Un amigo siempre cuando lo necesitas.

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Punto de vista de Gastón

Era de mañana, todo era tranquilo y reinaba la calma en mi casa. Estaba a punto de irme al Blake, cuando mis padres me detuvieron.

- Gastón, esperá.

- Si ma, ¿que pasa?

- vení, sentate que pasó algo que creemos que tenes que saber. - me senté un tanto confundido y preocupado. Al mismo tiempo necesitaba irme, Nina me estaba esperando en el Blake. - hijo, Matteo tuvo un accidente ayer.

- ¡¿Qué?! Mamá basta, esto es una broma de muy mal gusto si no lo sabían. - con mis papás vivíamos haciendonos bromas y molestandonos. Pero sus caras estaban bastante serias y yo comenzaba a temblar. Mi amigo, el que siempre estuvo ahí a pesar de la distancia, estaba en peligro ahora. No sabía que pensar. - ¡¿Pero él está bien?! - dije gritando desesperado.

- hijo, tranquilizate, sentate y seguí escuchandonos. - mi papá me dijo en tono de orden. Traté de calmarne, agarré mi frente con mi mano, y me senté. - él está bien, ya está en el hospital, vos no te preocupés. - ¿que no me preocupe?

- ¿Puedo ir a verlo ahora? TENGO que ir a verlo. - le dije a mi papá acentuando el "tengo".

- Bueno, pospongamos el Blake y yo te llevo. No creo que puedas estudiar así de alterado. Igual te ivas a enterar, capaz que en el Blake ya se sepa, y era preferible que lo escuches de nosotros. - el alivio recorrió mi cuerpo, nos levantamos y nos fuimos a ver a Matteo. Cuando llegamos corrí hacia su habitación. Me vió, sonrió y yo también. Me acerqué y le dí un pequeño golpe en el brazo.

- Casi me matás del susto, hermano - nos reímos. Parecía estar bien.

- Que suerte que estás aqui, ya me estaba pegando una aburrida que ni te cuento.

- eso te pasa por bruto y cruzar la calle mientras estás en la "luna". Te conozco y supuse que por ella estabas distraidos. Contame. - me senté y nos quedamos hablando toda la mañana, decían que la ruptura de cadera era leve, es decir, que necesitaría unos días de rehabilitación y ya estaría perfecta. Así que agarramos una silla de ruedas y fuimos corriendo por todo el hospital bromeando. Claro, no a los enfermos. Chocabamos la mano con todos los enfermeros y les contabamos chistes a las enfermeras. Nuestra diversión acabó cuando mis papás llegaron.

- Gastón, tenés que volver al Blake. Ya te pasaste todas las horas de historia, geografía y matemáticas. - asentí con la cabeza y nos dimos un abrazo rápido y fuerte con Matteo. Me fuí sabiendo que estaba bien y en buenas manos. Miré el celular y me percaté que tenía como 10 llamadas perdidas de Nina. La llamé.

- ¡¿Gastón?! ¿donde estabas? - me dijo en tono de susurro

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- ¡¿Gastón?! ¿donde estabas? - me dijo en tono de susurro.

- después te explico todo, voy al Blake.

- bueno, está bien. Pero justo se te ocurre llamarme cuando estoy en clase - se rió con un tono bajo para que no la escucharan y yo me reí del otro lado.

- Perdón, te dejo. Estoy llegando. Te quiero, Chau.

- Chau inoportuno. Te estoy odiando yo, me hiciste preocuparme - se rió y me cortó.

Punto de vista de Nina

Corté el telefono y ví a Luna. Estaba un poco anciosa y distraida. Le toqué el hombro.

- llamada de tierra a la luna, ¿me escuchan? - me sonrió sarcasticamente.

- hay si, que graciosa - se rió - es que no te he dicho que pasó ayer.

- Contame, acá estoy.

- espera, acomodo mi chamarra y te digo. - empezó a contarme toda la historia y yo la miraba asombrada. Fue ahí donde me dí cuenta porqué Gaston no había venido.

- no lo puedo creer, perdón amiga. Gastón fue a verlo esta mañana al parecer. Le podés preguntar cómo está. - una sonrisa enorme se dibujó en su rostro.

- la neta muchas gracias Nina. Por escucharme. - me tomó la mano y yo le ragalé mi mejor sonrisa. Sonó el timbre y ví a Gaston llegar corriendo. Me miró y se dirigió a donde estaba.

- Hola amor. - lo abracé rodeando mis brazos al rededor de su cuello, mientras él me abrazaba por la cintura. - larga historia.

- ya sé lo que pasó con Matteo, me acaba de contar todo Luna - en ese momento, ella llegó - ¿y cómo está él?

- está perfecto, es más, con la silla de ruedas nos paseamos por el hospital. Dicen que necesita rehabilitación de unos días y que ya su cadera va a estar como nueva. Gracias a Dios, podría haber sido peor.

Luna sostuvo mi hombro y soltó un suspiro de alivio.

- que suerte, entonces está mejor que ayer. Que buena onda. - volvió a sonar el timbre y los dos se fueron. Sonó mi teléfono y era un mensaje de Xabi.

"¿Podemos encontrarnos hoy en la tarde en el parque? Tenemos que hablar, porfavor, necesito verte"

"¿Podemos encontrarnos hoy en la tarde en el parque? Tenemos que hablar, porfavor, necesito verte"

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No habrá distancia que Cambie lo que siento por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora