan? —me mira con interés—. Eso... no se oye mal. Todo lo que he comido hoy ha sido lo que quedaron de los macarrones. Los deliciosos macarrones que no me hicieron vomitar.

—Es lindo cuando alguien no vomita lo que cocino, me hace sentir especial —comento a son de broma mientras saco su pieza de pan favorita y se la entrego—. Prueba con esto.

Lena toma el pan, sonriendo, y lo trocea para llevarse un poco a la boca. Por la forma en la que gime, deleitándose con el sabor, creo que esto podría entrar en la reducida categoría de comidas que no la hacen vomitar.

—¿Vienef de cafsa?

—No seas cerda, no hables con comida en la boca —le riño, lo que la hace reír porque lo ha hecho a propósito, sólo para fastidiarme—. Y no, no vengo de casa. Acompañé a Matt a su entrenamiento y luego venimos hacia aquí.

Al darle esa respuesta, ella alza lentamente la cara hacia mí con una ceja enarcada y la boca ligeramente abierta. Pasa la lengua por su labio superior, quitando menuzas de pan, y extiende una sonrisa maliciosa.

—¿Y el cabello mojado como si acabaras de salir de la ducha es por...?

—Por algo que no te interesa.

—¡Vamos, Al! —se queja—. Fui su madrina de condones y ni siquiera quisiste darme detalles al respecto. ¡¿Qué he hecho para merecerme esta crueldad?!

—Ser una sucia pervertida, Lena, así que no voy a darte más detalles. Confórmate con saber que pasó y ya —replico, rodando los ojos mientras le doy una mordida a mi madalena.

—Así apuñalas mi corazón, hermanita —dice dramáticamente mientras corta otro trozo de pan—. Y lo haces sabiendo que llevo un bebé en mi vientre. ¿Acaso tienes sangre en las venas?

—Si no tuviera lo más seguro es que estaría muerta, Elena. Y ya basta, yo no te pido detalles de lo que tú haces con Ryan.

—Lo que hago con Ryan es algo muuuuy bueno y potente que me ha dejado un bebé en el vientre. ¿Qué más quieres saber?

—Estúpida. —Me rio, pero luego mi mirada cae en el reloj digital que está en su mesita de noche, lo que desvanece mi risa—. Son casi las dos...

Ella aprieta los labios y asiente mientras mastica lo que se ha llevado a la boca.

—¿Crees que me odie más, si es que es posible, cuando se entere de que estoy con Ryan?

UnplannedWhere stories live. Discover now