Capítulo 45: No hace falta contar (FINAL)

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-¡Eh! ¡Espera! -Gritó Noah detrás de mí mientras yo corría entre las rocas. -¡Estoy cansado! ¿No podemos parar un momento?

Noah y yo normalmente no pasábamos mucho tiempo juntos, y él prefería ir al gimnasio que ir a correr por la montaña, intentando romperse el tobillo, como ahora.

Hoy, por milagro de la vida, le he podido sacar de casa a tomar el aire.

En principio, teníamos pensado ir por la calle a caminar, pero acabamos en un bosque lleno de árboles, rocas y pequeños riachuelos.

Reí por su comentario negando con la cabeza pero no dejé de correr, hasta que vi un río enorme delante de nosotros.

Me paré en seco sorprendiendo a Noah en cuánto llegó a mí. Observó el río como si fuera el paraíso y se dejó caer en el suelo alzando los brazos, como si estuviera rezando a Dios.

-¡Bendito río! ¡Te amo! -Gritó mientras se estiraba en el suelo.

-Flojo... -Murmuré mientras rodaba los ojos y me ponía las manos en la cintura descansando un poco.

-¿Cómo has dicho? -Preguntó Noah enfadado levantándose del suelo.

Sabía que él era fuerte. Sólo había dicho eso para hacerle rabiar.

-Flo-jo. -Dije vocalizando cada una de las letras y él frunció el ceño molesto.

De repente, rió como un egocéntrico y entrecerró los ojos como si me estuviera retando.

-Te vas a arrepentir de haber dicho eso. -Me advirtió mientras se dirigía a un tronco grande tirado en el suelo.

-Noah, ¿qué estás haciendo?

Él no me contestó, simplemente se agachó al lado del tronco y lo rodeó con sus brazos levantándolo del suelo.

-¿Qué vas a hacer con eso? -Pregunté un poco asustada.

No sabía donde quería llegar Noah.

-Cállate. -Ordenó y yo gruñí. No me gusta que me ordenen cosas como esas cuando saben que no las puedo cumplir.

Caminó con el tronco gordo en sus brazos hasta el río y lo dejó caer en medio del agua, formando un puente.

Salpicó un poco de agua pero el tronco se quedó firme en el agua. Lo miré sorprendida con las cejas alzadas y una sonrisa en los labios.

-¿Soy flojo, ahora? -Preguntó incrédulo con los brazos cruzados.

-Bueno, no dudes de que te he estado mirando los brazos todo el tiempo. -Murmuré pero al momento me arrepentí.

¿Qué diablos acabas de decir, Esther?

Para mi mala suerte, Noah lo escuchó y ahora se estaba partiendo de risa a carcajadas.

Pasé por encima del tronco ignorándolo y comenzando a correr.

-¡Oye! ¡Eso ha sido trampa! ¿Querías que te pusiera el tronco en el río para poder correr de nuevo, verdad? -Se quejó él.

Mierda, me había pillado.

-Sí. ¡Y gracias! -Agradecí en voz alta mientras seguía corriendo.

Entonces fue cuando escuché las pasadas de Noah cada vez acercándose más hacia mí. Me giré para mirar a Noah, pero fue una mala idea.

Me cogió por los muslos levantándome así quedando sentada encima de él. Nuestros abdómenes se tocaban todo el tiempo mientras los dos reíamos a carcajadas y él corría a toda pastilla.

Cuento Hasta Tres ©Where stories live. Discover now