Alcanzándote

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- ¿Hagamos una fiesta esta navidad? Mañana es noche buena, podemos hacerla aquí - dijo Ambar emocionada. Asentí con comida aún en mi boca.

- Creo que es una idea muy padre. - Simón le lanzó una sonrisa alentadora y ella se la devolvió. Mientras tanto, Matteo pasaba la mano por debajo de la mesa para darmela, sorprendiendome. Desvié mi mirada y ví a Ambar para contestarle.

- ¿Ah? Si, si, es una idea genial. Tú, Jazmin y Delfi seguro la organizan a la perfección.

- Buenisimo, Simón, ¿vos te vas a presentar? Cómo en mi cumpleaños. Podemos invitar a toda la Roller Band.

- Cuenten conmigo para lo que sea. - dijo Matteo con toda la confianza del mundo. Noté que su teléfono comenzó a sonar, para luego soltar mi mano y ver quien era. - Genial, Paulina.

- ¿Pero que quiere? - Ambar rodó los ojos, mirándome para chequear mi estado seguramente.

- Quiere que vuelva a mi casa, supuestamente tiene algo importante para decirme.

- No te preocupes Chico Fresa, vé. - solté las palabras anteriores y como respuesta me miró apenado, pero yo quería generar la ilusión de que todo estaba bien, odiaría que se sintiera mal por una cosa así. Entonces se levantó para despedirse. Ya se había ido, pero aún así me levanté sin explicación alguna para correr detrás de él y alcanzarlo. Lo divisé en el jardín.

- ¡Olvidas algo! - grité deteniéndome y respirando un poco. Percatándose de mi presencia, él se dió la vuelta.

- ¿Qué? - Lo tomé por sorpresa, esta vez robándole yo un beso. Fugaz, pero el simpre hecho de que nuestros labios se tocaban era suficiente.

- Ahora puedes irte. - dije dándole palmadítas en el pecho. Me sonrió divertido para luego darse la vuelta en dirección a la calle.

Punto de vista de Matteo

La ví apoyada en el balcón de mi habitación, esperándome. Me apoyé a su lado, mirándola con detalle con la esperanza de conocer que me diría.

- Aunque no lo creas, quiero lo mejor para tí. Me he dado cuenta que no soy yo la que te hace feliz.

- Por fín - dije sarcásticamente.

- Me comporté muy mal, espero que me perdones por lo que te hice. - Lo analicé por segundos, ¿mis oidos no me engañaban?. Ambos miramos mi jardín mientras había un silencio entre nosotros. Me miró, queriendo romper el hielo tal vez. - Me voy.

- ¿Qué?

- Vine pensando que quizás me preferirías a mi que a ella, teniendo la ilusión de que aún me amabas. Ya me cansé de tratar, y comprendí lo que me dijiste la otra vez. Creo que no sé qué es amar.

- Claramente, no sabes. - nos reímos para luego volver a retomar lo que quería decirle - Yo te aseguro que lo averiguarás, cuando realmente estés enamorada lo sabrás.

- Te deseo lo mejor, Balsano. - estiró su mano para estrechar la mía. La verdad estaba más que sorprendido por su actitud. Se la estreché y le regalé una sonrisa, un "gracias". No sabía que pensar. Caminó por mi balcón hasta salir de mi recámara, yo mientras escuchando sus pasos y recalculando todo lo que acababa de pasar.

No podía esperar a contárselo a mi Chica Delivery, seguramente ella no lo creería. Suspiré aliviado, quedándome a ver la luna llena brillar entre las nubes grises y ligeras que a veces la atravesaban.

No habrá distancia que Cambie lo que siento por TiWhere stories live. Discover now