Luna Valente es una simple chica cuyo novio, Matteo Balsano, tuvo que irse a Italia. Pero a su regreso, las cosas se complican a tal punto que les causan un dolor inevitable. ¿Su destino será chocar a pesar de todo?
Genero: romance/ drama.
Basado...
- es solo que tienes miedo. Lo sé, pero estoy aquí a tu lado. - me tomó de la mano y mis temores casi se esfumaban, pero no por completo. Lentamente, abrió la puerta principal de la mansión.
- ¿Sol? - dijo la señora Sharon.
- Si, soy yo. - ví a Ambar bajar de las escaleras con lágrimas en sus ojos. Me vió allí, y corrió a abrazarme. Me sentí un tanto extraña y Matteo lo notó.
- Lunita perdoname - dijo Ambar entre lagrimas - te hice cosas terribles y no tuve la oportunidad de decirte lo arrepentida que estoy. De todo corazón, me gustaría empezar de nuevo prima. - el termino "prima" hizo que temblara, pero no pude soportar verla así. Ella había cambiado, y siempre hay que darle una oportunidad a quienes lo necesitan.
- con gusto, Ambar. Todo está olvidado, no te preocupes - dejó de abrazarme y me miró.
- gracias.
- Puedes quedarte donde gustes, tienes tu habitación arriba - interrumpió la señora Sharon.
- Gracias, pero voy a dormir en mi cuarto por ahora. - mi incomodidad se notó demaciado.
- ¿Quieres que vayamos a la cocina por algo? - "Gracias Matteo" decía en mi mente por encontrar una excusa para que salieramos de ahí.
- Si, vamos. - una sonrisa incomoda se dibujó en su rostro y aún tomados de la mano, pasamos al lado de la señora Sharon. Finalmente, llegamos a la cocina y suspiré profundamente.
- Todo va a estar bien, te lo prometo. - dijo mientras me abrazaba y solo sentir su olor, su calor, ya me tranquilizaba.
- ¿Tienes idea de cuanto te amo? - dije dejandolo de abrazar y mirandolo a sus ojos, esos que lo dicen todo. Se iluminaron y podían mirar a través de mi, hasta lo más profundo de mi alma - Gracias por estar aqui conmigo.
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- Siempre que tu lo quieras, estaré Chica Delivery. Yo también te amo.
- Es tarde, debes irte. No quiero que tu papá se enojen - hizo dos pasos hacia atrás.
- ¿Encerio tengo que irme ahora? ¿No quieres inventar una excusa para que me quede un poco más? - me reí.
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