No habrá distancia que Cambie lo que siento por Ti

¿Nos volveremos a encontrar Matteo?

Punto de vista de Luna

Por un momento, nos olvidamos de todo. Sus labios habían tocado los mios y no sabiamos si sería la ultima vez. En la asotea, el viento recorría nuestros cuerpos y aumentó la densidad del aire por los sentimientos que volaban alrededor de él. Hasta que rompió el silencio, abrumandome con el recordatorio que me dió. Me percaté que no todo es un sueño, un cuento de hadas. La realidad puede golpearte y en mi caso, destrozarme.

- Tengo que irme

- Es neta Matteo que te vas?

- No tengo opcion, pero haré lo que sea por volver. Lo prometo. - mi estómago pareció revolverse con sus palabras. Estaba dejando mi corazón en manos de un chico fresa, ¿qué mas podía hacer?

- Me destrozaría saber que no voy a volver a verte, dimelo, dime que regresarás por mí.

- No te preocupes Luna, nuestro destino es chocar, lo tenemos controlado. El unico problema es si tú me esperarás.

- No quiero que me digas falsas promesas, a menos que las cumplas. Yo cumpliré las mías - En ese momento me di cuenta que una lagrima caía. Me tomó entre sus brazos y su calor me hizo sentir viva.

- Las cumpliré. Cuidate mucho, porfavor. Es algo dificil de pedirle a una chica delivery que anda chocándose con cualquiera, pero inténtalo.

Reí. Creia que no podria pero es inevitable teniendolo cerca.

- Está bien, haré mi mejor intento por no ser despistada, no me olvides. - me separé de él lentamente pero mi mano en su pecho luchaba por no dejarlo.

- como podria olvidarte? Te veo en todos lados, literalmente. - miró hacia arriba y le seguí - Cada vez que veas la Luna, aunque ahora no esté, - solté una leve carcajada - acuerdate que yo tambien la ví y pensé en ti.

- Lo haré.

- Solias decir que tu lugar era donde estaba tu corazon. Ya encontré el mio, no me voy a cansar hasta volver. Odio las despedidas.

- Yo igual, pero debes irte, perderás el vuelo. Hasta pronto Matteo Balsano. - traté de contener las ganas de llorar hasta que se fuera, no quería hacer que se sienta mal por mi culpa.

- Hasta pronto, Luna Valente. - una sonrisa forzada se dibujó en su rostro.

Nuestras manos se separaron, y ya podia sentir el dolor que me provocaba su partida. Mi corazon palpitaba fuerte mientras se alejaba. Y lo peor es que ya no habia nada mas que hacer. Apenas lo perdí de vista, estallé en un océano de lagrimas. Me quedé mirando a la cuidad, tranquilizandome y pensando en que la poca probabilidad que hay de que el viento se lleve todo con él.

Luego de dos meses desde su partida, nunca regresó. Yo no lo comprendía aún. Tuve que ir a Cancun, como me habían prometido mis padres. ¿Sería un buen lugar para dejar de pensar en el?. Cuando me estaba yendo, Gaston y Nina estaban ahí.

- Cuidate mucho, amiga.- su abrazo fué el mejor que tuve desde después de la partida del Chico Fresa.

- Lo intentaré Nina - sonreimos.

- Espero que la pases genial. Nosotros te vamos a estar esperando acá. No estés estrellada Luna, te lo pido. - dijo Gastón y no pude evitar reirme.

En ese momento, Se miraron entre sí y sentí la conexion que habia entre ellos. Esa sonrisa y ese brillo en los ojos de Gaston, me hizo estar feliz por mi amiga. Pero al mismo tiempo, me hizo pensar en Él.

- Si, porfavor. ¿No hay novedad de Matteo?

- No, no ha hablado conmigo desde la semana pasada.

- debe estar bien. Vos no te preocupes- Gaston me sonrie tratando de ocultar su preocupacion por él.

- ¡ya me tengo que ir, les prometo que los llamo!

- ¡Adios Luna! - dijeron sincronizadamente mientras se tomaban de la mano.

- ¡Nos vemos! - me dirigí directo a mis papás para irnos finalmente.

Punto de vista de Sharon

Las jaquecas eran constantes al enterarme que mi sobrina había estado en la misma mansion que compré. Inmediatamente, despues de dos semana, viajamos a Cancun con todo el personal. Debia verlo yo misma. Debia encontrar quienes habían estado en mi casa. Despues de todo, este era mi asunto. Arribamos en Mexico.

Punto de vista de Luna

Mexico, mi Mexico. Por fin nos volvemos a encontrar. Bajé del avion y nos dirigimos rápido a la mansion. Ese olor particular que hay en este lugar simpre me había imnotizado y sentirlo nuevamente traía mis recuerdos de vuelta. Todo era perfecto, bueno casi. Como ya era de esperarse, agarré mis patines y salí de la mansión. Era inevitable, estaba en mis genes.