Capítulo 2: Ven a buscarme

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*SAMANTHA'S POV*

Triste, deprimida, preocupada... Así era como me sentía mientras descansaba mi cabeza en el hombro de Mateo sentados en el sofá de mi casa. El último año había sido muy duro y solo me faltaba esto. Estaba preocupada por mi hermana, ella es muy rebelde cuando quiere y siempre va a la suya, y sé que es capaz de hacer cualquier locura por nuestra abuela.

Cuando vi su cara de pena sentada al lado de mi abuela no podía evitar que las lágrimas cayeran solas por mis mejillas. Intentaba lo posible no llorar para que Esther se tranquilizase pero eso no tuvo ningún cambio en ella. Seguía igual de afectada.

-Me siento muy mal por Esther. -Dije sin ganas a Mateo. -Tiene muy pocos amigos y solo le falta esto. -Él suspiró apretando más el abrazo.

-Oye, se recuperará, y si no lo hace, vivirá el resto de su vida con ese dolor. Créeme, por experiencia. -Dijo refiriéndose a sus padres y sus hermanos. En realidad lo sentía mucho por él y por eso hacía lo posible para evitar ese tema.

Levanté la cabeza del hombro de Mateo y lo miré a los ojos. Esos ojos que siempre me habían tenido loca. Esos ojos que me miraban de una forma distinta a los demás, y luego coloqué mi vista en sus labios, y recordé la primera vez que nos besamos.

Sin esperármelo y embobada mirándole, Mateo acortó la poca distancia entre nosotros para darme un beso.

Justo en ese momento, empezó a sonar mi móvil una y otra vez. Qué típico, el móvil inoportuno.

Al principio pasamos de él y seguimos a lo nuestro, pero como no paraba el estúpido e irritante sonido me tuve que separar de Mateo refunfuñando, me acerqué a coger el móvil y miré la pantalla. Era Esther.

Cogí la llamada sin dudarlo y apareció la voz de Esther en la otra línea.

-Hola... -Dijo tímidamente y preocupada. Nada bueno estaba pasando.

-Hola, Essie. ¿Por qué me has llamado? -Pregunté extrañada mientras dirigía una mirada confundida a Mateo. Él se encogió de hombros y seguido de eso escuché la voz de Esther de nuevo.

-Verás... He estado muy triste por nuestra abuela últimamente y... -Se cortó un rato y luego continuó. -Bueno... He hecho cosas... -Dijo con voz floja y nerviosa, pero yo la interrumpí.

-¡Al grano, Esther! -Exclamé cansada de sus palabras y ella lo soltó de golpe sin rodeos.

-¡Tienes que venir a sacarme de la cárcel!

Mis ojos se abrieron tanto que dudé si me iban a explotar y mi boca se entreabrió alucinada por lo que acababa de escuchar.

-¿¡QUÉ!? -Grité después de 3 segundos haciendo sobresaltar a Mateo del sofá y que retumbara toda la casa.

-Por favor no se lo digas a papá ni a Vero. Tu ya eres mayor de edad y me puedes venir a buscar. ¡Por favor te lo pido, Sam! -Dijo Esther nerviosa y agobiada.

En ese momento vino mi madrastra corriendo donde estábamos Mateo y yo. Mateo tenía una cara de confundido enorme y Vero estaba preocupada.

-¿¡Qué pasa, Sam!? -Dijo ella asustada por mi grito.

-Oh, nada... Es sólo que... -Me quedé sin excusas para decirle. -Es que... -Miré a Mateo. Se me daba fatal mentir, pero algo había aprendido de Esther. -Mateo hará una gira este curso. -Dije sonriente y Mateo me fulminó con la mirada preocupado y enfadado a la vez.

Miró a Vero confundido, se rascó la nuca y me siguió el rollo.

-Eh... Sí, haré una gira este curso. -Mi madrastra se alivió de escuchar eso y luego puso una cara de alegría.

-¿Te llevarás a Sam a la gira? -Preguntó entusiasmada como si quisiera organizarlo todo ella.

Mateo me miró preocupado pero se las apañó para inventarse algo.

-Es que aún no está confirmado pero seguramente sí. -Murmuró nervioso sonriendo rascándose la nuca otra vez. Una manía de casi todos los chicos.

Sonreí tranquila y unos segundos más tarde ya no había ni rastro de Vero por el salón.

Mateo me fulminó con la mirada por lo que acababa de pasar pero yo lo ignoré y me atreví a hablarle.

-¿Dónde tienes el coche?

*ESTHER'S POV*

Si mi abuela estuviera aquí y supiera lo acababa de hacer, me tiraría por el balcón.

¿Más estúpida podía ser? En qué lío me había metido... Menos mal que Sam siempre estaba ahí para ayudarme, y yo a ella.

No paraba de dar vueltas entre esas rejas golpeándolas todo el rato.

-¿Puedes parar de una maldita vez? -Gritó desesperado el policía de guardia que me vigilaba bastante cansado con una cara de enfado que daba miedo.

-No. -Le ignoré y seguí picando las rejas más fuerte que antes.

El guardia suspiró enfadado y refunfuñó algo como "Malditos adolescentes" y groserías de esas mirando al suelo.

Reí por el comportamiento del policía gordete y refunfuñón y él me fulminó con la mirada.

Seguí dando golpes a los barrotes hasta que alguien entró corriendo por la puerta casi rompiéndola. Eran Mateo y Sam.

-¡Sam! -Dije mientras asomaba la cabeza por los barrotes.

-Espera, espera, espera. Antes de nada... -Dijo mi hermana sacando el móvil y apuntándome. Quería matarla en el mismo momento en que salió el flash de la cámara, pero la necesitaba viva para sacarme de allí, ya tendría tiempo de matarla en casa.

Sam acabó de hacerme la foto y se dirigió al guardia.

-Ésta estúpida de aquí es mi hermana. Haya hecho lo que haya hecho sácala ahora mismo. -Dijo Sam cansada hacia el guardia. -Por favor. -Añadió por último.

No sé ni cómo lo hizo mi hermana, pero al final me sacó de la cárcel y fuimos juntos hasta el Volvo de Mateo.

-¿Como se te ocurre hacer algo tan malo como para que te metan en la cárcel? Ni siquiera sé lo que hiciste. -Se quejó Sam agobiada alzando las manos al cielo. Me sentía mal por ella, pero yo también le cubrí las espaldas un día por haber hecho algo malo.

-No fue tan malo como para que me metieran en la cárcel pero ellos me arrestaron igualmente. -Dije con inocencia pero mi hermana me miró con una cara que parecía difícil creerse que no estaba enfadada.

-Bueno, ya, chicas. -Dijo Mateo separándonos y se dirigió a mí primero. -Sea lo que sea que hiciste, da igual, lo importante es que has salido de la cárcel. -Y ahora se dirigió a Sam. -Y tú... Pareces una asesina. Cálmate ya, Samantha. -Acabó pero no pude evitar reírme.

Acababa de llamar a su propia novia asesina. Eso tenía precio, y aún más con Sam.

Sam se inclinó hacia Mateo con cara maligna dispuesta a pegarle, y justo cuando Mateo cerró los ojos para taparse con sus brazos y esperar el puñetazo de su novia, Sam cambió su actitud, le rodeó con los brazos su cuello y lo besó.

Me encantaba verlos así, eran una pareja feliz y a la vez odiosa. Se llevaban fatal y siempre estaban insultándose el uno al otro en forma cariñosa.

Claro que yo nunca podré llegar a tener algo así, por eso espero que lo suyo dure para siempre.

Cuento Hasta Tres ©Where stories live. Discover now