Arriegarse saltando al vacio del amor

6.1K 392 45
                                    

Confieso que estaba nerviosa. Después de todo, ¿quien no lo estaría?. Voy a presentarme oficialmente al padre de mi novio. Hay dios, ayúdame. Recordé que me había presentado como su amiga, y le mentí porque quería que Matteo esté ahí. Y no pudo, pues por el accidente. Además me acordé de sus palabras: "Con que Luna... Me han contado muchas cosas sobre ti". Respiré mientras ponía las agujetas del patín sobre la mesa, antes de colocarlos. "Luna, ya conoces a Enrique, ¿porqué tan nerviosa?" , me preguntaba a mi misma. Recordé tambien cuando dijo que había volado desde Italia para ese escandalo. No sabía si pensar que era un buen hombre o al contrario. Apoyé mis manos en la mesa y cerré mis ojos. De la nada, sentí unos brazos acorralarme por la cintura, detrás de mí. Salté y me dí la vuelta, muerta del miedo.

- ¡Matteo! ¡Que susto me diste! - le pegué y él desgraciado se reía de mí. Pasaron segundos, continuaba muriendo de la risa. - me voy a vengar Balsano, te lo advierto - y mi actuación de enojada se finalizó, ya que reí también con él.

- está bien - dijo sacandose una lagrima y agotandose sus carcajadas, no podía respirar de tanto reír. ¿Es normal que me alegrara? - ven aquí. - Me acorraló agilmente y yo traté de poner resistencia. Sin embargo me cansé, rindiendome en sus brazos. Colocó su frente sobre mi cabeza lo cual la verdad me hizo sentir protegida después de el susto que me había dado. - mi chica asustadiza.

- mi chico cruél, te odio.

- yo te amo. Pero si no me quieres, me voy. - me soltó sonriendo sarcásticamente. Por impulso, lo agarré del brazo aferrándolo hacia mí nuevamente.

- no, ahora no te vas nada, me lo debes.

- quien te entiende Chica Delivery.

- Simón.

- ¿que Simón ni que Simón? Tu eres mía - reí apartandome de él y mirándolo.

- no soy de nadie, Matteito. - quería molestarlo un poco.

- ¿ah sí? - empezó a hacerme cosquillas, conocía mis puntos debiles, cosa no muy favorecedora para mi situación. Me había quedado sin aire, así que no quedó otra que rendirme, otra vez.

- bueno, bueno, soy tuya. - mis palabras salieron lo más rápido posible de mi boca para no aguantar ni un segundo más esta tortura.

- ya me parecía. - movió su dedo índice adelante y luego atrás. Luego, aprobechó para tomar mi barbilla suavemente y darme un beso. Sonreí entre sus labios. Seguían casi juntos cuando emitió un susurro casi audible. - te tengo una propuesta señorita Valente.

- sea mas específico, se lo suplico.

- una tarde lejos de todo y de todos. Podemos irnos el sábado para estar juntos.

- que proposición tan tentadora, y con gusto acepto.

- será un honor para mí.

No sé en que momento habíamos pasado de las cosquillas a actuar "elegantemente". Tomó mi mano y le dió un beso. Su contacto con mi piel me hizo temblar y querer estar en sus brazos. Me miró de reojo mientras lo hacía, nunca entenderé por qué causa tanto efecto en mí. Sus ojos, siempre han sido como soñar despierta, y que me miren, era el mejor regalo. Que yo sea la única con la que vé de esa manera también me enloquese en cierta forma. También es necesario confesar de que me he vuelto dependiente de ello, y a veces tengo miedo de que si pirdo esa mirada, voy a decaer y no voy a volver a levantarme.

- A veces tengo miedo de perder esa mirada - se levantó dandome seguridad y dejó una caricia marcada en mi rostro.

- ¿a que se debe esto que me estas diciendo?

- A que te amo, - tomé su mano entrelazando nuestros dedos. - y que no quiero perderte por nada en el mundo.

- Siempre que lo quieras, esa mirada va a estar observándote desde cerca. El amor puede tener como consecuencia que camines ciego descubriendo sus beneficios y tambien sus defectos. Pero siempre que nos abrimos a ese camino, nos damos cuenta que hay que jugársela a veces por lo que uno siente, vale la pena. - su manera de ser profundo fué todo para que me derrita en su boca. Me acerqué tomandole el cuello y sí, nuestros labios hicieron contacto.

- puedes ser tan sabio cuando quieres. - le susurré al oido.

- yo lo soy siempre, Chica Delivery. No es ningún secreto - me reí separandome y volviendome a concentrar en colocar las agujetas de mis patines, aunque era dificil estando él a mi lado.

No habrá distancia que Cambie lo que siento por TiWhere stories live. Discover now