-¡Eh! ¡Espera! -Gritó Noah detrás de mí mientras yo corría entre las rocas. -¡Estoy cansado! ¿No podemos parar un momento?
Noah y yo normalmente no pasábamos mucho tiempo juntos, y él prefería ir al gimnasio que ir a correr por la montaña, intentando romperse el tobillo, como ahora.
Hoy, por milagro de la vida, le he podido sacar de casa a tomar el aire.
En principio, teníamos pensado ir por la calle a caminar, pero acabamos en un bosque lleno de árboles, rocas y pequeños riachuelos.
Reí por su comentario negando con la cabeza pero no dejé de correr, hasta que vi un río enorme delante de nosotros.
Me paré en seco sorprendiendo a Noah en cuánto llegó a mí. Observó el río como si fuera el paraíso y se dejó caer en el suelo alzando los brazos, como si estuviera rezando a Dios.
-¡Bendito río! ¡Te amo! -Gritó mientras se estiraba en el suelo.
-Flojo... -Murmuré mientras rodaba los ojos y me ponía las manos en la cintura descansando un poco.
-¿Cómo has dicho? -Preguntó Noah enfadado levantándose del suelo.
Sabía que él era fuerte. Sólo había dicho eso para hacerle rabiar.
-Flo-jo. -Dije vocalizando cada una de las letras y él frunció el ceño molesto.
De repente, rió como un egocéntrico y entrecerró los ojos como si me estuviera retando.
-Te vas a arrepentir de haber dicho eso. -Me advirtió mientras se dirigía a un tronco grande tirado en el suelo.
-Noah, ¿qué estás haciendo?
Él no me contestó, simplemente se agachó al lado del tronco y lo rodeó con sus brazos levantándolo del suelo.
-¿Qué vas a hacer con eso? -Pregunté un poco asustada.
No sabía donde quería llegar Noah.
-Cállate. -Ordenó y yo gruñí. No me gusta que me ordenen cosas como esas cuando saben que no las puedo cumplir.
Caminó con el tronco gordo en sus brazos hasta el río y lo dejó caer en medio del agua, formando un puente.
Salpicó un poco de agua pero el tronco se quedó firme en el agua. Lo miré sorprendida con las cejas alzadas y una sonrisa en los labios.
-¿Soy flojo, ahora? -Preguntó incrédulo con los brazos cruzados.
-Bueno, no dudes de que te he estado mirando los brazos todo el tiempo. -Murmuré pero al momento me arrepentí.
¿Qué diablos acabas de decir, Esther?
Para mi mala suerte, Noah lo escuchó y ahora se estaba partiendo de risa a carcajadas.
Pasé por encima del tronco ignorándolo y comenzando a correr.
-¡Oye! ¡Eso ha sido trampa! ¿Querías que te pusiera el tronco en el río para poder correr de nuevo, verdad? -Se quejó él.
Mierda, me había pillado.
-Sí. ¡Y gracias! -Agradecí en voz alta mientras seguía corriendo.
Entonces fue cuando escuché las pasadas de Noah cada vez acercándose más hacia mí. Me giré para mirar a Noah, pero fue una mala idea.
Me cogió por los muslos levantándome así quedando sentada encima de él. Nuestros abdómenes se tocaban todo el tiempo mientras los dos reíamos a carcajadas y él corría a toda pastilla.
YOU ARE READING
Cuento Hasta Tres ©
Teen FictionEsther Howard, una joven de 15 años, devastada por la muerte de su abuela, ya no valora nada. Ni siquiera valora las cosas que había estado teniendo delante de ella todo el tiempo. Su vida dará un giro inesperado en cuanto se entere de un secreto q...