Epílogo (CORTO)

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Los doctores dicen que mi hermana Madison va mejorando, que aún tiene posibilidades de despertar. La visito siempre que puedo y a veces duermo junto a ella noches enteras.

Mis padres dicen que abuso de ella, pero los he mandado a la mierda, por no habérmelo dicho antes y por no cuidar de ella estos dieciséis años.

Mientras que Samantha sigue igual con Mateo, de gira cada dos semanas y alguna vez me ha llamado diciendo que ha actuado en uno de ellos.

Brittany sigue pasando de todo, sacando malas notas pero aprobadas, comiendo nutella y helado cada tarde mientras ve alguna película con su mejor amigo Daniel.

Noah y yo seguíamos juntos, (no sé cómo) pero podía soportarle. Bastante trabajo tenía yo con todo esto de los estudios. No se me daban muy bien, de hecho, a ninguna Howard se nos daban bien los estudios.

Y ahora me encontraba yo, estirada en la camilla al lado de Madison, mirando al techo pensando.

-¿Sabes, Maddie? -Hablé girando la cabeza hacia ella. No estaba loca, sabía que me podía oír. -Con el tiempo aprendes a convivir con unos y a sobrevivir sin otros. A todo el mundo le pasa eso. Yo he aprendido a convivir sin nuestra abuela, Ann. A ti te pasará lo mismo con otra persona, por que aún tengo la esperanza de que despiertes. -Volví mi vista hacia el techo. -Algún día lo harás.

Me levanté de la camilla dirigiéndome hacia Madison. Le di un pequeño beso en la frente y me fui del hospital. Se me había hecho tarde, y Sam me esperaba en casa para recibirla de otra larga gira de Mateo.

Odiaba esto de las giras, pero era lo único que se podía hacer si quería que mi hermana viviera bien.

Después de saludarla, me encerré en mi cuarto y tiré la chaqueta al suelo cansada. Estábamos a finales de verano ya listos para empezar un nuevo curso.

Noah y yo habíamos pasado el verano juntos... Bueno, solos no. Alquilamos una pequeña casa en la costa y fuimos Brittany, Daniel, Lewis, Noah y yo.

Creo que fue el mejor verano de mi vida, pero extrañé mucho a mi hermana y sus tonterías. A Mateo ya le tenía vigilado por si le hacía algo a mi hermana y hasta le había amenazado. Bueno, yo solo quiero lo mejor para Sam.

Empezábamos un nuevo curso, quizás lleno de aventuras y cosas buenas y malas, pero esperaba no tener que soportar a ninguna zorra que se acercara a Noah.

Bueno, tampoco es que me preocupase, yo le importaba, y lo estaba deduciendo ahora mismo.

Estaba asomada por la ventana mirando al jardín de mi casa. En él se encontraba Noah sentado en una manta estirada a lo largo con una cesta.

-¿Vienes a comer? -Gritó poniéndose la mano en la frente para taparse del sol y poderme ver bien.

Me mordí el labio mientras sonreía. No, claro que él no iba a cambiar.

Cuento Hasta Tres ©Where stories live. Discover now