No habrá distancia que Cambie lo que siento por Ti

Déjame amarte

Decidí no tener mas miedo, jugarmela. Así que ese día por la tarde fuí al Jam and Roller, donde sabría que él estaría. Siempre va después del Blake, me dí cuenta en poco tiempo. Derecho fuí a la pista, y era como si la suerte estuviera a mi favor.

- Hola.. - apenas me vió, miró abajo, desvió su mirada de la mía. - perdoname, Chico de los Recuerdos, fuí una tonta. - seguía sin mirarme y entonces agarré su rostro para que finalmente lo hiciera. - no estes mas enfadado conmigo.

- el problema no es justamente ese. - ví una lagrima salir de su mejilla, y trató de ocultarla. - no estoy enojado contigo.

- ¿entonces?

- estoy enojado conmigo mismo, y no puedo perdonarmelo.

- ya está, ya pasó. Solo.. - limpié sus lagrimas con mi dedo pulgar - déjame amarte.

Punto de vista de Matteo.

- es que - me alejé de ella y sus ojos confundidos me mataron de culpa. - tu no eres Luna.

- lo entiendo, no puedes amar a alguien que ni siquiera sabe quien es. Entonces, podemos finjir por un segundo de que nada de esto pasó. - estuve a punto de decirle toda la verdad y de agarrarla antes de que se fuera, pero mi boca quedó inmivovil por el impacto de sus palabras, como una bala. Te paraliza. Yo escuchaba su llanto al correr y alejarse de mí. Me quedé ahí, indefenso, y los segundos transcurrieron tan lento como la mismisima evolución de todas las especies existentes. Pero dejé de pensar y patiné. Corrí hacia la salida y desesperado buscaba sus rastros.

- ¡Nina, Nina! - grite al verla sentada en unas de las mesas - ¿a donde se fué?

- a la plaza - dijo señalandome rapidamente - corre, es decir, patina.

Y eso mismo hice. Patiné, por nuestro pasado, nuestro presente y especialmente por nuestro futuro. Se dirigió directo al parque de diversiones que se encontraba cerca del muelle que estaba en el Rio de la Plata.

El mundo pasando en camara lenta, el aire sofocandome pero de todas maneras, yo seguía patinando a toda velocidad. Mi amor por ella merecía más que esto, así que patiné para salvarlo. Llegué al parque y la busqué entre la gente.

- ¡Luna! - no había respuesta, y me limité a pensar de que se había ido. Ya era tarde. Retrocedí perdido y me choqué con alguien. Ambos nos dimos la vuelta y era quien buscaba. Era curioso como siempre encontrabamos la manera de chocarnos, y ya no era una sorpresa para mí.

- ¿qué haces aquí?

- Necesito decirte algo - apoyé mis manos sobre mis rodillas tratando de recobrar mi respiración normal, mientras ella colocaba su mano en su cabeza.

- dimelo de una vez, porque yo no puedo seguir estando frente a tí y no dolerme.