SPICE! | RiLen

Te necesito, Rin

SPICE!
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Me preguntaron qué leía y respondí tus increíbles ojos
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La adorada tarde del viernes llegó, concluyendo la semana académica tan pesada. A pesar de que ocurrieron bastantes cosas positivas y sorprendentes, como la esperada apertura del salón de música y la quedada imprevista de Miku y Luka, también las hubo negativas, como el examen sorpresa de matemáticas que seguramente, suspendería. Sin embargo, también fue muy tenso fuera del ámbito académico. En casa, Len y yo apenas intercambiamos una palabra, dejándonos consumir en la tensión y en el silencio más absoluto. Aquello me mataba por dentro, sentía como si fuera solo "alguien" que estaba de paso.

Me detuve en mitad del pasillo cuando mi móvil vibró en mis manos. Sonreí levemente cuando vi el mensaje de WhatsApp de Akaito.

Charmander

Rin, recuerda que hoy está nuestra clase de ligoteo! 

Tengo una sorpresa para ti, por cierto, alguien que te va a ayudar más

Paso a recogerte dentro de quince minutos

Miedo me da la persona que elegiste, le escribí antes de continuar caminando hacia mi habitación. Lancé el móvil hacia mi cama antes de acercarme a mi armario y echar un vistazo a la ropa antes de optar por una camisa azul cielo que se ajustaba a mi torso, de manga corta, y unos vaqueros con varios cortes que dejaban a la vista mis pálidas piernas. Me miré al espejo que tenía en mi armario y arrugué mi nariz al verme. Giré un poco mi cuerpo, fijándome en mi culo, cubierto por la camisa. Mírate, si no te ligas a nadie. Las palabras de Len hicieron eco en mi mente, y fruncí el ceño. Sabía que aquellas palabras ocultaban un ''nadie se fija en ti'', lo que realmente me jodía. Te vas a tragar tus palabras, idiota Escondí mi camisa bajo mi pantalón, dejando mi culo a la vista. Dibujé una sonrisa torcida en mi rostro antes de ponerme con mi cabello, aunque únicamente coloqué mi típico lazo blanco, dándome un toque más dulce. Cogí mi móvil y una chaqueta fina antes de cerrar la puerta de mi cuarto y bajar hacia la entrada. Me puse mis nike blancas y cogí las llaves. Pero cuando iba a abrir la puerta, ésta ya se abrió, dando paso a mí hermano.

Él me observó antes de cerrar la puerta con lentitud. Yo tragué duro, desviando la mirada.

— ¿Vas a salir? —Asentí, incapaz de alzar la mirada. Pero a los pocos segundos, un olor me obligó a hacerlo. 

Arrugué mi nariz, olfateando. Ese olor... No me jodas que... Cuando miré a Len, él tenía la vista al suelo y parecía que se mordía la mejilla por dentro. Sabía que había notado el olor.

— Len, dime que no. —Le pedí, sacudiendo mi cabeza. Él siguió en silencio, atreviéndose a mirarme—. Len. —Insistí.

— Fue un cigarro, nada más.

Pestañeé varias veces.

— ¿Uno? ¡Hueles como si hubieras fumado veinte!

— Había mucha gente, Rin, se me habrá quedado el olor en la sudadera. —Le restó importancia antes de quitársela y mostrar una camisa negra.

Yo me froté el rostro, incapaz de creerle.

— Te estás pareciendo a papá. —Le escupí cuando pasó a mi lado. Él se detuvo enseguida—. Él bebía, tú bebes. Él fumaba, tú estás empezando. —Sonreí con ironía, notando constantes pinchazos en mi pecho. Tú me prometiste que no nos separaríamos como papá y mamá, pero lo estás consiguiendo quise soltarle, pero no pude. Toda la valentía la había usado para confesar lo primero.