Capítulo 5: 20 preguntas

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Había pasado media hora desde que empezamos a hacer el trabajo en clase y ni siquiera habíamos hablado el uno con el otro.

-Bueno... Creo que antes de hacer el trabajo deberíamos... Conocernos mejor. -Empezó murmurando él cosa que me sorprendió y yo me crucé de brazos y asentí sin ganas.

¿Conocernos mejor? ¿No sería mejor si actuamos y punto?

-Venga, Esther. Tenemos que trabajar. Dime... No sé, algo de ti. -Noah era aplicado y yo también, pero en estos momentos mi cuerpo estaba bloqueado. -¡Mira! Podemos jugar a "20 preguntas", ¿Sí? -Dijo convencido de que eso iba a funcionar. Y por algún motivo, me convenció. Me encantaría saber sus puntos débiles...

-Bien. Yo pregunto primero. -Dije seca y él asintió tragando saliva.

Estaba feliz de poder interrogarle 20 preguntas que eran más que suficientes.

-¿Nombre completo? -Pregunté y él frunció el ceño, pero contestó.

-Noah Elton Scott Griffin.

Bueno... Su nombre no era tan ridículo, pero algo podía sacar de ello, todo esto me lo apuntaba en la mente.

-¿Con quién vives? -Pregunté intentando no sonar una acosadora, por que esa pregunta es para acosadores.

-Con mi madre y mi hermana. -Respondió él formal pero no quedé convencida.

-¿Y tu padre?

-Eso... No quiero responderlo. Lo siento.

Por alguna razón, algo le había pasado al padre de Noah, por que si no quería hablar del tema era por que algo había pasado con él. No sé si habría tenido un accidente, o si lo hubiera llegado a conocer, o si... No sé, hay un montón de razones. Igualmente, seguí a lo mío pero eso no lo iba a olvidar. Todo se me quedaba en la mente.

-¿Ex novias? -Pregunté y él sonrió pervertido alzando una ceja.

-¿Por qué me preguntas eso? -Me preguntó, esa era mi intención, dejarle sin preguntas para mí.

-Por saber, por cierto, llevas una pregunta. Y contéstame. -Dije sonriendo y él cayó.

-Está bien, ahora sólo me limitaré a responder. Tengo 12 ex novias. Sólo en plan rollo. En plan en serio, ninguna. -Contestó y yo asentí lentamente.

Y yo que solo había tenido un novio en toda mi vida.

Pasó un buen rato y yo ya había llegado a la pregunta 19. Me quedaban dos.

-¿Puntos débiles? -Pregunté alzando una ceja.

Sabía que iba a caer de nuevo. Él alzó las cejas y preguntó, tal y como yo esperaba que hiciese.

-¿Qué intentas? -Preguntó pero al momento cayó y se dio un golpe en la frente con la mano. -Mierda. Eres lista. -Sonreí y él contestó seguido a mi pregunta. -Pues... Los perros. Me dan alergia además de que los odio. -Miente. Se le nota que está mintiendo. Está pensando continuamente y se rasca la nuca, igual que Mateo. -También odio a las chicas lapa cuando estoy saliendo con ellas. Y... Los bichos, dan asco. -Dijo finalmente, esta última parte no había mentido, sólo la primera cosa. Pues sí que detecto bien las mentiras en los chicos, bueno, es que es muy fácil, quien no se de cuenta es muy tonto.

-Ultima pregunta. ¿Tienes algún tatuaje? -Pregunté y él contestó que no, aun que yo no me lo creía.

-¿Y tú? -Murmuró él. Noah ya había perdido más de la mitad de sus preguntas hacia mí con preguntas estúpidas. Siempre se desviaba cuando le preguntaba algo, y acababa enfocando la situación en mi caso. Le deberían quedar unas 5 o 6 preguntas contando esta que acababa de hacerme.

-Yo... Sí. Bueno, me lo hicieron recién nacida. -Dije un poco dudosa de si enseñárselo o no.

Al final me recogí el pelo para un lado y me giré de espaldas a él, para que pudiera ver una luna negra detrás de mi oreja, escondida.

-Ala... -Alucinó Noah. -Es cómo si estuviera marcado a la piel desde que naciste. Como una marca de nacimiento. Es increíble... -Murmuró y entonces me giré de nuevo y solté mi pelo. Resultaba un poco incómodo hablar de ese tema.

La marca me la encontré hace sólo tres años y mis padres me dijeron que no la habían visto nunca y que suponían que era una marca de nacimiento, pero eso era mucho más para mí.

Me notaba diferente desde el día en que la descubrí. Como si me faltara una parte de mí. Como si yo... No estuviera completa.

-¿Como es que... Brittany y tu os conocéis? -Preguntó Noah un poco confundido.

-Oh, nos conocimos el año pasado, desde entonces es muy amiga mía. -Mentí sonriendo para que se lo creyera. No me juzguéis, estábamos en teatro y allí se podía todo.

Noah se quedó pensando unos segundos y luego preguntó de nuevo.

-¿Cual es tu color favorito?

Alcé las cejas al oírlo, ¿Color favorito? ¿En serio? Bueno, estaba malgastando una pregunta valiosa pero allá él. No era yo la que decidía.

-Yo en cambio quiero saber cosas sobre ti, no saber tus puntos débiles para yo que sé qué... -Murmuró nervioso. Puede que me tuviese miedo, eso me encantaba, pero un chico como él nunca tendría miedo de mí, y menos de una chica.

-Azul cielo. -Me limité a contestar y él puso una cara pervertida.

-¿Como el azul de mis ojos? -Reí ante su pregunta. Noah Scott no paraba de decir estupideces.

-Imbécil. No. Acabas de malgastar una pregunta, sólo te queda una.

Y sí, Noah había malgastado las 19 preguntas en cosas absurdas y solo le quedaba una. Me alegraba que ya acabara este juego, pero primero me quedaba una pregunta por responder, y a saber lo que me preguntaría...

-Había que probar... Aun que sé que no es verdad. -Dijo él y yo reí falsamente. Encima de imbécil tiene que ser estúpido y egocéntrico. Si tuviera una pistola ahora mismo en mis manos lo dispararía.

-¿Qué piensas de mí? -Dijo su última pregunta y me sorprendí. En realidad, no sabía ni por qué me había sorprendido, me lo tendría que haber esperado del chico más estúpido y tonto que he conocido nunca.

-Que te odio. -Respondí con toda sinceridad a la vez que sonreía.

-El sentimiento es mutuo. -Sonrió él con los labios apretados.

Genial, así sentíamos lo mismo el uno por el otro.

Cuento Hasta Tres ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant