32.-¿Nos felicitas?

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Andrea: Entonces a mis 15 años me enamore de mi entrenador de natación, se llamaba...Cesar, no no, Javier o era Antonio?...bueno lo que importa no es su nombre sino que me enamore.-dijo suspirando mientras estaba acostada entre los brazos de Samuel y este sonrió sin poderse creer que Andrea no se acordara del primer hombre al que amo, aunque le daba mucho gusto, eso quería decir que no fue tan importante como creía.-Después de eso no pude concentrarme en nada, el tenia 25, no era casado y yo ta nos imaginaba juntos, criando a un equipo completo de relevos, pero a él solo le interesaba mi estilo para nadar, tenia brazos fuertes y unos ojos azules fantásticos...me imagine haciendo tantas cosas con ese cuerpo...

Samuel: Ok ya te entendí.-dijo serio, irracionalmente comenzó a detestar a Cesar, o Javier, como se llamara ese sujeto y escucho la risita de ella.

Andrea: Bueno, para conseguir que se fijara en mi, un dia fingí que me ahogaba, me imagine que él me sacaría de la piscina y me daría respiración de boca a boca, entonces se daría cuenta que estaba locamente enamorado de mi y me pediría matrimonio.

Samuel: Es un echo desde pequeña estabas loca.-dijo sonriendo y ella comenzó a reír.

Andrea: Ya!.-dijo golpeándolo en el hombro.-Bueno, entonces hice eso, Pero ¿Que me iba a imaginar yo que ese mismo día iba a llegar mi padre para ver el entrenamiento? Entonces arruinando todos mis planes, mi padre me saco de la piscina completamente histérico, ya sabes típico de Ignacio del Junco, y antes de que yo pudiera pestañear siquiera ya me había sacado de natación, y me puso a jugar tenis.

Samuel: Que historia tan triste, quien iba a imaginar todas esas cosas.

Andrea: Me encanta tu manera sutil de decirme chiflada.-dijo acomodándose más entre sus brazos y Samuel comenzó a reír.-Mejor dime ahora tu ¿Cuándo fue la primera ves que te enamoraste?

Samuel: Yo creo que solo nos enamoramos una ves en la vida.

Andrea: ¡Como dices eso! Yo me eh enamorado y desenamorado muchas veces.

Samuel: Si, seguro si, pero eso no es amor, seguro es más atracción o deseo, algo así.-dijo y ella lo miro pensativa.

Andrea: ¿Entonces que es el amor rancherito?-pregunto con tal inocencia que a él le dieron ganas de besar toda su cara y abrazarla con fuerza.

Samuel: Buena pregunta, pero mejor hay que dejarla para después...

Andrea: ¿Mi hermana fue tu primer amor?-pregunto triste cuando el se levanto y Samuel la miro fijamente haciendo que Andrea sintiera de pronto el estomago vació.

Samuel: De tu hermana me gustaba su mirada tierna, su sonrisa dulce, su manera encantadora y amable de hablar, pero con ella no deseaba pasar las 24 horas, como lo deseo ahora contigo, con decirte que empiezo a odiar las noches.

Andrea: ¿Por qué? si son muy lindas-susurro sin aliento, al sentir como su corazón comenzaba a latir con fuerza.

Samuel: Si, pero gracias a ellas no puedo estar a tu lado.-dijo mirándola con una sonrisa y se acerco a besarla, capturando sus labios con ternura. 

Cada ves los labios de Andrea le resultaban más dulce, difíciles de olvidar, Andrea era como una droga para él, y estaba perdiendo ante ella, por que comenzaba a necesitarla cada ves más y más, ella se estaba volviendo en una terrible adicción y sus manos... las manos de Andrea lo volvían loco cada ves que lo tocaban como lo hacia en este momento. 

Con codicia, desenfreno, como si quisiera descubrir hasta la mas mínima cosa de su cuerpo, no perderse de nada, ni una sola porción de él. Andrea era la mujer más peligrosa que había conocido, y la más encantadora a la ves. 

INDIFERENTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora