Al diablo la sensatez

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Cuando menos me dí cuenta, me encontraba recostada en una manta roja sobre el suelo humedo en la noche. Matteo a mi lado con sus ojos cerrados y en un estado de calma que no creí que podría alcanzar. Pero a diferencia de él, a mi si me inquietaba una cosa: nuestro futuro.

A veces suelo pensar que basicamente no podemos vivir en el presente, porque siempre pensamos en nuestro futuro proximo en vez de concentrarnos en lo que estamos viviendo.

Me preocupa que cambien las cosas, que nuestro amor no sea tan fuerte como creemos. Al ser mi primer amor, no tengo idea si este perdurará porque no tengo experiencia alguna.

Sin embargo, vaya que se siente bien.

- ¿Me vas a contar que pasa contigo? - murmura, dandome un salto del susto.

- Eh.. nada importante. - volví a acomodarme en su pecho, despejando mi cara de un mechón revelde de cabello.

- Vamos, algo te pasa.

- ¿Acaso soy tan predecible?

- Digamos que si; te puedo leer como a un libro que leí mil veces. - confesó.

- ¿No te preocupa un poco lo que pueda suceder? Ya sabes, que será de nosotros el día de mañana. - levanté la vista, causandome un poco de dolor en el cuello. Arqueó las cejas y rió.

- La verdad es que no.

- ¿Como es que..? - relamí mi labio - ¿No eres humano?

- Claro que lo soy. - se enderezó, sentandose con las piernas cruzadas y enfrentandome. Imité su acción - Luna, estoy seguro de mis sentimientos por lo tanto no tengo de qué preocuparme de lo que pase. Además, soy de los que cree que todo lo que nos sucede tiene un propósito. No tienes por qué temer.

- Odio que siempre tengas razón.

- Es un dón - guiñó su ojo derecho con su típica cara de engreido Chico Fresa. La costumbre me envolvió así que solo le sonreí sarcasticamente. - Quiero llevarte a un lugar al que suelo ir, no se lo he mostrado a nadie y siendote sincero no tengo ni la menor duda de que con tu valentía vas a lograr llegar.

- ¿Por qué necesitaría valentía para llegar ahí?

- Ya entenderás. Solo debes estar igual de loco que yo como para llegar ahí.

- Al diablo la sensatez, yo voy.

- Eso quería escuchar. - se levantó rapidamente tomandome por sorpresa y me extendió la mano para que lo hiciera también. Un poco confundida tomé su mano y de un impulso mis pies ya eran mi centro de gravedad.

- ¿Qué? ¿Ahora?

- ¿Tu que crees? - sin previo aviso, empezó a correr saltando la reja que dividía la calle y el jardín. Hice lo que pude para alcanzarlo. Siguió corriendo, de vez en cuando mirando hacia atrás y riendose de mi lentitud cuando la respiración se lo permitía.

Mi corazón parecía estallar en mi pecho, pero sin embargo estaba decidida a continuar. Iría con él adonde valla y no importa lo dificil que sea.

Ya habíamos corrido unas diez cuadras y ya me estaba cuestionando si Matteo era humano o no.

Dejó de correr. Gracias a dios.

Me esperó al lado de una antena de unos 30 metros más o menos. "Por favor dime que no treparé esa cosa, por favor dime que no treparé esa cosa" me repetía a mi misma mientras trataba de llegar lo más lento posible con la mínima esperanza de que safara de esta.

- ¿Qué pasa Chica Delivery?

- ¿Qué pretendes hacer? - murmuré por lo bajo.

- Tú primero - Y sí, como me lo imaginaba, quería que yo subiera por las escaleras que llegaban finalmente a un balconcito en lo más alto de la antena. Ladeó su cabeza. Me armé de valor, relamí mis labios mirando mi objetivo y sin más comencé a trepar.

Él iba detrás mío cuidando cada movimiento que hacía. Confieso que me daba un poco de panico que con mi torpeza pisara mal un escalón o no me agarrara lo suficiente a la barandilla como para seguir subiendo. A más de la mitad del camino, miré hacia abajo y mi corazón se encojió, pero pronto miré a Matteo debajo mío disfrutando de la altura y esbocé una pequeña sonrisa. Sabía que Matteo era temerario, porque vamos, vive haciendo freestile, pero no a este punto. En cierta forma admiraba eso.

Me distraje y como temía, pisé mal un escalón. Mis brazos continuaron sostenidas a la barandilla mientras Matteo me ayudaba colocando mi pierna de nuevo en uno de los escalones. Suspiré aliviada pero traté de finjir tranquilidad ante mi casi-muerte.

- ¿Estás bien?

- Si - contesté en un tono aterrado que salió sin querer. Continué subiendo para demostrarle que sí podía.

Tan pronto llegamos, quedé pasmada ante la imagen de la cuidad de Buenos Aires desde allí. Me apoyé en una barandilla, por supuesto asegurandome antes de que esté firme.

- Es... increíble - dije con una sonrisa de asombro. Noté su mirada en mí y una carcajada salir de su boca.

- Sabía que te gustaría.

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⏰ Last updated: Feb 20, 2017 ⏰

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No habrá distancia que Cambie lo que siento por TiWhere stories live. Discover now