Capítulo 10: Esto se merece una venganza

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Cogí todas las fuerzas que me quedaban para apartarme de él y lo miré arrepentida por lo que acababa de pasar.

Noah me miró medio sonriendo con los labios hinchados y el pelo revuelto y húmedo.

Alzó una mano para tocarme el brazo pero yo lo detuve.

-No me toques. -Dije apartándome de él hacia atrás arrastrándome y luego me levanté yéndome de ahí. No quería volver a ver su maldita cara en lo que restaba de mi vida.

Noah era un estúpido chico inmaduro sin sentimientos. Odiaba todo de él. Y también odiaba el perfecto primer beso que había tenido.

¿Quién coño se pensaba que era para besarme? ¡Solo lo conozco de hace unas semanas! Esto se merecía una venganza, y una de las gordas. Por haberme robado mi primer beso. ¡Conmigo no se mete nadie, joder!

Me fui cabreada hacia el vestuario de chicas donde no había nadie y me senté en un banco con la cabeza baja pensando en lo que acababa de pasar.

Mierda, mierda y más mierda. Acababa de besar a Noah Scott. Creo que me iba a morir.

Me llevé las manos a la cabeza restregándome el pelo hacia atrás con furia y apretando los ojos mirando hacia arriba. Esto no podía estar pasando. Y todo por pensar que ese imbécil se estaba muriendo.

Cogí mi mochila y me fui de allí. Del instituto también. No quería estar allí ni ver otra vez al estúpido de Noah, no quería verle nunca más.

Me dirigí hacia mi casa dónde ahora suponía que sólo estarían Mateo y Sam, por que mi padre se iba a trabajar y mi madrastra se pasaba el día fuera de casa. Mateo pasaba tanto tiempo en mi casa que era como si fuera ya de nuestra familia.

Piqué al timbre temblando y me subí la mochila por el hombro de nuevo nerviosa y furiosa.

Sam me abrió la puerta y se llevó una sorpresa al verme, pero yo entré dentro de casa antes de que ella pudiera decir nada.

-¡Esther! ¿Por qué no estás en el instituto? -Me siguió corriendo y me pilló ya que yo no corría, solo quería irme a mi habitación.

-No le digas a nadie que estoy aquí. Ahora solo quiero irme a mi habitación. -Dije por encima del hombro a Sam y subí las escaleras corriendo para dirigirme a mi habitación.

Una vez allí, tiré la mochila en un rincón y cerré la puerta con fuerza mientras me sentaba en el suelo apoyándome en la puerta cerrada.

Simplemente, era incapaz de asumir lo que acababa de pasar. No sé ni cómo podría volver a hablar con Noah o si quiera si lo llegaría a hacer. Y me daba igual el estúpido trabajo de teatro. No lo pensaba hacer.

Ya me había cansado de Noah. Lo iba a pagar bien caro. Por todo lo que había hecho, por haberme estado molestando estos días, y por haberme besado. Eso sobretodo.

*SAMANTHA'S POV*

¿Qué...? ¿Qué diablos le había pasado a Esther? Sé que ella odia el instituto y cuando ella quiere falta a clases, pero no me esperaba que viniera a casa. Algo le pasaba.

-¿Esa era Esther? -Preguntó Mateo desde el sofá poniendo cara de confundido.

Me encogí de hombros mientras fijaba mi vista en Mateo. Esa no parecía mi hermana.

-Voy a hablar con ella. Tú espera aquí. -Murmuré y empecé a subir las escaleras.

Vi que Esther había puesto un cartel en la puerta de su habitación que ponía "NO ENTRAR" con letras mayúsculas. No me lo podía creer, a mí siempre me dejaba entrar en su habitación. Algo muy malo le debía de haber pasado como para que pusiera ese cartel.

-¿Esther? -Pregunté mientras daba dos toques en su puerta y bajaba la cabeza para poner atención en si contestaba.

-Véte, Sam. -Contestó desde dentro y yo me negué. Ella era mi hermana. No podía dejarla sola mientras algo la deprimía.

-Esther, ¿qué es lo que te pasa? Somos hermanas y nunca me has ocultado nada, ni yo a ti. Dímelo, tan grave no puede ser...

Suspiré apoyada en la puerta esperando una reacción por su parte.

-Sí que lo es. Entra. -Contestó al fin y yo abrí la puerta de su habitación.

Entré y vi a Esther sentada en la cama con los ojos muy oscuros. Casi negros.

-Essie... -Me acerqué a ella y me senté en su cama rodeándola con mis brazos para abrazarla.

-Es que... -Susurró entre furiosa y confundida.

-Tranquila, no tienes por qué explicármelo, pero que sepas que yo siempre estaré a tu lado. Para lo que sea. -Dije interrumpiéndola abrazándola más fuerte y ella me devolvió el abrazo.

-Sí que te lo he de explicar. -Dijo con voz floja y se apartó de mí. -Tú siempre me lo explicas todo y ahora me toca a mí.

Observé como se incorporaba y tensaba los brazos cerrando los ojos con fuerza mirando al suelo.

-Hace unas semanas... Conocí a un chico. Un chico idiota, gilipollas, imbécil, el peor que he conocido en mi vida. Nos odiamos mutuamente, y hoy me ha besado. Me ha dado mi primer beso. -Murmuró lo último más flojo esperando que yo no lo escuchara, pero lo hice.

-Oye, si te ha besado es por que le gustas. -Le dije sonriendo y ella me miró enfadada.

-¡No! ¡No le gusto ni nunca le gustaré! ¡Solo lo hace para joderme! -Gritó apretando los puños y lo último que dijo lo susurró. -Y él se merece una venganza.

-No creo que esa sea una buena idea, Esther. Con la venganza no vas a conseguir nada.

Suspiré cansada. Esa no era una buena idea, yo ya lo hice y no saqué nada de la venganza. Nunca se gana nada de una venganza, pero para Esther es todo lo contrario.

-Sí que voy a conseguir algo. Que él se arrepienta de lo que hizo.

Lo que dije. Esther no iba a cambiar de opinión, ni con la mía ni con la de nadie. Ya se puede preparar ese chico, por que conociendo a Esther... Va a ser horrible.

Cuento Hasta Tres ©Where stories live. Discover now