Capítulo 33

4.2K 530 356
                                    

Recomendación: Puede que Keaton Henson no sea de su gusto, pero ayuda mucho al efecto.
No quiere aparecer mi multimediaaaa. Busquen "About Sophie" de Keaton Henson en youtube.

33

Por alguna razón, cuando voy a la habitación de Adela ya no me siento tan tranquilo como la primera vez que estuve ahí y pienso en lo increíble que es eso. Es decir, ¿cómo es posible que aceptar que me... que me guste cambie todo tan drásticamente? Sin embargo, el cambio no es exactamente malo, sino que me hace sentir más expuesto y vulnerable de lo que estuve con anterioridad, aun si Adela no tiene idea de lo que me pasa.

Apenas entramos, ella me ofrece una silla al lado de la computadora estática, y comienza a teclear un montón de cosas. Solo ahí recuerdo que debo contarle sobre el muchacho que ha ido a mi casa por la mañana.

—Adela, ¿recuerdas a Inter?

Ella me dedica una mirada de soslayo y asiente.

—Claro, el amigo de Lucía, ¿no es así? Se me hizo un muchacho brillante.

—Sí, de hecho, creo que lo es. Esta mañana ha ido a mi casa. Solo. No estaba ni Perro ni Samuel. Es raro, ¿no crees?—le comento.

Ella para en seco y se gira con el ceño fruncido. ¿En qué momento le han salido esas pecas que yo no había visto antes? Arrugando la nariz se ve tan...

—¡Es extrañísimo!—exclama, sacándome de mi ensoñación— ¿Tenía algún motivo para ir?

Sacudo la cabeza, tratando de reorganizar mis pensamientos. Miro los ojos de Adela, que brillan con determinación.

—Sí. O sea, dijo que se le había quedado un aparato azul que no podría reconocer, y aparte, me estuvo advirtiendo sobre Lucía—murmuro, medio atontado—. Si te soy sincero, no podría decirte qué había de cierto o no. Lo único que sé es que el objeto azul no estaba antes. No conozco a Inter, así que no podría decirte si confío o no en él...

—Creo que hay que dudar de todos, Pablo—me dice ella, soltando un suspiro frustrado—. No es la idea, pero el asunto de Lucía ha resultado ser como un rompecabezas. Cuando hemos creído que las cosas van a empezar a tener sentido, la verdad es que lo pierden enseguida.

—Y no te he dicho lo más importante...—murmuro, casi con dramatismo—... supo que había cámaras en el departamento.

Adela contiene la respiración y se queda mirándome fijamente.

—¿Qué?

—Fue así—comienzo a decir—. Inter golpea mi puerta, yo abro. Quedo muy sorprendido. Me pide pasar y se va a la cocina. Me dice que Lucía es inteligente y mala. Es decir, si le agrada alguien, no; pero si no le agrada, sí. Me dice que ha puesto una cámara y que puede estar vigilándome. ¡Hasta casi pienso que realmente ella había puesto una! Pero luego recordé que montamos esas cámaras juntos y se me pasó... —digo, entre risas, medio bromeando. Como solo veo su cara de mortificación, me callo enseguida—. Okay. Mal momento para las bromas. La cosa es que antes de irse, Inter me mostró un artefacto pequeño, como un pendrive.

—¿Un pendrive?—pregunta.

—Sí. Era una cosa azul, diminuta. Dijo que se le había quedado en mi departamento, pero estuve ordenando maniáticamente ayer porque estaba demasiado nervioso pensando en que me...—cuento, pero me detengo en seco, cuando me doy cuenta de lo que he estado a punto de decirle.

—¿Pensando en qué?—inquiere. La miro, y no hay malicia en su rostro. Solo curiosidad y mortificación.

—Pensando en... en... En el trabajo, en mi familia. Quiero decir, la familia de mi hermana. En un montón de cosas.

Pablo y Adela [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now