39.-¿Por que no?

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Andrea con la cabeza reposando sobre el borde del jacuzzi y los ojos cerrados, podía escuchar claramente los gritos tanto de Bruno, como de Nuria, tanto que podía decirse que después de esa pelea iban a quedarse ambos, sin vos, sentía pena por su hermana pero era tan mínima que al ponerse los auriculares de le paso. Comenzando a escuchar su canción favorita.

"Ha sido un día particularmente bueno, Samuel y yo estamos bien y no hemos tenido más problemas" pensó mientras estaba canturreando en vos baja, sus pensamientos estaban en buscar trabajo, ya le aburría mucho estar en la hacienda todo el día, y se dijo que no paso la mitad de su hermosa vida para quedarse sin hacer nada.

Andrea: Uff pero trabajar aburre tanto...-susurro sin ánimos de pensar buenas opciones.-Mejor lo hare cuando me quede pobre y en la calle.

Se levanto con una gran sonrisa tras esa idea que acababa de tener, y aunque no le disgustara tampoco quería quedarse de vaga, pero ya pensaría en cosas estresantes después, ahora pensaría en que comer para cuando el sol se ocultara. Se dirigió hasta el closet y saco ropa, quitándose la toalla que tenia alrededor y comenzó a vestirse mientras tocaban la puerta.

Andrea: Un segundo... me estoy cambiando.-grito calmada mientras abrochaba su blusa.

Ignacio: Entonces regreso en una hora.-dijo y ella comenzó a reír, poniéndose los pantalones y descalza se dirigió a abrir.

Andrea: Adelante papá.

Ignacio: Necesito que vayas al pueblo, a encargar alimento para los animales.

Andrea: ¿Y porque no lo hacen tus empleados?-pregunto secándose el cabello e Ignacio la miro.

Ignacio: Porque tengo a todos trabajando para la feria que habrá en un par de semanas.

Andrea: ¿Y porque no lo haces tu?

Ignacio: Andrea...

Andrea: Esta bien, como digas...yo encantada papá.-dijo quitándole el papel y lo metio entre su pantalón.-¿Algo más?

Ignacio: De echo...¿sabes porque discutían tu hermana y Bruno?-pregunto y ella sonrió con cierta malicia.-No habrá sido por tu culpa verdad.

Andrea: No, para nada. No lo se, pero supongo que algo debe de pasar entre ellos para que los gritos se escuchen en la hacienda vecina.-dijo y suspiro.-Ay esa hermana mía, pobrecita, a unos días de casarse y se pelea, espero que no lleguen a suspender la boda.

Ignacio: Esperemos que no.-dijo y salió, mientras ella comenzaba a reír...

Cuando Samuel despertó eran más de las diez, como no había corrido la cortina, el sol entraba a raudales, y caía sobre las bien dobladas camisas que estaban junto a la ventana, la noche había sido pesada para él, tuvo que ayudar por medio de la computadora a Abram quien tenia algunas dudas sobre algo que estaban haciendo, y trabajar de noche, mediante la laptop resultaba bastante tedioso.

Se levanto, se ducho, y se afeito con rapidez, para después ir a la hacienda de Andrea, tenia que checar como iban las cosas por ahí y aprovechar para verse con Andrea, aunque fuera unos segundos, él día que le esperaba era bastante largo y con mucho trabajo.

Rosa: ¿Desayunara joven?-pregunto saliendo de la cocina y el se detuvo a dudarlo pero finalmente asintió.

Samuel: Si, Rosa por favor.-dijo y se sentó mirando como la señora entraba a la cocina y salía minutos después con la comida.

Rosa: Quiero ofrecerle una disculpa por todo lo que paso con la señora...

Samuel: Señorita.-la corrió viéndola detenidamente.

INDIFERENTESWhere stories live. Discover now