Capítulo 7: Guerra de comida

5K 313 8
                                    

Al final se me acabó la paciencia.

-¿Qué quieres, imbécil? -Pregunté irónica, sabiendo que sólo me estaba mirando para molestarme.

Todos los de la mesa se giraron a mirarme sorprendidos, pero mi vista solo estaba concentrada en Noah, y en las estúpidas palabras que iba a decir.

-Comes como un animal. -Dijo riendo y sus amigos también lo hicieron por lo bajo. Al menos ellos disimulaban.

Ahí ya se me acabó la paciencia. Me levanté de la silla haciendo que todas las miradas de la cafetería acabaran en mí. Cogí mi vaso lleno de coca cola y me incliné para derramar el líquido sobre la cabeza de Noah.

Sonreí satisfecha mientras Noah ponía una cara de asco y se restregaba el líquido oscuro por los brazos para quitárselo.

-¡Ah! ¡Dios! ¡Ahora sí que eres un animal de verdad! ¡Me empapaste entero! ¡Come mierda, idiota! -Dejó ir cabreado mientras se levantaba aún quitándose el líquido del cuerpo.

-Y tú cómete esto. -Contesté de mala manera y cogí un puñado de arroz con servilleta y se lo puse dentro de la boca que por suerte estaba abierta.

Noah se atragantó y empezó a toser, hasta que la bola de arroz mezclado con servilleta y ahora babas, llegó a parar en mi camiseta.

Puse cara de asco al ver todas las babas de Noah en mi camiseta y éste empezó a reírse sin parar.

-Eso fue bueno. -Dijo aún riendo y sus amigos y todo el comedor se apuntó. Fulminé con la mirada a Noah.

Brittany se levantó a mi lado, me miró y levantó la mano mientras gritaba una frase que reveló a toda la cafetería.

-¡GUERRA DE COMIDA!

No sabía cómo iba a acabar esto, pero yo solo quería ver la cara de Noah llena de comida, así que empecé a tirarle comida de mi plato.

Toda la cafetería empezó a tirar comida por los aires y a las caras de los alumnos. Algunos lo estampaban por detrás y otros corrían como locos para salvarse de ese desastre, lo que a mí me parecía pura diversión.

Cogí mi hamburguesa y se la estrellé a Noah en toda la cara.

-Conque eso es lo que quieres... -Susurró furioso con una sonrisa en el rostro y luego cogió unos huevos de la mesa y me los estampó en la cabeza.

-¡Ah! -Grité al notar la yema de los huevos cayendo por los dos lados de mi cara.

Intenté quitarme ese pringue del pelo y no me di cuenta de que Noah había ido a la cocina a por más comida.

-¡Toma! -Dijo abriendo un paquete de harina y estrellándomelo en la cara. Me quedé con la boca abierta por el acto de Noah. Estaba muerto.

-Date por muerto. -Dije amenazante y cogí un bote de kétchup.

Al verlo, Noah se alejó de mí y empezó a correr por toda la cafetería y yo detrás de él.

Al final lo acorralé en un rincón y él se tapó el rostro con los brazos mientras cerraba los ojos con fuerza.

-Tranquilo, no te va a entrar nada en los ojos. -Dicho eso abrí el bote y apreté por el medio para que saliera el líquido rojo y acabara en el cuerpo de Noah.

Noah se quejaba todo el rato pero yo no le hacía caso. No me di cuenta de que estaba sonriendo mordiéndome el labio. Me lo estaba pasando bien. Me estaba divirtiendo por primera vez desde que llegué al instituto.

Al final, se me acabó el bote y miré a Noah. Estaba todo recubierto de kétchup y se estaba riendo. Me alegraba que se diviertiera, por que ahora venía mucho más.

Cogí un bote de mostaza de la encimera de la cocina y le apunté con él.

Noah puso una cara de pánico y empezó a correr de nuevo.

Esperaba acorralarle de nuevo, pero Noah tropezó con un chico y se cayó al suelo boca arriba.

Iba tan disparada que no pude parar y me tropecé con Noah y caí encima de él. Literalmente.

Nuestros rostros quedaron a milímetros y notaba su respiración agitada. La boca de Noah estaba entre abierta al igual que la mía. Notaba su aliento estrellarse con mi cara y sus ojos... Sus ojos azules no dejaban de seguirme la mirada con ansias de algo. De repente, Noah formó una sonrisa pervertida en su rostro y se acercó a mí acortando la distancia entre nosotros para besarme.

Sí, esas eran sus intenciones, por que antes de que él lo hiciera, alcé el bote de mostaza y lo apreté en su cara. En el momento que empezó a gritar me arrepentí, pero no quería que me besara, yo sólo me defendí.

Me levanté rápidamente de encima de él y empezó a retorcerse por el suelo.

-¡AAAAHHHH! ¡JODIDA MIEERDAA! -Gritó por toda la cafetería causando la atención de todos. Me sentí muy mal por él.

¿En qué diablos estábamos pensando? Él por intentar besarme, y yo por meterle mostaza en los ojos. ¿Pero qué bicho nos había picado?

-Lo siento mucho, Noah... -Susurré mordiéndome el labio nerviosa. Espero que los profesores no me pillen.

Me agaché a su lado y lo observé. No tenía buena pinta.

-En serio, lo siento Noah. -Dije arrepentida de lo que acababa de pasar.

De repente, Noah dejó de retorcerse por el suelo y quitó las manos de su rostro para mostrar una sonrisa vengativa.

¡El muy cabrón me había engañado! ¡Y esto era lo peor! ¡Que yo había caído completamente!

-Venganza. -Dijo y se levantó de golpe mientras yo le fulminaba con la mirada.

Él se dirigió a la salida de la cafetería y me señaló la puerta para que me fuera por que ya había tocado el timbre.

Me levanté y me sacudí un poco los pringues que llevaba encima, tendría que ir al lavabo y lavarme antes de presentarme a clase.

-Las damas primero, ¿no? -Dijo con una sonrisa burlona.

Me acerqué a la puerta, y justo cuando iba a salir, Noah me restregó unos fideos por la cara.

-Esto no ha hecho más que empezar, Esther Howard.

Cuento Hasta Tres ©Where stories live. Discover now