Capítulo 29: Cuarto aviso

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Al instante, me tenso pero en seguida le devuelvo el beso.

Utilizo mis manos para traer su cabeza aún más cerca mío, sellando nuestros labios con fuerza. Noah se sorprende por mi acto y me empuja hacia la pared haciendo separar nuestros rostros unos segundos, aunque no tardaron en juntarse de nuevo.

Pasé mis manos por su cabello castaño y él se estremeció nervioso aun que no se alejó de mí. Al principio el beso fue lento pero mientras iba pasando el tiempo, se volvía más intenso.

Dejo que un gemido escape de mis labios, haciendo que Noah me abrace más contra él. Movió sus manos por mi cintura y cadera hasta bajar a mi trasero y termina en mis muslos. Rápidamente, levanta mis piernas y me aprieta contra la pared aguantándome firmemente con sus brazos mientras yo envolvía mis piernas alrededor de su cintura.

Estoy temblando. Literalmente. El sonido que hace mi sangre al correr resuena en mis oídos. Puedo sentir como late mi corazón en el pecho, y el golpe es el más fuerte que jamás he oído.

Noah me baja lentamente y yo desenredo mis piernas de su cintura hasta que mis pies tocan el suelo. El beso cada vez era más fuerte, no quería separarme de él, pero él se separó aún con nuestras frentes tocándose. Abrí los ojos encontrándome con los suyos y vi sus labios hinchados, supongo que los míos debían estar igual.

-Si sigo no puedo parar. -Susurró jadeando por el cansancio mientras apoyaba su frente contra la mía sin quitar sus manos de mi cintura.

-Solo quería aclararme... -Susurré de vuelta convencida de que ya sabía lo que sentía.

Me lo habían dicho mis pulsaciones, mi cuerpo que estaba temblando, y mi corazón a punto de salirse de mi pecho.

*NOAH'S POV*

-Solo quería aclararme... -Me responde ella jadeando.

Lo que acababa de sentir no se podía expresar con palabras. Esther me había pedido que la besase por primera vez y me sentía confundido, alegre y agitado.

Cada milímetro de mi cuerpo me pide que la bese otra vez, pero trato con todas mis fuerzas de no inclinarme hacia abajo y besarla de nuevo. Sin embargo, mis manos siguen apoyadas en su cadera y eso me enciende, mientras que su cuerpo contra el mío ha puesto mi piel en llamas.

¡Inlínate hacia abajo, inútil!

Lo hago. Muy lentamente me inclino hacia abajo. Y ella no se aleja.

Sonrío y, finalmente, presiono mis labios contra los suyos y me devuelve el beso igual que lo había hecho antes. Sus dedos se deslizan a lo largo de mi pecho, alrededor de mis hombros, mi cuello y se detienen en mis mejillas.

Me quejo, jadeando y tratando de recuperar el aire que perdí. Me separo un poco de ella, sin embargo, nuestra separación solo dura unos segundos y nuestros labios se juntan de nuevo.

Suavemente, tiro de su brazo, hasta que su pecho acaba en mi torso.

Tenerla pegada a mí me hace sentir nervioso y a la vez afortunado.

En este punto, mi corazón no para de latir rápidamente. Mis hombros bajan y suben lentamente y yo respiro tanto oxígeno como puedo.

Oigo ruidos en el pasillo pero no le doy importancia y sigo besándola, hasta que una voz me sobresalta y me separo de ella rápidamente dejando un buen espacio entre nosotros.

-¿Saltándoos clase, Scott y Howard? -La voz del subdirector era ronca mientras hablaba. Mi corazón palpitaba más rápido que antes y miré a Esther.

Tenía el pelo despeinado y los labios rojos mirando al subdirector con una cara de pánico.

El subdirector de dio la vuelta haciéndonos una señal para que le seguiéramos. Al despacho del director nos llevaba. Probablemente nos iba a castigar, o mucho peor, expulsar.

Entramos en el despacho y el director se sorprendió al vernos. Nos obligaron a sentarnos en las sillas y en seguida el subdirector se chivó de lo que estábamos haciendo en el pasillo.

-Me los encontré en el pasillo saltándose clase, besándose. -Dijo y éste se fue por la puerta al tiempo que el director le asentía con la cabeza.

-Vaya, parece que ya no os lleváis tan mal. -Murmuró el director y cogió el teléfono descolgándolo. -Voy a llamar a vuestros padres, para que os vengan a buscar y que os castiguen el resto de vuestras vidas. Ya es el cuarto aviso, pero haré una excepción. -Dijo marcando un número y luego se inclinó hacia nosotros con cara asesina. -Si hacéis algo más a la próxima, sí que iréis expulsados.

-¿Señora Lee Howard? -Empezó a decir llamando a la madre de Brittany, que era la madrastra de Esther.

La miré, y pude ver su expresión pálida a punto de desmayarse con cara preocupada. Yo sí que estaba muerto. Si mi madre se enteraba de nuevo que había hecho algo malo, me llevaría a un internado junto con mi hermana.

Mi hermana Emma de dieciséis años era insoportable. Solo tenía un año más que yo, pero era muy rebelde. El año pasado intentó falsificar las notas y la pillaron. Em y yo éramos muy inseparables, siempre hacíamos cosas juntos, también me hice mi primer (y último) tatuaje con ella ya que ella tenía muchas ganas de hacerse uno y a mí me obligó. Nuestra madre acabó pillándonos y ella asumió toda la culpa consiguiéndose un billete de ida hacia un internado a parte de más cosas malas que había hecho. Pero ese no era el caso ahora mismo.

-Y ahora tu madre, Noah. -Advirtió el director marcando el número de mi madre. Creo que estaba muerto.

Definitivamente, mi vida había acabado.

Cuento Hasta Tres ©Where stories live. Discover now