Capítulo XXII

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El pelinegro se apresuró al ver los altos muros que se alzaban irrumpiendo en el paisaje, tomó aire e ignoró el temblor de cada fibra de su cuerpo. Con la mirada al frente continuó sus pasos hasta llegar a las puertas donde se hallaban dos soldados sosteniendo unas lanzas, estos al verlo las atravesaron obstaculizando su paso, con nerviosismo les dedicó una sonrisa amable, con la esperanza  de que aquello les hiciera bajar la guardia, pero no fue así.

Los hombres le miraron con recelo y sin esperarlo dirigieron las puntas de la lanza hacía él, alzó los brazos mostrando que no portaba ninguna arma, pero eso no era suficiente para ello, los soldados lo tomaron de las ropas y le ataron las manos. Había que llevarlo con el rey.

Suspiró, al menos estaba dentro.


Minha observaba a su hijo con cierto fastidio, Baekhyun leía atentamente una carta y sonreía con emoción. Realmente algo extraño, su hijo al terminar sacó un pergamino y empezó escribir en él con emoción contenida, murmurando cosas que no entendía. 

Aburrida se puso en pie y salió de allí pensando en las decisiones que iba a tomar, definitivamente haría algo contra Jong Woon, no importaba si le quitaba el reino, su objetivo se había disuelto y se había convertido en una ferviente obsesión por hacerle daño. Después del fiasco de la cena su ira había crecido, el hijo bastardo de Young se tomaba más atrevimientos, como el estúpido de Jungsoo.

Se encaminó por los pasillo rodeados de vegetación, con paso firme salió del palacio moviéndose por los jardines hasta llegar al sitio donde descansaban las concubinas. Se adentró en el sitio llamando la atención de las mujeres que se mostraron sorprendidas al verle allí, bajo el absoluto silencio continuó un poco desesperada.

Se movió con prisa hasta llegar a una habitación aromatizada con flores, corrió el shoji encontrándose con una mujer peinaba lentamente sus cabellos negros y tatareaba suavemente una canción,  la chica se detuvo al ver a la mujer por el reflejo del espejo y se giró haciendo una reverencia.

Señora Minha

—¿Cómo van las cosas con Ryeowook?—dijo, impaciente.

El semblante de la pelinegra cambió y de inmediato empezó a jugar con sus manos.

—Es difícil hallarlo solo—concluyó.

La nariz de Minha se arrugó.

—Tomaré eso como un no—la chica iba a defenderse pero se apresuró a sus palabras—Seré clara, Tifanny, sino puedes acudiré a otra concubina más inteligente, como por ejemplo Jiyeon.

—No haga eso—se apresuró con temor—, sólo debe darme algo de tiempo.

La paciencia que la mujer procuraba mantener desapareció.

—Entonces, apresúrate a separarlos—se agarró los cabellos desesperada—. Jong Woon lo ha defendido delante de nosotros.

  —Señora, eso no significa nada.— dijo, tratando de calmarla.

— Ryeowook va a quedar embarazado en cualquier momento— amenazó a la chica— Y si eso llega a suceder, tendrás que arreglártelas para que ese niño muera.

 Tiffany miró al suelo. Eso no iba a suceder, ella no lo iba a permitir. Su majestad debía compartir lecho con ella, no con ese insípido prisionero de guerra. Ella no iba a perder.

—Déjemelo a mí— le miró con dureza— Yo me encargaré de Ryeowook. 



El castaño se apartó rápidamente al chocar contra su esposo, Jong Woon sonrió sin mirarle y continuó concentrado en dar un ameno paseo por los jardines del palacio. Ryeowook procuraba mantenerse al margen, en no acelerar las cosas, no era como si el dolor pudiera olvidarse de un día para otro, tenía muchas inseguridades acerca de la relación y a pesar de que Jong Woon respetaba su espacio sabía que quería más.

i. El origen del amorWhere stories live. Discover now