Capítulo 36 - No mi bonita

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MATT

En esos milisegundos en los caigo de espaldas al suelo en medio del forcejeo y escucho el estallido del arma, solo puedo pensar en que la bala va a atravesar alguna parte de mi cuerpo. Y que eso va a doler.

Pero no hay dolor. Y no demoro mucho en darme cuenta de que es porque esa bala no me ha alcanzado.

Abro los ojos, respirando entrecortadamente, solo para quedarme sin aliento al instante siguiente. A pesar de la penumbra, veo el gesto de horror de Isaiah y luego escucho un grito que hace eco en mi cabeza y me pone los vellos de punta.

Me incorporo y sigo el rumbo de la mirada de Isaiah, y entonces me doy cuenta de que habría preferido que la bala atravesara mi cuerpo, porque sin duda que eso habría dolido menos.

No, no, no, por favor, por favor, ella no.

No puede estar pasando, no puede.

Por favor no.

Grito su nombre y corro hasta ella, sintiendo que me ahogo. El dolor en mi pecho se vuelve más pesado, aplastándome, cuando veo la forma en la que su blusa está manchada de sangre.

Por favor no. No ella.

—No, no, no. Por favor no, bonita. Tú no.

Sujeto su rostro con manos temblorosas, estoy asustado, muy asustado. Mierda, esto no puede estar pasando. No a ella. Por favor no. Sus ojos están abiertos y lucen llenos de terror mientras lucha por respirar, robando pequeñas bocanadas de oxígeno que parecen no ser suficientes.

Sus ojos se desorbitan y comienzan a cerrarse mientras yo le ruego que los mantenga abiertos. Mientras le ruego que no se vaya. No quiero verla con los ojos cerrados en esta situación, no, porque tengo miedo de que no los vuelva a abrir.

Escucho a Grace gritarle a Luke que llamen a una ambulancia antes de que ella se deje caer al otro lado de Allie y le tome una mano, murmurando que resista mientras el llanto le distorsiona la voz y sus lágrimas resbalan por sus mejillas.

Quiero decirle que pelee. Quiero decirle que sea fuerte, pero mi voz se pierde en algún momento y yo solo puedo sostenerla allí mientras veo cómo su rostro se vuelve cada vez más pálido y cómo mantener sus ojos abiertos y respirar le cuesta mucho más esfuerzo.

Siento que la estoy perdiendo, joder. La pierdo y no puedo hacer nada para evitarlo. Está fuera de mis manos, y nada te hace sentir más impotente que ver a alguien a quien amas yéndose de esta manera y saber que no puedes detenerle.

Soy vagamente consciente de Luke maldiciendo por el hecho de que la ambulancia no llega aún y gritándole a Isaiah.

Yo no quiero verlo ahora mismo. No quiero. Sé que esa bala no era para su hija, estaba destinada a mí, pero eso no cambia el hecho de que en este momento para mí él es el culpable de que la vida de Allie esté en peligro.

Cuando escucho la sirena de la ambulancia, ruego porque no sea demasiado tarde y aprieto la mano de Allie entre la mía, apartándole cabellos de la cara mientras lucho por no mirar la mancha de sangre que le cubre desde el pecho al abdomen.

Ella va a estar bien. Tiene que estar bien.

Por favor que esté bien.

—No te vayas, bonita, por favor no —consigo murmurar antes de que los minutos que parecían eternos se descongelen y todo comience a ir muy deprisa otra vez.

Luke tira de mí, alejándome de Allie un instante antes de que los paramédicos la rodeen. Ellos se dan instrucciones los unos a los otros y actúan de forma muy rápida. Le colocan una mascarilla de oxígeno y la suben a una camilla para transportarla al interior de la ambulancia. Quiero ir con ella, pero es su mamá a quien dejan subir.

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