Ryeowook abrió los ojos con dolor, allí zambullido entre las cobijas se quedó mirando un punto en la nada, no tenía ánimos de levantarse, no quería hacer nada. La vida de pronto le parecía demasiado triste y dolorosa, un sin sentido que no hacía más que atormentarlo. Las lágrimas se acumularon en sus ojos como cada mañana y se deslizaron por su piel.
Se sentía agotado, cansado de la vida.
Un ardor recorrió nuevamente su cuerpo, quería bañarse para aliviar el dolor y olvidar por un corto lapso de tiempo el paso de ese hombre por su cuerpo. Sentía asco de sí mismo.
En aquella soledad se permitió llorar, el silencio se había convertido en la única compañía disponible. Le dolía el cuerpo, el alma, todo. Jong Woon lo hería, no importaba cuanto rogara o gritara que dolía, ni si quiera la sangre que manaba de su cuerpo le detenía. Nada le importaba. Por el contrario, parecía motivarlo a lastimarlo todavía más.
Cada noche era igual, la misma pesadilla. Jong Woon llegaba a la habitación y lo tomaba con salvajismo. Lo golpeaba si hacía algo indebido, o si quería lo ataba de manos y pies para impedirle movimientos. En ocasiones simplemente se detenía y le susurraba cosas dulces, pero cambiaba de pronto y retomaba su comportamiento.
Por otro lado tenía a las concubinas, aquellas mujeres no se cansaban de molestarlo y joderle la poca paz que podía sentir en el día. Estaba cansado.
Apretó las cobijas y mordió su labio llorando. Maldijo la fortuna que le habían otorgado los dioses ¿Por qué tenía que sufrir de ese modo? No lo merecía, él estaba allí para proteger a su pueblo, a Kyungsoo, nada más ¿Era egoísta hacerlo?
Odiaba a ese hombre. Y le quería. Era su esposo después de todo, el único hombre que lo había tocado hasta el momento y al único que miraba a los ojos. Aun en medio del dolor no podía dejar de pensar en sus ojos cuando chocaban, parecían brillar ¿Por qué?
La puerta se abrió dejando a ver a Taeyeon en el umbral, como siempre sonrió y se adentró animada para ayudarle.
— Joven hoy debe almorzar con su esposo y familia— Dijo haciendo una reverencia.
— No quiero ir— Dijo desganado sumergiéndose más en las cobijas mientras secaba las lágrimas.
Taeyeon le miró con ternura y se acercó al futón de su alteza. Cada mañana encontraba el mismo escenario del joven llorando, no soportaba verlo de ese modo. Le había comentado a la señora Cho-hee pero ella aseguró que no podían intervenir porque podría ser peor para él, entonces, ¿Qué era lo mejor?
— Joven, por favor no diga eso— Le ayudó incorporarse apretando los dientes al ver las mordidas en su pecho— Déjeme ayudarlo.
El menor se dejó como si fuera un muñeco, no quería discutir con nadie. Sólo quería dormir para nunca más despertar. Taeyeon lo condujo al baño y allí con sumo cuidado esparció un ungüento por sus heridas para darle alivio. Después le dio una infusión de hierbas para calmar el dolor del cuerpo y le hizo vestir un hanbok que le ayudara a cubrir las heridas.
Al terminar le sonrió con ternura, era un joven realmente hermoso y atractivo, tanto como Su alteza Jungsoo. El menor se mantuvo indiferente a su mirada y se apartó con sutileza.
— Quiero ir al templo a rezar.
Taeyeon se animó por su iniciativa.
— ¿Quiere que lo lleve?
El menor negó y pasó por su lado para salir de la habitación.
— Quiero estar solo — Corrió el shoji con delicadeza —No te preocupes, llegaré a la cena.
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i. El origen del amor
FanfictionMiles de leyendas han surgido en medio de la guerra y la destrucción, pero la realidad se limita a la existencia de un hombre que ha sido capaz de burlar a la muerte. Kim Ryeowook ha vivido en el reino de la familia Lee desde que tiene memoria...